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Fermín de Sojo y Lomba

Biografía

Sojo y Lomba, Fermín de. La Habana (Cuba), 8.II.1867 – Santander (Cantabria), 14.XI.1956. Militar, general de brigada de Ingenieros, historiador y escritor.

Hijo de indianos, tras la vuelta de su familia a España en 1874, comenzaba sus primeros estudios en Liérganes (Cantabria). En 1877 se trasladó a Valladolid para estudiar Matemáticas, interesándose también por la literatura.

Ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara el 1 de septiembre de 1883, saliendo de la misma como teniente del Cuerpo después de terminar los estudios reglamentarios, y con el número dos de su promoción, el 17 de julio de 1888. Su primer destino fue el Regimiento Mixto de Ingenieros (Zapadores y Telegrafía óptica y eléctrica) de Logroño, y tres años más tarde estaba en la plaza de Santander dirigiendo los trabajos de construcción del cuartel de María Cristina. En la citada plaza, colaboró en los trabajos posteriores a la explosión del vapor Cabo Machichaco que asoló la ciudad. Promovido a capitán de Ingenieros en mayo de 1896, causaba baja en su regimiento, pasando con nuevo destino al Batallón de Ferrocarriles.

En septiembre de 1896 marchaba a Cuba, al mando de una Compañía de Zapadores-Ferroviarios, donde intervino activamente en la última de las guerras de la Independencia cubana. Al mando de su compañía, realizó numerosos trabajos de fortificación (especialmente en la trocha o línea fortificada del Júcaro a Morón, que dividía la isla en dos zonas), en la reparación y mantenimiento de las líneas de ferrocarril en Cuba, y, finalmente, en la penosa construcción de embarcaderos en las insanas orillas del río Cauto y en los trabajos necesarios para mantener la navegación fluvial en dicho río, donde la fiebre diezmaba a los españoles. Posteriormente, estuvo como ayudante de campo del general de Ingenieros D. Ramiro de Bruna.

Vuelto a la Península caía enfermo, y en 1902 se le destinaba, una vez restablecido e incorporado al servicio, a los trabajos de fortificación de los Pirineos, en la zona de Seo de Urgel. Durante los años 1903 a 1904, estuvo en la situación de reemplazo en Madrid, situación que aprovechó para consultar la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia y los Museos de Ingenieros y de Artillería, para poder dedicarse plenamente a la investigación histórica.

Fue profesor de la Academia de Ingenieros de Guadalajara (1904-1910), en la que enseñó varias asignaturas como Aplicaciones Militares de Puentes, Telégrafos y Minas, y también de Arte, Historia y Geografía Militar. Durante su etapa como profesor, en junio de 1905, tomó parte en las prácticas de la compañía de Aerostación, haciendo varias ascensiones cautivas y una libre en el globo Mercurio, recorriendo cerca de 45 kilómetros y alcanzando una altura máxima de 1.640 metros sobre el nivel del mar;

Ascendido a comandante de Ingenieros en marzo de 1910, en septiembre de ese mismo año marchaba a prestar sus servicios a la Comandancia de Ingenieros de Gran Canaria, de donde pasaría sucesivamente por las de La Coruña y Cartagena. Había ascendido a teniente coronel en septiembre de 1917. En 1919 se hacía cargo del mando de un batallón del 2º Regimiento de Zapadores-Minadores. Promovido a coronel de Ingenieros, en julio de 1922, ejercería el mando de la Comandancia de La Coruña, y en varias ocasiones desempeñaría interinamente el mando de la Comandancia General de la Octava Región, pasando, más tarde, a prestar sus servicios en el Estado Mayor Central del Ejército.

En junio y julio de 1924 efectuó el viaje de estudios al extranjero dispuesto por Real Orden de 5 de abril anterior (D. O. número 81), y en septiembre siguiente asistió al curso especial de coronel de las Armas combatientes próximos al ascenso, y desde diciembre de 1925 en la Dirección general de Preparación de campaña del Ministerio de la Guerra.

Posteriormente estuvo de nuevo en la Comandancia de La Coruña, en el Estado Mayor Central del Ejército y, finalmente, como vocal de la Junta Facultativa del Cuerpo de Ingenieros.

Ascendió a general de brigada en marzo de 1927, siendo destinado como jefe de la Sección del Real Cuerpo de Ingenieros, en el Ministerio de la Guerra. En 1931 pasó a la reserva, dedicándose plenamente a la investigación histórica.

En 1936, al iniciarse la Guerra Civil, fue encarcelado en Madrid a pesar de sus setenta años de edad. Terminada la contienda, colaboraba en diversas revistas militares, publicando además obras en numerosos campos, especialmente en el de la historia. Fue miembro y primer presidente del Centro de Estudios Montañeses.

Como muestra de su labor investigadora, asociando la toponimia de origen latino con la época romana, llegó a establecer hasta nueve vías romanas en territorio cántabro (vía de Agripa o de la Costa, calzada del valle de Mena a Castro Urdiales, calzada de Los Tornos, vía del Portillo de La Sía, vía del portillo de Lunada, camino del Escudo, camino por el Besaya, entrada por Piedras Luengas y vía paralela a la de Agripa), además de apuntar otras vías secundarias y diversos ramales de unión entre todas ellas.

Reunió una importante cantidad de libros antiguos (siglos XVI-XIX), que donó a la biblioteca de la Academia de Ingenieros del Ejército de Guadalajara, en la actualidad en la localidad de Hoyo de Manzanares (Madrid). Fue, además, colaborador activo de la revista Memorial de Ingenieros del Ejército, en la que publicó numerosos artículos.

