Melgarejo y Rojas, Francisco Javier de. Madrid, 1733 – Ferrol (La Coruña), 21.VII.1820. Marino ilustre y teniente general de la Armada.
Nació en el seno de una familia noble y acomodada por ambas ramas, residente en la Villa y Corte, aunque originaria de Jaén. Su padre, Luis Melgarejo y Quiroga, fue caballerizo de campo de Su Majestad, y su madre, Isabel de Rojas y Contreras, fue hija de un consejero del Real y Supremo Consejo de Castilla.
Su hermano Joaquín fue caballero de la Orden de Calatrava y paje guión real de Su Majestad y su tío materno, Diego de Rojas fue obispo de Cartagena, del hábito de la Orden de Calatrava y gobernador del Real y Supremo Consejo de Castilla. Pasó su juventud en la casa familiar de Madrid, sin ningún hecho que destacar. Realizó los mismos estudios que los jóvenes de la época de su mismo linaje y se dedicó a la carrera de las Armas, aunque más tarde entraría al servicio de la Marina por su especial afición a las cosas de la mar. Sentó plaza de guardia marina en el departamento de Cádiz (12 de diciembre de 1753), después de aprobar sus estudios elementales, embarcó para realizar su primera campaña en el navío Europa.
Salió con su buque para efectuar vigilancia entre los cabos de San Vicente y Santa María, con el objetivo de proteger la recalada de los barcos procedentes de América. Algún tiempo después, pasó a la fragata Juno (28 de enero de 1756), con la que cambió de base de Cádiz a Cartagena, para a su llegada transbordar al jabeque Catalán (11 de marzo de 1756), en el que efectuó operaciones de corso contra los moros y, al terminar, se reincorporó al departamento de Cádiz a bordo del navío Tridente (30 de enero de 1757). Al poco tiempo volvió a embarcar sucesivamente en los navíos Reina, Fénix y Monarca, de la escuadra que mandaba Andrés Regio, con los cuales efectuó vigilancias sobre las costas del propio departamento, hasta que por su ascenso a alférez de fragata (18 de febrero de 1760) tuvo que desembarcar. En dicho empleo navegó por el Mediterráneo y el océano en los navíos Firme, San Felipe y Héctor, y transportó tropas a las diferentes plazas que se encontraban implicadas en guerra. En 1761, embarcó en la fragata Vitoria, en la que realizó un transporte de municiones y pertrechos a Buenos Aires, quedando estacionada en el apostadero de Montevideo. Con dicha fragata sostuvo en el puerto de Colonia del Sacramento un duro combate con un navío de sesenta cañones y una fragata de cuarenta cañones, de quienes se defendió por espacio de tres horas y media, no logrando los ingleses apresar la fragata como era su intención (6 de enero de 1763); sin embargo, el día 8 del mismo mes, cuando se dirigía el buque a Montevideo, naufragó y se perdió en el banco inglés. En el Consejo de Guerra que juzgó este acontecimiento, se declararon libres de todo cargo al comandante y a los oficiales de la Vitoria por haber cumplido sus deberes y considerarse el siniestro como un incidente inevitable de la mar. Volvió a la Península en un buque mercante y obtuvo el ascenso a alférez de navío (15 de enero de 1766).
Hizo el servicio en tierra, y por el incremento que en aquel tiempo tuvo el cuerpo, ascendió a teniente de fragata (17 de noviembre de 1767), embarcando primero en el navío Princesa y luego en el navío Terrible, donde hizo vigilancias y comisiones en el departamento de Cádiz, pasando finalmente a la fragata Santa Catalina, donde se trasladó, de nuevo, a Buenos Aires. Allí trasbordó a la Industria y salió con la expedición del general Bucarelli, virrey de las provincias del Río de la Plata, para desalojar a los ingleses de Puerto Egmont, en las Islas Malvinas, donde se habían establecido; una vez conseguido, regresó la expedición a Montevideo y, al llegar, retornó a la fragata Santa Catalina y trajo a la Península la noticia del resultado de dicha expedición, llegando a Ferrol, donde desembarcó (1 de octubre de 1770). A los pocos días se le destinó al navío San Isidro, con el cual, y los también navíos San Agustín y Firme, efectuó vigilancias en las costas de Galicia y Cantabria, hasta su ascenso a teniente de navío (13 de enero de 1771). En seguida pasó al departamento de Cádiz.
