Muñoz Rojas, José Antonio. Antequera (Málaga), 9.X.1909 – 29.IX.2009. Poeta.
Hizo sus estudios colegiales primero en los jesuitas malagueños de San Estanislao de Kostka y luego en Madrid con los de Chamartín de la Rosa. Su formación religiosa familiar encontró así continuidad en la escolar. Estudió Derecho pero, para entonces, ya había aparecido la irresistible atracción de la poesía, tras el descubrimiento inicial de Antonio Machado —permanente faro de su vida literaria— y Juan Ramón Jiménez. Su primer libro, Versos de retorno —“¿De retorno?, ¿De qué retorno?”, preguntó Jorge Guillén en una carta al poeta de veinte años—, se inscribió en el ambiente de la nueva poesía del 27. Conoció a los miembros de aquel grupo, sobre todo a sus paisanos Emilio Prados y Manuel Altolaguirre y a los también malagueños de infancia Vicente Aleixandre y José Bergamín. Participó en la fundación de la Nueva Revista y contribuyó a la nerudiana Caballo verde para la poesía. Colaboró en otras como Isla, Los Cuatro Vientos, El Gallo Crisis o Cruz y Raya, donde aparecieron sus primeras traducciones de poetas ingleses como Hopkins y Thompson. En 1934 su libro Ardiente jinete obtuvo un 3.er Premio en el Nacional de Poesía, tras Aleixandre como ganador y Cernuda y Altolaguirre que compartieron el segundo. A comienzos de la década de 1930 tuvo cierta inclinación surrealista, quizá inducida por Vicente Aleixandre. En 1934 firmó el manifiesto de apoyo a Pablo Neruda. En 1936, la Guerra Civil lo encontró como lector en Cambridge, dedicado al estudio de sus queridos poetas metafísicos ingleses, sobre los que publicará estudios en sus Ensayos anglo-andaluces (1996). Conoció por entonces y admiró siempre a T. S. Eliot. Durante la guerra, ayudó como pudo a Miguel Hernández. Pasada la contienda, se casó con María Lourdes Bayo Alessandri y comenzó a administrar sus tierras de la Casería del Conde, en Antequera, permanente lugar de su palabra. Colaboró en Garcilaso, Escorial, Cántico o Papeles de Son Armadans. Fundó en Málaga la colección de poesía “A quien conmigo va”. Compartió con Rosales, Panero o Vivanco las inquietudes espirituales y religiosas, la nueva rehumanización de la poesía y el retorno a la clasicidad de las formas que ya habían apuntado antes de la guerra, olvidando así los juegos vanguardistas. En 1951 se trasladó con su familia, de siete hijos, a Madrid y trabajó hasta 1980 al frente de la Sociedad de Estudios y Publicaciones del Banco Urquijo, que dirigía su amigo Juan Lladó. Durante esos veinte años viajó mucho, como testimonia su diario Dejado ir (1995), quizá su libro de mayor hondura ascética y espiritual. Alternó sus viajes y su trabajo en la Sociedad de Estudios con sus temporadas en el campo de la Casería antequerana. En 1951 publicó la primera edición de su libro más celebrado en prosa, Las cosas del campo, extraordinaria colección de estampas y vivencias de la vida labradora y del fluir de las estaciones naturales, del que Dámaso Alonso dijo que era “el libro de prosa más bello y más emocionado que yo he leído desde que soy hombre”, señalando su parentesco con Platero y yo. En verso y en 1954 publicó sus Cantos a Rosa, sucesivamente ampliados en ediciones de la década de 1990, versos que atestiguan la flexibilidad e inmediatez que podían alcanzar, sin embargo, los más regulares endecasílabos. Durante las décadas de 1950 y 1960 escribió sus poemas de mayor preocupación trascendental, coleccionados en libros como Consolaciones, Oscuridad adentro y Lugares del corazón. En 1989, Cristóbal Cuevas editó su poesía más completa hasta esa fecha. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de 1998 por Objetos perdidos. Aún siguió publicando Entre otros olvidos (2001) y La voz que me llama (2005), asombrosas muestras de una palabra directa y en estado de gracia, capaz de despertar la emoción por lo más cotidiano y por la continua compañía de las ausencias. En 2002 obtuvo el XI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y fue publicada la antología Yo sólo sé nombrarte.
Dos han sido los manantiales inspiradores de su obra y dos los grupos generacionales con los que tuvo relación de amistad y literatura. El puente y la mediación, son, por ello, figuras de la condición de este escritor siempre llamado por un sentimiento de arraigo en la tierra y el campo propios, y a la vez por la trascendencia espiritual, la plegaria y la esperanza. La desaparición de las personas y lugares más queridos, ya fueran la temprana de su madre en 1911, el asesinato en la guerra de su hermano Javier o la destrucción de la casa de su infancia, impregnaron su mundo de ausencias y presencias entrelazadas. A su evocación, hecha a medias de recuerdo y olvido, ha dedicado muchos versos pero, sobre todo, sus mejores páginas en prosa. Son ejemplares por eso las de Las musarañas o las de Las sombras, así como las narraciones de Historias de familia o las semblanzas de Amigos y maestros.
