El célebre pintor romano Ciro Ferri ejerció una notable influencia en el panorama pictórico europeo, lo que se observa, sobre todo, en la plástica catalana del settecento, a través de la decoración de sus obras más populares, la ornamentación de la cúpula de Santa Inés o el retablo de San Ambrosio; ambas en Roma, la primera es conocida en el ámbito catalán por haber sido grabada por el francés Nicolás Dorigny en ocho estampas, puestas en circulación por el impresor Gian Giacoino de Rossi, que influyó sobre diversos artistas catalanes locales, entre ellos Pau Priu.

De algunos aspectos de su vida no se sabe gran cosa. Natural o establecido en Barcelona, aparece documentado a partir de 1683. Trabajó con los pintores catalanes Joan Grau (padre e hijo) y Josep Vives. En 1700 ingresó en el Colegio de pintores de Barcelona. Entre 1703 y 1705, realizó el gran Gloria de Santa Eulalia y San Olegario –importante pintura barroca– de la volta (“bóveda”) de la sala capitular de la catedral de Barcelona; ambiciosa obra, de excelente decoración y de enorme vigor, ejecutada con exquisita técnica en unas fechas en las que se iniciaba una etapa de decadencia pictórica en la Península. [...]