Sáenz Guerrero, Horacio. Logroño (La Rioja), 21.XI.1922 – Denia (Alicante), 30.VIII.1999. Periodista.
Nació en el seno de una familia de periodistas, cuyo hogar se ubicaba en el mismo edificio de Logroño donde tenía su sede el principal diario regional, La Rioja. En él trabajaba su padre, que en 1929 se trasladó a Barcelona. Había encontrado un empleo en el periódico El Noticiero Universal, pero su temprana muerte y la depuración que sufrió tras la guerra obligaron al joven Horacio a trabajar. Eligió el oficio que mejor conocía, el periodismo, aunque su vocación inicial le llevaba hacia la medicina; primero como colaborador taurino de la agencia Mencheta y, luego, como cronista de El Mundo Deportivo, Sáenz Guerrero se formó como periodista también en las aulas. Recién titulado en la Escuela de Periodismo, a los veintiún años ingresó en La Vanguardia, diario en el que trabajó hasta su fallecimiento, siendo consejero de dirección.
En La Vanguardia entró como meritorio sin sueldo y ejerció como crítico de literatura y de cine, hasta encargarse de la sección de compaginación, tarea en la que llegó a convertirse en un prestigioso especialista.
Como tal, fue profesor de Tipografía y Teoría de la Confección en la Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona, que ayudó a fundar en 1952. Simultáneamente, sirvió a su periódico como editorialista y como redactor jefe de la sección de nacional; también disfrutó de una beca para una estancia en Estados Unidos en 1954 y fue enviado especial en Oriente Medio, el primero de una serie de destinos profesionales que le llevarían a Alemania, Italia, Bolivia y Japón, entre otros países. En 1961, Sáenz Guerrero, que colaboraba con otros medios de comunicación (la revista Destino, Radio Nacional y la incipiente Televisión Española), alcanzó la subdirección de La Vanguardia, con Manuel Aznar recién designado director.
A Aznar le sustituyó Xavier de Echarri, que falleció repentinamente en 1969; la empresa editora, la familia Godó, nombró director a Sáenz Guerrero. Por primera vez, el cargo recaía en alguien de la casa, sin pactar su designación con el Gobierno.
Sáenz Guerrero ocupó su puesto hasta el 31 de diciembre de 1982. Bajo su dirección, La Vanguardia volvió a convertirse en un periódico influyente. Recuperó su conocido aire liberal, se abrió a las corrientes catalanistas moderadas que emergieron ya en el tardofranquismo y participó del espíritu de la Transición, acogiendo en sus páginas a una amplia representación de todas las sensibilidades políticas. Una labor que el periodista riojano combinó con la férrea defensa de la independencia económica del proyecto empresarial y con su apuesta por profesionalizar la redacción, que adaptó a las exigencias del nuevo escenario periodístico.
Fue galardonado con el Premio de la Agencia Efe a la mejor labor informativa (1981), el Premio Mariano de Cavia que otorga ABC (1987), la Cruz de San Jorge que concede la Generalitat (1987), la Medalla de La Rioja (1988) y el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (1988). Casado en segundas nupcias con la también periodista Lola Molinero, con quien tuvo una hija, Serena. Falleció en 1999, cuando estaba de vacaciones en Denia.
Obras de ~: Fuego sin sangre, Barcelona, Planeta, 1988; Con amor y con ira, Barcelona, Planeta, 1993.
Bibl.: A. Gaziel, Historia de La Vanguardia, Barcelona, Editorial Empuries, 1994; J. Guillamet, Historia de la premsa, la radio i la televisió a Catalunya, Barcelona, Edicions La Campana, 1994; Premsa, franquisme i autonomia. Crònica catalana de mig segle llarg (1939-1995), Barcelona, Flor del Vent Edicions, 1996; A. Nogué, I. Regás y C. Barrera, “El mesurado aperturismo de La Vanguardia bajo la Ley Fraga”, en J. A. García Galindo, J. Gutiérrez Lozano e I. Sánchez Alarcón, La comunicación social en el franquismo, Málaga, Diputación, 2002; V. Molina, Los Godó, Barcelona, Martínez Roca, 2005.
Jorge Alacid
