Ayuda

Elvira Ramírez

Biografía

Elvira Ramírez. Elvira de León. León, p. m. s. X – c. 986, Infanta, monja y reina-regente de León, hija de Ramiro II (930-950).

Ramiro II casó, en primeras nupcias, con la noble gallega Adosinda, infringiendo la prohibición canónica de la consanguinidad, ya que era prima-hermana del monarca. De dicho matrimonio nacieron Vermudo y el futuro Ordoño III. Repudiada Adosinda, el monarca leonés casó, en segundas nupcias, con una princesa navarra, Urraca, hija de Sancho Garcés y Toda. De esta segunda unión nacieron el futuro Sancho I el Craso y la infanta Elvira Ramírez, monja que inicia, según A. Viñayo, el infantado leonés sustentado en la dotación recibida del realengo.

Para ella construyó su padre, Ramiro II, un monasterio bajo la advocación del Salvador, junto al Palacio Real, cenobio en el que profesó, conocido como San Salvador de Palat de Rey. Su consagración al servicio de Dios explica los calificativos de deovota y Deo dicata con los que confirma los documentos. Justiniano Rodríguez, al analizar la familia de Ramiro II, le asigna una edad próxima a los diez o doce años para acceder a dicha vida cenobítica y justifica su condición con el documento del año 946, en el que Ramiro II otorga al Monasterio de Vega el señorío de los lugares de Perales, Volpejar y Villa Rezmiro, y en el que suscribe Elvira, junto al resto de la familia real, como Geloira deovota.

El doble matrimonio de Ramiro II y su doble descendencia, inició dos líneas sucesorias enfrentadas por el Trono leonés, cuyo resultado son los enfrentamientos regios y nobiliarios de la segunda mitad del siglo X. Evidentemente, Elvira Ramírez se alineó con su hermano Sancho I y la esposa de éste, Teresa Ansúrez, lo que explica la ausencia de la infanta de la Corte de Ordoño III.

Su actividad se recuperó con la subida de Sancho I al Trono, a la muerte de Ordoño III. De hecho, la presencia de Elvira se constata nuevamente en las suscripciones de los documentos desde el año 961. Consiguió que su hermano construyese un nuevo monasterio, bajo la advocación de San Pelayo, para albergar las reliquias del niño Pelayo, mártir cordobés, llegadas a León a instancias de la propia infanta Elvira y Teresa Ansúrez. Ambas acabaron sus vidas en el nuevo Monasterio de San Pelayo.

Su procedencia navarra explica, según J. Rodríguez, el apoyo que Elvira Ramírez mostró hacia los grupos de inmigrantes navarros en el papel repoblador en las proximidades de León, y, por supuesto, explica también la presencia de personas del círculo regio como Íñigo Garseani, conde de Oncina, quien parece se encargó de la educación del joven Ramiro III.

Pero es realmente a la muerte de Sancho I el Craso (966), cuando Elvira adquiere relevancia política, al hacerse cargo de la regencia del Reino y amparando los derechos de su sobrino Ramiro III, hijo de Sancho I, al lado de la viuda de Sancho, Teresa Ansúrez, durante la minoría de edad del infante, que contaba cinco años a la muerte de su padre, salvaguardando los intereses del Trono leonés. En estos momentos, Elvira Ramírez no dudó en utilizar el título de Regina. En el año 968, Regina domna Geloira, Deo Dicata, aparece en el Aula Regia leonesa para dirimir el pleito entre Íñigo Garseani y el presbítero Berulfo —este último, como representante del monasterio de Cillanueva de Ardón— por la propiedad de varias villas donadas por Ordoño III. La Reina y la asamblea palatina adjudican las villas disputadas al monasterio (doc. 410 de la Colección del Archivo de la Catedral de León). En el documento aparece también la suscripción del infante Ramiro, pero es evidente el ejercicio del gobierno por parte de la infanta reina.

