Desprats, Francisco (Francesc). Prats, Francisco des. Orihuela (Alicante), c. 1454 – Roma (Italia), 9.IX.1504. Colector, nuncio, obispo de Catania, Astorga y León, cardenal.
Pertenecía a una familia emparentada en el siglo xiv con la rama valenciana de los Fenollet, afincada en Orihuela y vinculada a los Borja de Játiva (M. Batllori).
Francesc era el mayor de los tres hijos que tuvieron Gillem Desprats e Isabel Rosel. Se doctoró en ambos Derechos por la Universidad de Lérida y en 1480 obtuvo su primera canonjía en la colegiata de Orihuela. Pronto debió desplazarse a Roma, pues en 1481 aparece citado un tal Francisco “Dezrats” en la lista de familiaris et continuis comensaliis que el vicecanciller Rodrigo de Borja presentó a Sixto IV pidiendo en su favor ciertos beneficios (M. Vaquero Piñeiro). Éstos llegaron dos años después con la concesión de la iglesia parroquial de Almoradí (Cartagena) (1 de marzo de 1483), la dignidad de maestrescuela de Cartagena (10 de julio de 1486) y, hacia 1488, una cabiscolía en Barcelona y una canonjía en Valencia (J. Fernández Alonso).
Desprats no permaneció mucho tiempo en Roma, pues el cardenal Borja le envió a la Península Ibérica como tutor y administrador de su segundo hijo, Joan, para quien compró la baronía de Chella en agosto de 1484 (J. L. Pastor Zapata). Más adelante sustituyó a Bartomeu Vallescar como consejero del primogénito Pere Lluís (4 de marzo de 1487) y negoció junto con Jaume Serra sus esponsales con María Enríquez, prima hermana de Fernando II de Aragón, con los cuales se cerraban las heridas del reciente conflicto que había enfrentado al vicecanciller con los Reyes Católicos por el arzobispado de Sevilla (J. M.a Cruselles).
Tras el fallecimiento de Pere Lluís y su sustitución por su hermano Joan, el vicecanciller nombró a Desprats y a Francesc Rocamora tutores del nuevo duque de Gandía, poniéndoles al frente del patrimonio ducal y encargándoles la negociación del matrimonio con la prometida de su difunto hermano. En su nuevo cargo, Desprats realizó operaciones de engrandecimiento del ducado, como la compra de la baronía —limítrofe con Gandía— de Palma (29 de enero de 1491), y debió introducir a su hermano Jaume en los negocios del duque. Además Desprats actuó como agente del cardenal ante los Reyes, encargándose de negociar en la primavera de 1492 la conversión de la sede de Valencia en arzobispado (9 de julio de 1492).
Tras su elevación al pontificado, Alejandro VI le nombró nuntius et collector (4 de noviembre de 1492) en los dominios de los Reyes Católicos, atendiendo a su prudencia, solicitud y honradez. La misión de Desprats no se limitó a cobrar las rentas pertenecientes a la Cámara apostólica, pues enseguida se vio implicado en la reconciliación hispano-pontificia, tras el enfrentamiento que se había suscitado por el nombramiento pontificio de César Borja para la sede de Valencia y la abadía de Valldigna sin contar con el beneplácito de los Reyes. Desprats era consciente de que su misión no se mostraba acorde con su título de colector, pues a estas funciones fiscales añadía la obligación de residencia continuada y la competencia exclusiva en todos los asuntos diplomáticos en nombre del Papa, lo que le convertía de hecho en “el primer nuncio pontificio permanente de España” (J. Fernández Alonso).
Sin embargo, el Papa —intuyendo el recelo que podía suscitar en los Reyes la figura del nuncio— no le otorgó este título, manteniéndole con un discreto sueldo de 150 ducados anuales y una canonjía en Cartagena, concedida a finales de 1493, hasta que las insistentes quejas de Desprats lograron la rectoría de Cornella, una canonjía en Córdoba —hacia finales de 1494— y el nombramiento de protonotario apostólico (4 de agosto de 1495).
