Hugo. ?, p. m. s. xii – Poblet (Tarragona), 1181. Abad cisterciense (OCist.) de Poblet.
Detentó la dignidad abacial en el monasterio cisterciense de Poblet entre 1166 y 1181, siendo el artífice de uno de los períodos de mayor apogeo del cenobio.
El abad Hugo intervino en la definición o crecimiento del señorío territorial o jurisdiccional y en las obras del monasterio que se habían iniciado recientemente.
Precisamente la importante expansión patrimonial de estos años le acarreó graves problemas, que se tradujeron en pleitos, agresiones y otras manifestaciones de resistencia en contra del proceso, pero que supo resolverlos al trasladarlos a las máximas autoridades.
Así el rey Alfonso el Casto y el papa Alejandro III ofrecieron soluciones favorables a los intereses del monasterio en distintas oportunidades. La actitud del Monarca respondía a la buena relación que mantuvieron, que comportó el desarrollo de un trascendente patrocinio por parte de Alfonso, visible en la concesión y confirmación de privilegios, como los relativos a los pastos en los Pirineos, la donación de bienes, como la localidad de Vimbodí en 1172 o de hombres con sus tierras, sobre todo entre 1175 y 1176. Además el Rey obtuvo préstamos del monasterio, y durante un encuentro con magnates y dignatarios eclesiásticos en 1176 en Anglesola para organizar un eventual ataque a Valencia, Hugo comprometió su ayuda económica a una serie de condiciones. Se aseguraba la fundación de una abadía filial de Poblet en el lugar llamado Cebolla —Puig de Santa María—, y sobre todo influyó en la decisión de el Casto de escoger su monasterio para ser enterrado, en caso de que no pudiese recibir sepultura en el que se levantaría en tierras valencianas. A partir de esta decisión, Poblet se convertiría en panteón de los reyes de la Corona de Aragón y, además, las fundaciones que se llevaron a cabo en Mallorca y Valencia ya en el siglo xiii quedaron vinculadas a Poblet. Por tanto, se estableció una protección regia de enormes consecuencias, que contribuyó a que este centro monástico cisterciense fuese el más importante de la Corona de Aragón.
Durante este abadiato, junto al crecimiento de los dominios agrarios, se consolidó la ganadería trashumante como una actividad económica importante, no sólo mediante privilegios, sino con la ampliación de algunas tierras de pastos en la zona alta del Llobregat y en la Cerdaña. En este lugar Hugo propugnó acuerdos con el monasterio de Santes Creus para el aprovechamiento de los pastos en 1177 y 1183, y además alcanzó otros con el arzobispo de Tarragona relativos a la percepción de diezmos y primicias en localidades de su dominio.
Bibl.: E. Morera, Tarragona cristiana, t. I, Tarragona, Diputación Provincial, 1981 (1.ª ed. 1897-1899); J. Miret i Sans, “Itinerario del rey Alfonso I de Cataluña, II de Aragón”, en Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, II (1903-1904), págs. 257-278, 389-423 y 437-474; P. M. Cocheril, “L’implantation des abbayes cistercienns dans la Péninsule Ibérique”, en Anuario de Estudios Medievales, I (1964), págs. 217-287; A. Altisent, Història de Poblet, Poblet, Abadía de Poblet, 1974; J. S antacana, El monasterio de Poblet (1151- 1181), Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1974; A. Altisent (ed.), Diplomatari de Santa Maria de Poblet, anys 960-1177, Barcelona, Abadía de Poblet y Generalitat de Cataluña, 1993.
Maria Bonet Donato
