Garay Oro, Miguel de. Mondragón (Guipúzcoa), s. XVII – Lima (Perú), 6.V.1695 post. Maestro albañil y alarife en Lima (Perú).
Fue hijo de Juan de Garay y de Magdalena Salturri, según detalló en una declaración de bienes efectuada en Lima, en 1687.
Son desconocidos los primeros datos de su vida y su etapa profesional inicial, debiendo haber llegado joven a las tierras peruanas, donde adquirió su formación en el oficio. Desarrolló su trayectoria laboral en la Ciudad de los Reyes (Lima, Perú) y en el mismo puerto de El Callao, del que fue vecino, lugares en los que realizó sus principales obras como maestro albañil.
Su primera labor documentada —hasta el momento— está fechada el 27 de marzo de 1656, año a partir del cual se suceden con continuidad en Lima diferentes trabajos; no tanto para las grandes obras de capillas, iglesias o campanarios que se levantaban en la ciudad, sino para la eficiente construcción de las celdas monásticas, las casas de vivienda y otras obras de uso civil.
El 22 de febrero de 1657, concertó con Pedro de Madueño, mayordomo del monasterio de las carmelitas descalzas de Santa Teresa, la obra para realizar la pila del claustro principal por un precio de 100 pesos, más lo que importaran los materiales necesarios. Se ocupó de traer el agua desde detrás del monasterio de Santa Clara el maestro de cañerías y alarife Juan de Mansilla.
En realidad, debía de haber trabajado con anterioridad en la obra de la catedral de Lima, tras el terremoto de 1655, según la carta de pago que extendió, el 14 de enero de 1658, por los arreglos ejecutados en la capilla de la Concepción. En el mismo templo catedralicio trabajó en algunas obras menores, como el pozo y el osario de la capilla de las Ánimas. Todas estas labores debieron quedar a satisfacción del maestro mayor de fábricas del templo que las supervisaba, el dominico fray Diego Maroto, quien le había elegido frente a otros candidatos. El 7 de octubre del mismo año, fue fiador en un préstamo extendido entre los maestros Manuel de Escobar y Francisco de Ibarra, con los que tuvo ciertas relaciones profesionales.
El 10 de mayo de 1660, concertó la realización de un tajamar para la chácara de Juan de Céspedes. Un poco después, en junio, cobró de manos del dominico Maroto el salario por algunas otras obras realizadas con anterioridad —como maestro y cantero— en el templo metropolitano; y el 21 de octubre del año siguiente, otorgó una carta de pago de 215 pesos al bachiller y presbítero Cristóbal de España por varios trabajos, entre ellos la cerca de la huerta que tenía arrendada al monasterio de la Limpia Concepción.
A diferencia de otros maestros afamados de la época, fue nombrado alarife por el Cabildo de la ciudad en tan sólo una ocasión, cargo que ejerció durante 1661, sin que repitiera tal desempeño a lo largo de sus cerca de cuarenta años de trayectoria laboral documentada.
Sin embargo, los encargos profesionales fueron constantes a lo largo de su vida.
En septiembre de 1662, aparece citado como testigo por el alarife Maroto frente a las calumnias difundidas sobre el trabajo del dominico, lo que fue determinante para la defensa de las tareas de éste frente a unas declaraciones del maestro Manuel de Escobar, que menospreciaban sus labores en las casas de la Inquisición. A partir de ese momento fue maestro cercano al quehacer de Maroto, por entonces el mejor artífice de la ciudad, firmando en su ayuda, junto a otros destacados artífices, el dictamen del 13 de noviembre de 1665, sobre la controvertida labor del fraile para la iglesia del Sagrario, informe que San Cristóbal Sebastián ha interpretado como un acto de desagravio frente a las insidias vertidas sobre el principal maestro del momento.
Otorgó una carta de fianza al maestro albañil Juan de Egoaguirre, el 15 de marzo de 1662, para que pudiera realizar la obra de los tajamares de la acequia principal del río.
Trabajó en algunos reparos para las casas del patronato de Juan Bautista Ordóñez, pues, el 2 de mayo de 1665, otorgó el recibo pertinente a su administrador, Juan Mateo de Mendoza, por las labores ejecutadas.
Al año siguiente, en octubre, extendió otro recibo a Juan Fernández Algaba por el pago de los 147 pesos que costaron los aderezos que había realizado para la vivienda de Diego Ruiz de León, situada en Callao.
Su principal labor fue la obra de la muralla del puerto del Callao, bajo las órdenes de Maroto, estando el 21 de julio de 1673 a su cargo. En tal fecha, otorgó carta de pago al capitán Francisco de Haro, depositario general, por un valor de 15.000 pesos. El 7 de diciembre de 1686, concedió una primera carta de pago, de 1.600 pesos, a Diego Hurtado de Mendoza por la obra de la capilla del puerto del Callao; y una segunda por valor de 37.000 pesos, precio en el que se adjudicó el remate de la obra de la muralla del puerto.
En 1674 participó en la tasación efectuada —junto a los maestros Manuel de Escobar, Francisco Cano Melgarejo y fray Diego Maroto— en la franciscana iglesia de la Soledad, construida por el alarife Pedro Fernández de Valdés.
Debió de casarse al año siguiente, en 1687, pues el 13 de enero realizaba por escrito la declaración de sus bienes antes de contraer matrimonio con Escolástica de Sosa, viuda del capitán Francisco de Tamayo. En tal declaración firmó con el título de capitán.
Vivió el terrible terremoto del año 1687 que asoló la ciudad limeña, aunque se desconozcan otros datos personales más allá de los proporcionados por su trabajo, como la tasación de varios desmontes o la reconstrucción de algunas obras. El 7 de septiembre de 1688, informó sobre la conveniencia de otorgar licencia a la abadesa del monasterio de Santa Clara, para que pudiera vender algunas casas que habían quedado arruinadas con el terremoto.
El 22 de junio de 1691, autorizó una carta de pago al mayordomo de la iglesia principal del puerto del Callao por las deudas de un pleito.
El 6 de mayo de 1695, cobró 300 pesos a cuenta de las obras en el presidio y muelle del mismo puerto, por los que extendió carta de pago. Se trata del último dato documentado de la vida del maestro.
Obras de ~: Arreglos en la capilla de la Concepción de la catedral, Lima, 1655-1660; Pila del claustro principal del monasterio de las carmelitas descalzas de Santa Teresa, Lima, 1657; Cerca de la huerta del monasterio de la Limpia Concepción, Lima, 1661; Reparos en la casas del patronato de Juan Bautista Ordóñez, Lima, 1665; Obras en la casa de Diego Ruiz de León, Lima, 1666; Muralla del puerto del Callao, Lima, 1673-1695.
Bibl.: J. Bernales Ballesteros, Lima, la ciudad y sus monumentos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1972, pág. 207; A. San Cristóbal Sebastián, “Los alarifes de la ciudad de Lima durante el siglo XVII”, en Laboratorio de Arte (Universidad de Sevilla), n.º 6 (1993), págs. 134-152; Fray Diego Maroto, Alarife de Lima, 1617-1696, Lima, Epígrafe, 1996, pág. 228; Manuel de Escobar, Alarife de Lima (1640- 1695), Lima, Universidad de San Martín de Porres, 2004, pág. 288.
María Dolores Crespo Rodríguez