Obras de ~: Versos de retorno, Málaga, 1929; Sonetos de amor por un poeta indiferente, Málaga, Meridiano, 1942; Abril del alma, Madrid, Adonais, Editorial Hispánica, 1943; Las cosas del campo, Málaga, Arroyo de los Ángeles, 1951 (eds. aumentadas: Ínsula, 1951; Destino, 1976; Pre-Textos, 2002); Cantos a Rosa, Rialp, Adonais, 1954 (con “Nuevos” y “Novísimos” Cantos a Rosa, en Pre-Textos, 1999); Las musarañas, Madrid, Revista de Occidente, 1957 (eds. en Destino, 1976; Pre-textos, 2002); Lugares del corazón en nueve sonetos que lo celebran, Málaga, Cuadernos de María Cristina, 1962; Las sombras, (con Las cosas del campo y Las musarañas), Destino, 1976 (ed. Diputación Provincial de Málaga, 2005); Antequera, norte de mi pluma, Antequera, Caja de Ahorros de Antequera, 1977; Cuentos surrealistas, Madrid, Turner, 1979; Poesía 1929-1980, ed. Cristóbal Cuevas, Málaga, Diputación Provincial, 1989 [en esta edición se publicaron por primera vez los siguientes libros inéditos: Ardiente jinete (1934); Canciones (1933-1940); Al dulce son de Dios; Dedicatorias y divertimentos; Cancionero de la Casería (1940-1951); Consolaciones (1955-1965); Oscuridad adentro (1950-1980)]; Amigos y maestros, Valencia, Pre-Textos, 1992; La gran musaraña, Valencia, Pre-Textos, 1994; Dejado ir (estancias y viajes), Valencia, Pre-Textos, 1995; Ensayos anglo-andaluces, Valencia, Pre-textos, 1996; Objetos perdidos, Valencia, Pre-Textos, 1997; La rebusca, Málaga, Imprenta Sur, 1998; Historias de familia, Valencia, Pre-textos, 2000; Entre otros olvidos, Valencia, Pre- Textos, 2001; Yo sólo sé nombrarte (antología), Salamanca, Patrimonio Nacional, 2002; Canciones, Benalmádena, Ediciones de Aquí, 2002; Rescoldos, Sevilla, Point de Lunettes, 2005; Textos poéticos (1929-2005), Madrid, Cátedra, 2006; El comendador, Valencia, Pre-Textos, 2006; Obra completa en verso, est. y ed. de C. Martínez Mesa, Valencia-Madrid, Pretextos-Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2008.
Bibl.: E. Giménez Caballero, “Versos de retorno, de José Antonio Muñoz Rojas”, en La Gaceta Literaria (Madrid), 1 de mayo de 1929; G. Diego, “José Antonio Muñoz Rojas”, en Panorama poético español, Radio Nacional de España, XLVI, 1945 (se publicó ese mismo año en ABC); D. Alonso, “Carta a José Antonio Muñoz Rojas”, en Ínsula, n.º 76 (abril de 1952); V. Aleixandre, “José Antonio Muñoz Rojas, señor andaluz”, en Ínsula, n.º 109 (enero de 1955); R. de Garciasol, “José Antonio Muñoz Rojas: Cantos a Rosa”, en Ínsula, n.º 111 (marzo de 1955); L. Panero, “Un género andaluz”, en Blanco y Negro (Madrid), 4 de enero de 1958; J. L. Cano, “José Antonio Muñoz Rojas y la poesía de su prosa”, en Poesía española del siglo XX, Madrid, Guadarrama, 1960; F. López Estrada, “A manera de prólogo”, en Antequera, norte de mi pluma, Antequera, 1977; F. Ortiz, “José Antonio Muñoz Rojas, poeta en verso y prosa”, en La estirpe de Bécquer, Granada, 1985; C. Cuevas, en Poesía 1929-1980, Málaga, Diputación Provincial, 1989; F. Ruiz Noguera, “El equilibrio horaciano de Muñoz Rojas”, en Quimera (Barcelona), n.os 218-219 (julio- agosto de 2002); E. Velasco Marcos, “Perpetuo asombro”, estudio introductorio a la antología Yo sólo sé nombrarte, Salamanca, 2002; E. Andrés Ruiz, “Muñoz Rojas y a su decir”, en Renacimiento (Sevilla), n.os 41-42 (invierno de 2003); R. Ballesteros, J. Neira y F. Ruiz Noguera, Textos poéticos, Madrid, Cátedra, 2005; V. Aleixandre, Cartas de Vicente Aleixandre a José Antonio Muñoz Rojas (1937-1984), Valencia, Pre-textos, 2005; G. Anes y Álvarez de Castrillón y A. Gómez Mendoza, Cultura sin libertad. La Sociedad de Estudios y Publicaciones (1947-1980), introd. de J. A. Muñoz Rojas, Valencia, Pre-Textos, 2009; M. Martínez Cuadrado, “José Antonio Muñoz Rojas: poeta, mecenas, europeo universal”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (Madrid), t. CCVI, cuad. III (septiembre-diciembre de 2009), págs. 465-468.
Enrique Andrés Ruiz