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Roque Guruceta y Aguado

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Biografía

Guruceta y Aguado, Roque. Cádiz, 1771 – Madrid, 14.VII.1854. Teniente general de la Real Armada.

Sentó plaza de guardia marina en la Real Compañía del Departamento de Cádiz el 14 de mayo de 1787.

En ese empleo estuvo embarcado en la fragata Santa Cecilia con la que, en febrero de 1788, realizó una comisión para el intercambio de embajadores entre Marruecos y la Sublime Puerta, ascendiendo a alférez de fragata el día 5 de abril de 1788. Tras esa comisión diplomática su fragata, en unión del bergantín Ardilla, realizó otra comisión científica hidrografiando las costas de Chipre y Palestina.

Como todos los oficiales de aquel tiempo, estuvo constantemente embarcado en diferentes navíos, participando tanto en las campañas atlánticas como en las de represión de la piratería en el Mediterráneo.

Esta última comenzó a remitir a partir de las firmas de los tratados de paz, primero con el sultán otomano, 14 de septiembre de 1782, y, por fin, con el Dey de Argel en julio de 1785.

Ascendió a alférez de navío el 17 de enero de 1792 y, destinado en el bergantín Infante, participó en la toma y sitio de Tolón de 1793.

En 1794 embarcó en el navío San Agustín, del cual, tras efectuar diversas comisiones por el Mediterráneo, desembarcó por enfermo.

Una vez repuesto de su enfermedad, embarcó en Ferrol en diversas embarcaciones menores, todas ellas pertenecientes a la escuadra de Juan de Lángara, ascendiendo a teniente de fragata el 27 de agosto de 1796.

De nuevo en guerra contra la Gran Bretaña, embarcó, en Cartagena en el bergantín Vigilante, de la escuadra del mando de José de Córdova y Ramos, con lo que le tocó ser testigo del desgraciado combate de cabo San Vicente (14 de febrero de 1797).

Tras diversos embarques en los navíos Intrépido y San Joaquín, de la escuadra de José de Mazarredo que defendió Cádiz de los ingleses, y estuvo, después, en el encierro de la escuadra española en Brest hasta 1801 en que, por enfermo, se restituyó a Cádiz, donde ascendió a teniente de navío con fecha 5 de octubre de 1802 con motivo de la gran promoción efectuada por la boda del príncipe de Asturias (futuro Fernando VII).

Tras un año destinado en las fuerzas sutiles de Algeciras, donde mandó la lancha n.º 1 y el cañonero n.º 4, operando en varias ocasiones contra buques ingleses de Gibraltar; en agosto de 1805 embarcó en el navío Bahama al mando de Dionisio Alcalá Galiano e integrado en la escuadra de Federico Gravina, por lo que estuvo presente en el combate de Trafalgar, ejerciendo el destino de oficial de maniobra de su navío y mereciendo su conducta las notas de bravo e inteligente. Tras calamitosas vicisitudes, el Bahama terminó por naufragar en aguas vecinas a Gibraltar, adonde llegó Roque Guruceta prisionero siendo enseguida restituido a Cádiz.

Hasta el día 9 de septiembre de 1805, en que ascendió a capitán de fragata, estuvo embarcado en la fragata Flora.

En su nuevo empleo, embarcó de segundo comandante en el Vencedor, del cual pasó con el mismo destino al Argonauta, en este último se halló a las órdenes del brigadier Ramón Topete en el combate y rendición de la escuadra francesa (los supervivientes de Trafalgar) del almirante Rosilla, en la bahía de Cádiz, entre los días 9 y 14 de junio de 1808.

Siempre como segundo, en 1809 embarcó en el San Justo en el cual salió de Cádiz para Puerto Rico, La Habana y Veracruz, con objeto de llevar la noticia de la declaración de guerra a la República Francesa, y conduciendo además cuatro mil quintales de azogue.

Regresaron a Cádiz el día 2 de febrero de 1809, transportando más de nueve millones de pesos fuertes y diversas mercancías.

Por Real Orden de 30 de junio de 1809 fue nombrado mayor general (en el día se dice jefe del Estado Mayor) del jefe de escuadra José de Vargás Varaez, uno de los comandantes supervivientes del combate de Trafalgar nombrado jefe del Arsenal de Ferrol e, interinamente, comandante general de aquel departamento.

Una vez en Ferrol, procedieron a armar y enviar a Cádiz, cinco navíos, otras tantas fragatas, dos corbetas, tres bergantines, una urca y dieciocho lanchas cañoneras, servicio por el que Su Majestad les dio las gracias por real orden.