Embarcó en la fragata Venus (28 de octubre de 1771), con la que hizo viajes a las islas Filipinas hasta su desembarco en Cádiz (22 de julio de 1773). A continuación, obtuvo destino en la fragata Santa Rosalía (1 de enero de 1774), mandada por el capitán de navío Juan de Lángara, que debía salir a hacer observaciones de longitud durante seis meses, regresando a Cádiz el 20 de agosto y siendo inmediatamente desembarcado por haber ascendido a capitán de fragata el 16 de mayo anterior. Ya Melgarejo con la categoría de jefe, obtuvo su primer mando en la mar, la fragata Rosa (18 de marzo de 1775), perteneciente a la escuadra del general Antonio Barceló, con la que hizo la expedición de Argel y a su vuelta a Cádiz cesó en el mando (29 de octubre de 1775). Inmediatamente, embarcó de segundo comandante del navío San Eugenio, con el que efectuó pruebas con los navíos Oriente y San Miguel, una campaña de evoluciones, una vigilancia de las islas Canarias y otra en la costa de Berbería; al final arribó a Cartagena y se reincorporó a su base de Cádiz, en donde transbordó al navío Rayo (19 de enero de 1778) para servir interinamente el cargo de mayor general de la escuadra de Miguel Gastón y volviendo a su destino al presentarse el titular Juan Tomaseo. Pasó con el mismo cargo al Vencedor, donde obtuvo su ascenso a capitán de navío (13 e mayo de 1779).
A los pocos días de su ascenso (24 de mayo de 1779), se le confirió el mando del navío Fénix, de ochenta cañones y perteneciente a la escuadra de Juan de Lángara, con la que navegó por el Mediterráneo y cuando pasó al océano sostuvo un duro combate en el cabo de Santa María (16 de enero de 1780) con la escuadra inglesa del almirante Rodney. La escuadra española estaba constituida por once navíos y la inglesa por treinta y tres, por consiguiente el general Lángara se batió en retirada, atrayendo sobre el buque insignia lo principal del combate para que los demás consiguieran escapar; durante cinco horas se batió contra cinco ingleses del mayor porte que disponían.
El general fue herido, también Melgarejo, el segundo comandante y gran parte de la dotación. Melgarejo fue conducido a Gibraltar, de donde se le permitió pasar a Cádiz, bajo palabra de honor, hasta que fuese canjeado. Por su comportamiento en el combate y la recomendación especial de su general, se le promovió al empleo de brigadier (13 de febrero de 1780).
Mientras obtuvo el canje, se le comisionó para la venta del gran convoy inglés de cincuenta y cinco velas apresado por la escuadra de Luis de Córdova. Por fin, se le destinó para continuar sus servicios en el departamento de Ferrol (22 de marzo de 1782) y allí se le confirió el mando del navío San Fermín (20 de abril), que se hallaba en el puerto de Pasajes. Antes de tomar posesión se le ordenó que presenciase en La Cabada las pruebas de la nueva artillería de aquella fábrica. Con su navío salió de Pasajes para Ferrol y después al departamento de Cádiz, donde llegó el 14 de diciembre de 1782. A consecuencia de la firma de la paz con Inglaterra se desarmó la escuadra y entregó su buque en el arsenal de La Carraca (12 de abril de 1783). Esta vez tuvo que esperar más tiempo para que se confiriera un nuevo mando, fue el navío Astuto (1 de junio de 1785) y con él y las fragatas Tecla, Bibiana, Balbina y la urca Regla, formando una división, salió para el reino de Nueva Granada transportando al regimiento de infantería de la Princesa, dejándolo en Cartagena de Indias y regresando a Cádiz (30 de septiembre). A continuación, realizó otras comisiones de importancia en el océano y Mediterráneo hasta que por ascenso a jefe de escuadra (14 de enero de 1789) cesó en el mando.
Al declararse la guerra a la República Francesa se le dio el mando de una escuadra compuesta de seis navíos, que se armó en Ferrol, destinada a incorporarse a la que en el Mediterráneo mandaba Francisco de Borja. Melgarejo arboló su insignia en el San Eugenio y salió para Cartagena (26 de febrero de 1793), donde se incorporó a dicha escuadra, en la que quedó de general subordinado. A los pocos días, dicha armada, constituida por veinticuatro navíos y nueve fragatas, salió de campaña para el golfo de Parma en Cerdeña con el objetivo de buscar y destruir la escuadra enemiga y reconquistar las islas de San Pedro y San Antioco, que pertenecían al rey de Cerdeña y ahora estaban en poder de los republicanos franceses. En la travesía apresó la fragata francesa Helene, de treinta y cuatro cañones, que luego prestó servicio en la Armada española con el nombre de Sirena. Sin embargo, no sucedió lo mismo con la denominada Richmond, que estaba fondeada cerca de la costa, porque su comandante al avistar la escuadra española prendió fuego. Seguidamente se tomaron las islas señaladas con la captura de ciento cuatro cañones de todos los calibres, cantidad considerable de pertrechos, víveres y mil doscientos veinticinco prisioneros; para a continuación ser entregadas a los comisionados del rey de Cerdeña, después de haber arbolado el pabellón español. Pasó enseguida la escuadra a Barcelona para dejar los prisioneros y sin prácticamente demora se dirigió a la entrada de Tolón y costas de Provenza en persecución de los franceses, objetivo principal de su misión. Siguió la escuadra de vigilancia en dicha costa, así como en las de Génova y Córcega, no permitiendo la salida a la mar de las fuerzas navales republicanas; apoyó también la escuadra de Borja las operaciones de los ejércitos piamonteses y napolitanos en las riberas del Var y fue el motivo de que empezase a organizarse la contrarrevolución a favor de Luis XVIII en Marsella y Tolón. Al fin tuvo que abandonar su importante cometido a causa de una epidemia que prendió en las dotaciones, de tal modo que al llegar a Cartagena hubo de desembarcar a tres mil enfermos. En esta campaña se distinguió Melgarejo al frente de su división en cuantos cometidos le confió el general Borja y, en las operaciones, demostró sus cualidades mandando en la mar, unidas a un espíritu y actividad incansable. Siguió con la citada escuadra en demanda de Cádiz y a la llegada cesó en el mando en 1794 por haber sido nombrado tercer jefe de la escuadra del Mediterráneo. Se trasladó a Cartagena a bordo de la fragata Rosa y a su llegada arboló su insignia en el navío de tres puentes Mejicano, de dicha escuadra, que estaba bajo mando de Juan de Lángara. Participó en las operaciones que la escuadra realizó en Rosas, Santa Margarita y las islas Hyeres, así como en el apresamiento de la fragata Iphigenie y en las vigilancias, hasta su ascenso a teniente general (25 de diciembre de 1794), siendo destinado al departamento de Ferrol y nombrado vocal de la Junta del mismo.