El oriolano desempeñó su cometido en la Corte de los Reyes Católicos durante once años, negociando con los soberanos todos los asuntos relacionados con la Santa Sede. De esta correspondencia se han conservado catorce despachos originales —datados entre noviembre de 1493 y diciembre de 1494—, la mayor parte de los cuales se dirigen al Papa, salvo tres que escribió al datario Joan Llopis, y otros dos al duque de Gandía, Joan de Borja (L. Tacchella). Esta importante documentación pone de manifiesto la polifacética diplomacia que mantenía Alejandro VI con los Reyes Católicos, abarcando una gran densidad de temas tanto eclesiásticos (provisión de las sedes episcopales, percepción de las rentas eclesiásticas, asuntos relativos al tribunal de la Inquisición, privilegios pontificios para la reforma de las órdenes religiosas) como políticos (alianza hispano-pontificia ante la invasión de Carlos VIII de Francia, política napolitana, cruzada antiturca, etc.) o familiares, especialmente la promoción del duque de Gandía, a quien Desprats debía introducir en la Corte para hacer efectivas las donaciones en rentas y señoríos prometidos por los Reyes. El nuncio tramitó documentos tan fundamentales como bulas de concesión de las Indias, el título de Reyes Católicos o las bulas de reforma, y fue además un puntual informador de cuanto ocurría en la Corte, incluidos secretos de Estado que prácticamente le convertían en un espía. Los Reyes eran conscientes de ello, de ahí que lo mantuviesen al margen de ciertas negociaciones —como el tratado de Tordesillas— o aprovecharan su mediación para hacer llegar al Papa sus reconvenciones por la escandalosa política familiar que practicaba (M. Batllori).
La labor de Desprats, tan eficaz en la consolidación de la alianza hispano-pontificia, se vio comprometida por la negativa de los Reyes a instalar a César Borja en el ducado de Gandía tras el fallecimiento de su hermano Joan, con la consiguiente renuncia al cardenalato.
El Papa trató de convencer a los Reyes enviando a la Corte a fray Bernardo Boïl y promocionando a Desprats con el obispado de Catania (14 de febrero de 1498). Los Reyes se opusieron a los planes del Papa, pero aceptaron el nombramiento del nuncio (20 de marzo de 1498), que destinó como procuradores de su nueva sede a fray Mateo Juvenio —prior de Santa María de Cava— y a fray Jacobo Orioles, prior de San Gregorio de Platia Benedictinis.
En enero de 1499 la tensión diplomática llegó hasta tal punto, que el rey Fernando cortó las comunicaciones del nuncio con Roma. Probablemente se restablecieron en los meses de verano, coincidiendo con el inicio de una paulatina reconciliación. Para vigilar las iniciativas reformadoras de la Corona, el Papa nombró a Desprats delegado para la dirección de la reforma de las órdenes religiosas (1 de septiembre de 1499), como había hecho dos años antes cuando le dio facultades compartidas con Cisneros para proceder contra los clérigos extranjeros que se trasladaban a la Península Ibérica sin causa justa (21 de noviembre de 1496). Por aquellos años Desprats permutó la sede de Catania por la de Astorga (9 de febrero de 1500) y poco después pasó a la de León (4 de diciembre de 1500) que conservó después de su promoción al cardenalato y de la que obtenía una renta anual de 4.000 ducados. Además, el nuncio se ocupaba de percibir y remitir a Roma las rentas que disfrutaban algunos familiares del Papa —como el propio César Borja o Joan Llopis—, en calidad de administradores de la sede de Coria entre 1496 y 1501.
En febrero de 1502 abandonó definitivamente la Península Ibérica y se trasladó a Roma con algunos encargos del Rey. Alejandro VI premió sus años de servicio nombrándole cardenal de San Sergio y Baco (31 de mayo de 1503) en aquella hornada de familiares suyos con la que pretendía asegurarse lealtades ante el enfrentamiento hispano-francés que desestabilizaba la península italiana. Desprats residió en Roma durante este tiempo participando en las ceremonias litúrgicas —incluidas las exequias del Papa—, y en los cónclaves de Pío III y Julio II formó parte de grupo de cardenales borgianos que dieron su voto a este último y negociaron la liberación de César a cambio de la entrega de las ciudades de la Romaña sometidas a él. Satisfecho de la labor de Desprats, Julio II le otorgó numerosos beneficios repartidos por Oviedo, Lérida, Elna, Tarragona, Toledo y León, que le proporcionaban más de 1.100 florines anuales. El cardenal también recibía pequeños encargos pontificios, como la solución del pleito de la abadía cisterciense de La Oliva que se disputaban dos pretendientes, mientras el Rey continuaba pidiéndole algunos favores, como la concesión de una canonjía de su iglesia de León para Alvar Pérez de Guzmán, hermano del clavero de Calatrava (2 de marzo de 1504). Pero Desprats no andaba bien de salud, pues en agosto de 1504 le diagnosticaron un “mal de flujo” —flujo de vientre, tal vez disentería— que le llevó a la tumba en la noche del 8 de septiembre de 1504 (A. Giustinian).
Sus restos fueron sepultados en la antigua iglesia de Santa María in Lauro —hoy Santa María de Loreto— en un mausoleo con una inscripción desparecida en el siglo xix y erigida por sus testamentarios Joan de Vera y Francisco de Borja. En ella se recordaba su origen ilustre, su integridad de vida, su singular doctrina y su prudencia como nuncio de Alejandro VI ante los Reyes Católicos.