José Vargas fue, ignominiosa y alevosamente, asesinado en Ferrol el día 11 de febrero de 1810, día en que debía embarcar para Cádiz una vez relevado en su destino. La falta de pagas de la maestranza del Arsenal y la maledicencia pública fueron el detonante de este brutal asesinato al que no supo poner coto la caballerosidad del asesinado. Roque Guruceta, que fue testigo de estos lamentables sucesos, regresó a Cádiz sin el que había sido su jefe y, una vez allí, tomó el mando de la fragata Sabina con la que, durante once meses, efectuó diversas comisiones.

En junio de 1811 pasó destinado a las fuerzas sutiles del departamento de Cádiz y tomó parte en la defensa de dicha ciudad contra el ejército francés mandado por el mariscal Soult, por las que recibió la Cruz laureada de la Marina.

Ascendió a capitán de navío el 5 de julio de 1816 y pasó a mandar la fragata Prueba en la que navegó por el Mediterráneo y efectuó una comisión a la isla Tercera (Azores) integrado en la división del mando del brigadier Rodríguez de Arias. El 5 de abril de 1817 cesó en el mando por desarme de su fragata.

El 14 de mayo de 1817 fue nombrado caballero de la real y militar Orden de San Hermenegildo.

Verificada, ese mismo año, la escandalosa compra de los navíos rusos, para formar la escuadra que debía transportar a América al ejército del general conde de la Bisbal, lo que costó al ministro de Marina, José Vázquez de Figueroa, que se opuso a ella, su destitución y destierro a Galicia, y a la Armada la supresión del almirantazgo por haber apoyado a su ministro, recibió Roque Guruceta el mando de uno de los “podridos” navíos e inmediatamente manifestó a sus autoridades que juzgaba, en honor y en conciencia, imprescindible el reconocimiento en dique seco de los fondos de su buque antes de aceptar la entrega. Ante su insistencia, fue dado de baja en la Real Armada por Real Orden de 30 de marzo de 1819.

El escándalo tomó tales proporciones y la protesta de los oficiales de Marina fue tan airada, que el mismo Gobierno que dictó la anterior real orden, una vez que la admisión de los buques rusos estuvo consumada, que por otra del 12 de noviembre del mismo año reintegró a Roque Guruceta al real servicio. Comenzado el trienio liberal, una Real Orden de 29 de marzo de 1820 hizo saber en el seno de la Armada que los servicios del capitán de navío Guruceta habían sido siempre gratos a Su Majestad y que no debía tenerse en cuenta para sus ascensos y destinos ulteriores la nota de haber sido depuesto en el empleo.

El 15 de mayo de 1822 tomó el mando del navío Asia con el que participó en la defensa de Cádiz contra el ejército francés del duque de Angulema, conocido como el de los Cien Mil Hijos de San Luis. Concluido el período constitucional el 1 de octubre de 1823, pasó Guruceta, con el Asia de su mando, a La Carraca con objeto de preparar el buque para una misión reservada y, una vez listo de todo, salió del arsenal y, una vez en bahía, formó división con el bergantín Aquiles y zarpó para Canarias el 13 de enero de 1824, con pliegos reservados que debía abrir al recalar en ellas. Desvelado el destino de la división, hizo rumbo al sur, cruzando el Ecuador y dirigiéndose directamente al archipiélago de las Malvinas.

Fondeó en Puerto Egmont el 15 de marzo de 1824.

Esos dos meses de navegación, a pura vela y con los medios de la época, constituyen una prueba de pericia marinera. En la capital de las Malvinas reforzó los aparejos de los barcos para que aguantasen los rudos tiempos del cabo de Hornos y repuso aguada y víveres, zarpando para San Carlos de Chiloe el día 27 del mismo mes y año, donde fondeó felizmente el 27 de abril de 1824. El 15 de agosto siguiente salió para Callao de Lima, haciendo escala en la rada de Quilea (12 de septiembre de 1824) donde levantó el bloqueo que ejercían las fuerzas marítimas de los “libertadores”.

Una vez en Callao, se incorporaron a su división la corbeta Ica y los bergantines Pezuela y Constante, y con ella salió a batir, el día 7 de octubre de 1824, a la escuadra combinada de Perú y Colombia, del mando del comodoro Gais, que se retiró tras tres horas de combate.

Desobedeciendo las cláusulas de la rendición del virrey Laserna, tras la batalla de Ayacucho, que incluían las fuerzas navales sin razón de peso para ello, el 5 de enero de 1825 zarpó con los buques de su mando, a los que agregó los transportes Clarington y Trinidad, para las Filipinas, destacando a Cádiz, vía cabo de Hornos, a la corbeta Ica y bergantín Pezuela, y al transporte Trinidad a Chiloe.

