Entró muy joven a trabajar como cajista en la imprenta de Manuel Pujol. A los veinticinco años, decidió independizarse, crear su propia empresa y formar una familia casándose con Cándida Trelles y Casas. Entre 1851 y 1857 adquirió una clientela para la que se dedicó a la impresión de tarjetas, cartas y folletos de diversa índole, además de publicar la obra Los obispos de Mondoñedo de Sanjurjo y Pardo, que apareció en 1854. En el censo de 1852 no figura sólo como impresor, sino también como encuadernador y comerciante en libros.

En 1857 abrió una nueva etapa en su vida profesional con la publicación del primer periódico lucense, La Aurora del Miño, que llegó a editar treinta y dos números. Fue el inicio de una serie de publicaciones periódicas, entre ellas las de El Correo de Lugo (1860-1861), El Gallego (1867) o La Paz (1869). También inició la publicación del Calendario Gallego en 1857 y, a partir de 1858, de una serie de Almanaques anuales que tuvieron gran éxito popular. Como editor de libros, sus aportaciones fundamentales son la Historia de Galicia de Murguía (1865-1866) y la Gramática Gallega de Saco y Arce (1868). Como autor, su obra sobre la imprenta en Galicia, que firmó en 1868 como individuo de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, fue premiada por la Biblioteca Nacional. Su posición antiliberal le motivó dificultades empresariales a partir del Sexenio, período en el que triunfaron unas libertades políticas e ideológicas que no compartía. Entró, así, en una decadencia profesional que se prolongó hasta su muerte. Pese a su ideario reaccionario y filocarlista, fue un empresario arriesgado e innovador a quien se debe el primer plan editorial serio de Galicia. [...]