Desempeñó diferentes e importantes comisiones del servicio, entre ellas, las de vocal de la Junta facultativa de su Cuerpo y de la designada para valorar el coste del material de guerra de diversas unidades, artillado de las bases navales y campos regionales de instrucción; la de vocal suplente del Consejo Superior de Ferrocarriles; representante del ramo de Guerra en la Comisión internacional de los ferrocarriles transpirenaicos, y formó parte de la designada para valorar las obras de la Colonia penitenciarla del Dueso (Santoña).

Entre sus obras publicadas más importantes se pueden destacar: Minas militares y terrestres, dos tomos editados en 1908 y 1909, que fueron declarados libro de texto en la Academia de Ingenieros, y El capitán Luis Piñazo (1926), obra en la que daba a conocer a uno de los grandes artilleros e ingenieros del siglo XVI, que hasta el momento de la publicación era totalmente desconocido. Después de su muerte vieron la luz su obra El mariscal Mazarrasa (Santander, 1972) y “El brigadier don Ignacio Alonso de Cuevillas”, publicada en la revista Altamira del Centro de Estudios Montañeses.

En la campaña de Cuba, alcanzaba las recompensas siguientes: dos Cruces rojas de primera clase del Mérito Militar, una de ellas pensionada, por los trabajos realizados y hechos de armas librados en la trocha de Júcaro a Morón, hasta el 31 de diciembre de 1896 y fin de mayo del año siguiente; Cruz de primera clase de María Cristina por los servicios prestados en la trocha de Júcaro a San Fernando desde el mes de junio a fin de septiembre de 1897; dos cruces rojas de primera clase del Mérito Militar, una de ellas pensionada, por las operaciones practicadas para la apertura y rehabilitación del río Cauto, desde el 10 de diciembre de 1897 hasta el 23 de enero siguiente, y por los servicios y trabajos realizados para la defensa de la plaza de la Habana, desde el 22 de abril al 31 de agosto de 1898, y la Medalla de Cuba con un pasador. Estaba, además, en posesión de las siguientes condecoraciones: tres Cruces blancas de primera clase del Mérito Militar, una de ellas con el pasador del Profesorado; Cruz blanca de segunda clase del Mérito Militar, pensionada; Cruz y Placa de San Hermenegildo; medallas conmemorativas de la catástrofe ocurrida en Santander con motivo de la explosión del vapor Cabo Machichaco; Medalla de Alfonso XIII; de los Sitios de Zaragoza y Gerona; batallas de Puente Sampayo y de Brihuega y Villaviciosa y del Homenaje a SS. MM.

 

Obras de ~: La cuarte Arma de combate, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1907; Minas militares terrestres, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1908-1909, 2 ts.; Nisi utile est quod facitrius stulta est gloria, 1926; El Capitán Luis Pizaño, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1927; Ilustraciones a la historia de la M. N. y S. L. Merindad de Trasmiera, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1930, 2 vols.; Los maestros canteros de Trasmiera, Madrid, Huelves y Compª, 1935; La pantoja, jerga de los maestros canteros de Trasmiera, Segovia, 1935; Los de Alvarado: los maestros canteros de Trasmiera, 1936; Liérganes, Madrid, Huelves y Compª, 1936; Cudeyo, Santander, 1946; “De Re Toponímica: comunicaciones en Cantabria”, en Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 83 (1947), págs. 7-71; El mariscal Mazarrasa, Santander, 1973; Historia de M. N. y S. L. Merindad de Trasmiera, s. f.; Lierganés, s. f.; Las minas militares de pólvoras, s. f.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Expedientes Personales.

Memoriales de Ingenieros del Ejército, 1889-1936; Índice Analítico del Memorial de Ingenieros (1843-1920), Madrid, Memorial de Ingenieros, 1921; Gaceta de Madrid, 65, 6 de marzo de 1927; Índice Analítico de las obras publicadas desde el año 1921 al 1988, Madrid, Memorial del Arma de Ingenieros, 1989; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, Guía del Museo Específico de la Academia de Ingenieros, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1999; J. Arencibia de Torres, Diccionario Biográfico de Literatos, Científicos y Artistas Militares Españoles, Madrid, Ed. E y P Libros Antiguos, 2001 (col. Heráldica Perseverante de Borgoña); P. de la Fuente de Pablo, “Les portes de la Nova Rhode: voluptas, necessitas & commoditas a la Roses cinccentista”, en Annals de l'Institut d'Estudis Empordanesos, 34 (2001), págs. 361-378; A. Ansola Fernández, “Las venas del territorio cántabro. Estudio de la red caminera en la geografía histórica del paisaje”, en Investigaciones geográficas, 40 (2006), págs. 73-95; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Historia de los Ingenieros Militares desde el siglo XV a finales del XVIII”, en Memorial del Arma de Ingenieros, 86, nº extra. por el III Centenario creación del Cuerpo-Arma de Ingenieros. (junio de 2011), págs. 9-56; A. San José Mediavilla, Defensa, fortificaciones y Marina: la costa cántabra (1746-1814), tesis doctoral, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2016; P. de la Fuente de Pablo, “Los viajes del Emperador y Luis Pizaño. Periplo y secuenciación de la profesión de Ingeniero”, en A. Cámara Muñoz y B. Revuelta Pol (coord.), Libros, caminos y días: el viaje del ingeniero, Madrid, Fundación Juanelo Turriano, 2016, págs. 43-57.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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