Allí continuó hasta el año 1799, que se le confió en mando de una escuadra de seis navíos, varias fragatas y buques menores, con los que, arbolando su insignia en el navío de tres puentes Real Carlos, transportó a Rochefort el cuerpo de tropas mandado por el general O’Farrell. En dicho puerto rechazó los ataques de la escuadra inglesa, de superior fuerza, que después mantuvo un bloqueo. Al tener Melgarejo la orden de regresar a España, aprovechó la oportunidad de un furioso huracán, en que los buques ingleses se apartaron de la bocana del puerto, y se hizo a la mar con toda su escuadra, esquivando la vigilancia enemiga y siguiendo una derrota alejada de la costa consiguió alcanzar la ría de Ferrol sin daño alguno. Esta campaña fue muy celebrada por aquel entonces, no sólo por el empeño de los ingleses de apresar la escuadra española, vista la agresiva defensa que hizo en Rochefort, sino por tener Melgarejo que adecuar la velocidad de sus buques, a la muy pequeña del navío Castilla, que estaba en muy malas condiciones marineras.
A su llegada a Ferrol entregó el mando de la escuadra al teniente general Juan Joaquín Moreno y Melgarejo tomó posesión del Departamento, interinamente, por ausentarse el capitán general Félix de Tejada. En este destino se hallaba cuando la ciudad y el departamento fueron atacados por una fuerte expedición inglesa que desembarcó en la playa de Doniños (25 de agosto de 1800), con intención de tomar de revés la entrada de la ría, meter sus buques y destruir el arsenal y la escuadra, ya que no habían podido hacerlo en Rochefort.
A las acertadas decisiones de Melgarejo y su compenetración con el general de la escuadra Moreno (cuyas fuerzas fueron las primeras en enfrentarse, en tierra, con los ingleses) y el comandante general de los campos volantes de Galicia, conde de Donadío, se debió la resistencia que se le opuso a los invasores y que éstos se vieran obligados a reembarcar en la mañana del 27 de agosto con grandes pérdidas de personal.
El general y las demás autoridades fueron felicitados por S. M. por su actuación. Continuó en Ferrol, unas veces desempeñando el mando interino del departamento y otras veces con el cometido de vocal de la Junta, hasta que invadida y tomada la ciudad por el ejército francés en 1809, se evadió furtivamente de ella con riesgo de su vida, a pesar de su avanzada edad y de los achaques, no volviendo hasta que los franceses fueron obligados a desalojarla.
En 1814 a la vuelta del rey Fernando VII de su cautiverio en Francia, fue nombrado capitán general en propiedad del departamento de Ferrol, concediéndole al año siguiente, cuando fue instituida la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, la Gran Cruz de dicha Orden, y más adelante la Gran Cruz de Carlos III. Melgarejo era desde subalterno caballero de la Orden de Calatrava y durante su carrera obtuvo la encomienda de Guadalerza en la misma Orden. Continuó desempeñando la Capitanía General del Departamento hasta su fallecimiento de muerte natural en la capital departamental, tras sesenta y siete años de servicios a su patria.
Fuentes y bibl.: Archivo-Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Exp. personal, leg. 620/730, 1821.
F. P. Pavía y Pavía, Galería Biográfica de los Generales de Marina, t. II, Madrid, 1873, págs. 493-500; D. de la Válgoma y Barón de Finestrat, Real Compañía de guardias marina y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes, t. I, Madrid, Instituto Histórico de la Marina, 1955, pág. 65, asiento 1124; C. Martínez-Valverde, “Biografía de Francisco Javier de Melgarejo”, en Enciclopedia general del mar, t. V, Barcelona, Ediciones Garriga, 1957, págs. 1101-1102; F. González de Canales, “Biografía del teniente general de la Armada Francisco Javier de Melgarejo”, en Catálogo de pinturas del Museo Naval, t. II, Madrid, 2000, págs. 198-199.
José María Madueño Galán