El fondo catedralicio leonés nos ofrece otros documentos, entre los años 969 y 974, otorgados por Elvira Ramírez, algunos con el obispo Sisnando de León, y una donación a su tío Aznar Puricélliz. Pero es de especial interés un falso del año 974, por el que la Reina y Ramiro III suprimían la diócesis de Simancas y la incorporaban a la diócesis de León (doc. 436 de la Colección del Archivo de la Catedral de León).

Según Flórez, la infanta convocó un concilio en que reunió a los obispos san Rosendo Iriense, Juan de Zamora, Gonzalo de Astorga y Salvato de Salamanca, y a distintos abades y otras personas. En la reunión conciliar se dan a la infanta elogios efusivos “Elvira, fundadora, que derrama felicidades, resplandeciente por el virgíneo candor, en mente, espíritu y deseo unida al Dios vivo y verdadero, que camina con paso seguro por la santa congregación y la regular religión, guía y ejemplo para todas sus compañeras que se esfuerzan en vivir según la regla de los antiguos Padres, siguiendo la santidad de su vida y la exuberancia de su piedad, que en ella descuella sobre todas las demás virtudes”.

Como regente de Ramiro III, desplegó amplia actividad política. En el año 973 envió, en nombre de su sobrino, embajadas a Córdoba. Los Anales Palatinos del califa al-akam II recogidos por ‘Isa b. AÊmad al-Rāzi, refieren el disgusto que la embajada causó en el Califa a causa del intérprete, Asbag, sobre quien recayó la culpa. Tras la descripción de cómo el Califa corrigió sus desviaciones y expulsó a los embajadores, el cronista nos revela cómo fue enviada una nueva embajada a Galicia, en compañía de los embajadores cristianos, dirigida a la reina Elvira, con un intérprete de confianza. Al-Rāzi identifica perfectamente a Elvira, de quien dice que es tía paterna y tutora del “tirano emir de Galicia”, es decir de Ramiro III. Recordemos la procedencia navarra de Elvira y las relaciones familiares de Navarra en la Corte del Califa; ello explica el buen conocimiento del cronista.

Elvira participó eficazmente en el gobierno del reino, de forma individual o conjunta, con su cuñada Teresa Ansúrez, quien, en la última etapa de la minoría, parece estar más cerca de su hijo. Juntamente con Ramiro III, Elvira Ramírez dirigió el ejército que en 975 colaboró en el cerco del castillo de Gormaz, animando a las tropas leonesas, al lado de las tropas de los condes castellanos y el Monarca navarro.

Su colaboración como regente terminó a la mayoría de edad de Ramiro III, en torno al año 980. Pero vivió todavía unos años más en su monasterio leonés de San Pelayo, ahora olvidada de la política. Es el fondo documental del Monasterio de Sahagún el que nos proporciona noticias de ella hasta el año 986, momento en que realiza una donación al citado monasterio que consiste en bienes en el lugar de Galleguillos así como la iglesia de Santa Engracia de Rioseco.

Su actividad política, la valiosa colaboración en la minoría de edad de su sobrino, llegó a la historiografía de finales del siglo X con el tratamiento de prudentísima que le dedica Sampiro.

 

Bibl.: J. Rodríguez, Ramiro II, rey de León, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Jerónimo Zurita, 1972; A. Viñayo, “Reinas e infantas de León, abadesas y monjas del Monasterio de San Pelayo y San Isidoro”, en XV Centenario del nacimiento de San Benito, Semana de Historia del Monacato cantabro-astur-leonés, Oviedo, Monasterio de San Pelayo, 1982, págs. 123-135; E. Sáez (sel.) et al., Colección Documental del Archivo de la Catedral de León, León, Centro de Estudios de Investigación San Isidoro-Caja de Ahorros y Monte de Piedad-Archivo Histórico Diocesano, 1987-2002, 18 vols.

 

Gregoria Cavero Domínguez

Relación con otros personajes del DBE

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares