Santa Coloma, Gaspar de. Campijo (Álava), 6.I.1742 baut. – Buenos Aires (Argentina), 31.I.1816. Comerciante y funcionario.
Nació en el lugar del Campijo, jurisdicción de la Villa de Arciniega, Álava, donde fue bautizado el 6 de enero de 1742. Fue hijo de Juan Antonio de Santa Coloma y Palacio y de María Antonia Sollano y Santa Coloma. Cursó sus estudios en España y estuvo en la Corte madrileña hasta los 26 años. Una intriga palaciega le obligó por entonces a alejarse, razón por la cual se trasladó a Buenos Aires donde llegó el 15 de junio de 1768. Al poco tiempo comenzó a señalarse como importante vecino. Fue teniente segundo cónsul del Tribunal del Consulado, regidor general de huérfanos, síndico procurador general y alcalde. En 1781 casó con Flora de Azcuénaga y Basavilbaso. La dote y las arras aportadas a esa sociedad conyugal son prueba del poder económico de ambas familias, que fueron de las más ricas, poderosas e influyentes del Buenos Aires colonial. Don Gaspar contaba con numerosos amigos de importancia social y comercial, además de gran cantidad de clientes en España y en América. Su casa de comercio, de ramos generales, importaba y exportaba un sin fin de mercaderías, además de grandes cantidades de oro y plata.
En 1794 fue nombrado mayordomo de la catedral de Buenos Aires, a la que donó el primer altar de San Martín de Tours, patrono de la ciudad, y una casa para agrandar el templo. También entregó bienes y dinero a varias instituciones, entre ellas la Recoleta, los conventos de San Francisco y de la Merced, el Hospital de mujeres de San Miguel y la Santa Casa de Ejercicios en Buenos Aires. En 1806 fue elegido cabildante, cargo en el que se encontraba cuando se produjeron las invasiones inglesas. Colaboró entonces con dinero para el erario real y hospedó en su quinta de Quilmes a los miembros de la expedición venida de la Banda Oriental, que no pudo entrar en la ciudad por hallarse cercada. Cuando se produjo la Revolución de Mayo de 1810, Santa Coloma no intervino.
Ya anciano, se retiró a su hogar, donde se consagró a las prácticas religiosas. A su muerte fue sepultado en el Hospital de Hombres de San Miguel (hoy Ramos Mejía), del que había sido constante benefactor y al cual había donado un edificio. Fragmentos de muchas de las cartas de su copioso archivo se encuentran transcriptas y han sido la base de la obra de Enrique de Gandía Buenos Aires colonial.
Bibl.: E.de Gandia, Buenos Aires Colonial, Buenos Aires, Claridad, 1957; E. Williams Alzaga, Martín de Alzaga en la Reconquista y Defensa de Buenos Aires (1806-1807), Buenos Aires, Emecé, 1971, págs. 150-155, 161-164.
Isabel Josefa Las Heras Zamorano