Jugador a los dieciséis años del Santuchu, modesto club bilbaíno de barriada, pasó luego por el Begoña, barrio bilbaíno donde había nacido, y, más tarde, por el Acero de Olaveaga y el Erandio, hasta desembocar en el Atlético de Bilbao días antes de cumplir veinte años. Diez temporadas después, en 1960, cuando había realizado ya doscientas treinta y seis presencias en el Campeonato Nacional de Liga y anotado siete goles, la directiva bilbaína aceptó traspasarlo al Barcelona por 5.000.000 de pesetas, más los derechos federativos del navarro Areta III. Aquel dinero sirvió para construir una tribuna en San Mamés que habría de permanecer en pie hasta la remodelación del estadio, en vísperas del Campeonato Mundial de 1982, celebrado en España. Como jugador del Barcelona aún desarrolló cinco meritorias campañas, saltando al campo en ciento cincuenta y cinco ocasiones y marcando cinco goles más. Cuando pensaba abandonar la práctica deportiva, no supo resistirse a una oferta del Málaga, con cuya camiseta se despidió en 1966, tras haber disputado dieciséis partidos de Liga. Internacional B en una ocasión y absoluto veintinueve veces más, cantando un gol obtenido frente a Holanda. [...]