Resulta desconcertante que una persona tan popular en Madrid durante más de tres lustros dejara tan poco rastro documental. Según algunas fuentes, había nacido en Ricla (Zaragoza), sin que en este pueblo haya ninguna huella registral de tal hecho. Y su muerte en Barcelona, en el filo del final de la Guerra Civil, también tiene más de un interrogante.

Sea como fuera, su madre tenía un floreciente establecimiento de coloniales y pastelería en Madrid y él se entregó de lleno a la pasión futbolística. En 1904 ingresó como jugador en el Real Madrid, aun cuando no llegó a debutar en el primer equipo. En 1908 era secretario de la junta directiva. Inesperadamente, en 1910, se pasó al madrileño club rival, el Athletic de Madrid, que en aquellos momentos era “sucursal” autónoma del Athletic de Bilbao. Pronto se hizo un hueco en la junta directiva, donde desarrolló una febril actividad; tanta, que fue elegido presidente de la entidad en septiembre de 1912. Bajo su mandato se inauguró el nuevo campo del club, en O’Donnell, en diciembre de 1913. En abril de 1919 fue relevado de la presidencia. Necesitaba dedicarse a estabilizar su negocio, pues su generosidad con el Athletic era tanta que su economía se resintió enormemente. [...]