Tras dos meses de navegación, entró de arribada en la rada de Umatac, de la isla de Guam (archipiélago de las Marianas) donde la dotación de su insignia, muchos de sus individuos con sus familias en el virreinato, se amotinaron cuando los buques comenzaban a levar para continuar a Filipinas. Cuando Guruceta, sable en mano y seguido de los oficiales leales, trató de imponerse fue agredido, herido de un sablazo en la cabeza, y se rompió una pierna al ser atropellado por los amotinados. Al día siguiente, cuando con sus heridas abiertas iba a ser desembarcado en una camilla, llamó al caudillo de la rebelión y le pidió que reuniese a la dotación en el alcázar, y una vez verificado esto último, se dirigió a todos recordándoles que seguían siendo españoles y proponiéndoles el indulto de Su Majestad si acataban sus órdenes pero los amotinados no se avinieron a sus razones y la rebelión se extendió al resto de los buques de la división. Guruceta y los leales a la Corona, embarcaron en dos balleneros ingleses y desembarcaron en Manila el 4 de abril de 1825, de donde, tras curar sus heridas, salió de transporte (enero de 1826) para Cádiz, adonde llegó el 7 de julio de 1826. A su llegada conoció su ascenso a brigadier, que se había producido el 14 de julio de 1825.

El procedimiento previo incoado en España para averiguar las causas de la rebelión y pérdida de los navíos del mando de Guruceta, terminó en real orden, disponiendo Su Majestad que todos los comandantes, jefes y oficiales de dichos buques, que habían permanecido fieles a la Corona, quedasen libres de todo cargo y aptos para el real servicio.

En su nuevo empleo, Roque Guruceta fue nombrado, en primer lugar, director del Colegio de Náutica de San Telmo de Sevilla, y, por Real Orden de 13 de julio de 1829, comandante general del Departamento Marítimo de Ferrol. En este nuevo destino, y en 1832, tuvo noticia de que el gobernador militar de la plaza, que era el coronel del regimiento de Extremadura, de guarnición en ella, Tomás Zumalacárregui (el más tarde famoso general carlista), aprovechando las noticias recibidas sobre la gravedad de Fernando VII, trataba de alzarse a favor de don Carlos.

Guruceta, se encerró en el arsenal militar, con el personal a sus órdenes y civiles que quisieron incorporársele, y obrando con prudencia, consiguió desbaratar los planes de Zumalacárregui. Por ello recibió la aprobación del Gobierno, la del capitán general de Galicia, en 29 de octubre de 1832, y Su Majestad le concedió la cruz pensionada de la Orden de Carlos III.

El 4 de mayo de 1833 salió en comisión reservada de servicio a Lisboa, a bordo de la fragata Lealtad, para entrevistarse con el infante Carlos y comunicarle que Fernando VII ponía mando y buque a sus órdenes para que, en unión de su familia, se embarcase para los Estados Pontificios donde había dispuesto el Rey que residiesen. Aprovechando la guerra civil portuguesa, entre los partidarios del emperador Pedro y los del infante Miguel, y ciertas disculpas más o menos verdaderas, Carlos eludió la orden del primogénito y Guruceta regresó con la fragata a Ferrol, donde volvió a tomar el mando del departamento. En 4 de enero de 1836 fue relevado en Ferrol, significándole Su Majestad lo muy satisfecho que estaba por el celo, lealtad e inteligencia, con que se había conducido en su cargo y, el 12 de enero de 1836 en prueba de su real aprecio, le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica.

El 16 de febrero de 1842 fue nombrado vocal de la Junta del Almirantazgo y, disuelta esta institución, vocal de la Junta de Asistencia de la Dirección General de la Armada (10 de agosto de 1843). El 26 de agosto de 1843 fue ascendido a teniente general de la Real Armada.

En 14 de noviembre de 1845 fue nombrado consejero real y, por Real Decreto de 6 de octubre de 1849, senador del reino. El día 2 de marzo de 1852, por haber dado a luz Su Majestad la Reina, a la infanta Isabel, se le otorgó la Gran Cruz de Carlos III.

En 1853 contó entre los ciento cinco senadores del reino que emitieron voto de censura contra el ministerio del conde de San Luis, por lo que fue destituido.

El 14 de julio de 1854, cuando contaba con sesenta y siete años de honrosos servicios a sus reyes y a España, falleció en Madrid.

 

Fuentes y bibl.: Archivo-Museo de la Armada don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Secc. Cuerpo General, leg., n.º 620/534, Archivo Histórico del Senado, Exps. personales, HIS-0214-06.

F. de P. Pavia, Galería Biográfica de los generales de Marina, Madrid, Imprenta J. López, 1873; R. de la Guardia, Datos para un Cronicón de la Marina Militar de España, Ferrol, Imprenta del “Correo Gallego”, 1914.

 

José María Blanco Núñez

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