Fuentes y bibl.: Real Academia de la Historia (Madrid), Colección Salazar, A-11, fol. 403r.
R. Pirri, Sicilia Sacra. Disquisitionibus et notitiis illustrata, Palermo, Arnaldo Forni Editore, 1753, pág. 551; A. Giustinian, Dispacci, ed. de P. Villari, vols. II-III, Florencia, Le Monnier, 1876; M. Sanudo, Diarii, ed. de R. Fulin, vols. I-IV, Venecia, 1879-1903; C. Eubel, Hierarchia Catholica Medii Aevi, vol. II, Patavii, Il Messaggero di S. Antonio, 1898-1923, págs. 25, 67, 98, 122 y 174; J. Burckhardt, Liber notarum ab anno 1483 usque ad annum 1506, ed. de E. Celani, vol. II, Città di Castello, Editrice S. Lapi, 1907-1942; J. Sanchis Sivera, “Algunos documentos y cartas privadas que pertenecieron al segundo duque de Gandía, don Juan de Borja. (Notas para la historia de Alejandro VI)”, en Anales del Instituto General y Técnico de Valencia, IV (1919), págs. 5-152; L. von Pastor, Storia dei Papi dalla fine del Medioevo, vol. III, Roma, Desclée & C. Editori Pontifici, 1942; A. Prieto Cantero, Patronato Real: (834-1851), Valladolid, Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, 1946; A. de la Torre y del Cerro, Documentos sobre las relaciones internacionales de los Reyes Católicos, vols. I-VI, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1949-1966; J. Fernández Alonso, “Don Francisco de Prats, primer nuncio permanente en España (1492-1503). Contribución al estudio de las relaciones entre España y la Santa Sede durante el pontificado de Alejandro VI”, en Anthologica Annua, 1 (1953), págs. 67-154; “Instrucción de Alejandro VI a fray Bernardo de Boyl como legado ante los Reyes Católicos, enero-marzo 1498”, en Cuadernos de Historia de España, 31-32 (1960), págs. 177 y 186; T. de Azcona, La elección y reforma del episcopado español en tiempos de los Reyes Católicos, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1960, págs. 30, 166 y 176; T. de Azcona y P. Blet, Histoire de la representation diplomatique du S. Siège des origines à l’aube du xixe siécle, Città del Vaticano, Archivio Vaticano, 1982, págs. 158-160; “Relaciones de Alejandro VI con los Reyes Católicos según el fondo Podocataro de Venecia”, en Miscellanea Historiae Pontificia, 50 (1983), págs. 145-172; J. Goñi Gaztambide, “Prats, Francisco des”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell, Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Suplemento I, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, 1987, págs. 618-619; J. L. Pastor Zapata, El Ducado de Gandía: un señorío valenciano en el tránsito de la Edad Media a la Moderna, Madrid, Universidad Complutense, 1990, págs. 391, 403 y 438; L. Tacchella, Alessandro VI e la nunziatura in Spagna di Francisco des Prats (1492-1503), Génova, Università di Genova- Facoltà di scienze politiche, 1994; M. Batllori, Obra completa, vol. IV: La família Borja, ed. de E. Duran y J. Solervicens, Valencia, Tres i Quatre, 1994; (ed.), De València a Roma. Cartes triades dels Borja, Barcelona, Quaderns Crema, 1998, págs. 128 y 145-146; P. Iradiel y J. M.a Cruselles, “El entorno eclesiástico de Alejandro VI. Notas sobre la formación de la clientela política borgiana (1429-1503)”, en M. Chiabò, S. Maddalo y M. Miglio (dirs.), Roma di fronte all’Europa al tempo di Alessandro VI. Atti del Convegno (Città del Vaticano- Roma, 1-4 dicèmbre 1999), Roma, Ministero per i Beni e le Attivita Culturali, 2001, págs. 53-54; M. Vaquero Piñeiro, “Valencianos en Roma durante el siglo xv: una presencia en torno a los Borja”, en M. González Valdoví y V. Pons Alòs (coords.), El hogar de los Borja: 2000 any Borja. Catálogo de la exposición (Xàtiva, Museu de l’Almodí, antic Hospital Major, del 16 de diciembre de 2000 al 28 de febrero de 2001), Valencia, Generalitat de Valencia, 2001, pág. 195; J. M.a Cruselles Gómez y D. Igual Luis, El duc Joan de Borja a Gandia. Els comptes de la banca Spannochi (1488-1496), Gandía, Centre d’Estudis i Inv. Comarcals Alfons el Vell, 2005, págs. 11-18; Á. Fernández de Córdova Miralles, Alejandro VI y los Reyes Católicos. Relaciones político-eclesiásticas (1492-1503), Roma, Edizioni Università della Santa Croce, 2005.
Álvaro Fernández de Córdoba Miralles