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Eduardo Sanz Fraile

Biografía

Sanz Fraile, Eduardo. Santander (Cantabria), 6.VII.1928 – Madrid, 14.IV.2014. Pintor, grabador, ilustrador.

Una vez concluyó sus estudios en 1942, se integró en el mundo laboral como aprendiz en el taller de pintura de Esteban Cossío. En 1948 hizo el servicio militar en la marina de guerra, y parece que es en el transcurso de estos dos años cuando se despertó la vocación artística en Eduardo Sanz, y comenzó a realizar sus primeras obras, como retratos de compañeros, paisajes, alguna labor de copia. En 1951, retornó a su trabajo de pintor, pero con una clara determinación de realizar estudios de pintura y dibujo. Inició su formación de la mano del profesor y pintor José Cataluña, bajo cuya tutela participó en la que fue su primera comparecencia en una exposición colectiva. Su vocación parecía ya claramente determinada y decidió entonces proseguir sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en la que ingresó en 1953. En estos años conoció a Alcorlo, Alcaín, Isabel Villar, Vicente Vela, Crespo y entró en contacto también con la obra de Enrique Gran, Alfonso Fraile, Antonio López. En 1954, participó en la muestra I Salón de la Joven Pintura Montañesa organizada por la Galería Sur de Santander. En 1955, realizó su primer viaje a París, y quedó impactado por las obras de Tinguely y Wols. En 1954 tuvo lugar su primera exposición individual en la Sala Delta de Santander y concurrió también a la IV Exposición de Primavera al Aire Libre en Madrid. Las obras presentadas se movían dentro del postcubismo. En 1957 recibió la beca de El Paular y el Premio Nacional de Arte Universitario.

Su amistad con Isabel Villar se afianzó. En 1958, expuso de forma individual en los Salones de la Económica en Jaén y en la Sala Dintel de Santander. En este año concluyó los estudios en la Escuela de Bellas Artes, con una beca fin de carrera para viajar por España.

De estos años de formación se conserva en el Museo de Bellas Artes de Santander Mujer entre flores (c. 1957), obra en la que se refleja la influencia de Pancho Cossío.

Realizó su segundo viaje a París, donde trabó amistad con el entonces estudiante de arquitectura Paco Rabaneda, luego diseñador de moda Paco Rabanne.

A través de él conoció a René Drouin, de quien recibió aliento y asesoramiento. Comenzó a realizar una serie de obras, Abstracto (1959), en las que se observa su ruptura con la figuración.

En 1959 regresó a España alternando su residencia entre Santander y Madrid. Comenzó a investigar y trabajar junto a César Olmos la técnica del grabado.

En 1960 trabajó intensamente en una serie de telas informalistas que son dadas a conocer en la Galería Sur. Aconsejado por Manuel Arce se trasladó a Barcelona donde entró en contacto entre otros con Cesáreo Rodríguez, José Creedor Mateos y Juan Eduardo Cirlot, impulsor del movimiento informalista. Independiente por naturaleza, sus obras aunque participaron de rasgos comunes a ciertas obras de Tápies, Clavé, Feito..., manifiestan un claro distanciamiento de aquéllas en el uso de colores predominantemente claros y transparentes. La tela titulada Número uno marcó el inicio del trabajo de Sanz en el informalismo, y en la que aparecen ya como elementos constantes de esta etapa la búsqueda de equilibrio entre los planos, la presencia casi omnipresente del círculo así como la presencia de elementos naturales distorsionados como algas, líquenes o fósiles extraños.

A lo largo de 1961 recorrió varios países europeos, en los que estableció importantes contactos con galeristas y artistas. Su obra fue mostrada por primera vez en el extranjero en la exposición Art Espagnol Contemporain de Bruselas. Su participación en Bienales, exposiciones individuales y colectivas en distintos países, París, Alemania, Helsinki, Italia, Brasil, Yugoslavia, Estados Unidos, se convirtió en lo que fue una constante de su trayectoria artística: la internacionalización de su obra. A lo largo de este año desarrolló una intensa actividad en el campo del grabado. El poeta y galerista Manuel Arce escribió la monografía Eduardo Sanz o el concretismo mágico. En 1962 mostró su obra en la galería San Jorge de Madrid y participó en numerosas colectivas en el extranjero: Alemania, Suiza, Italia y Japón. Fue el momento en que se produjo una nueva ruptura, motivado tal y como él afirmaba por “[...] un acusado cansancio que comencé a sentir ante una obra que ya no me deparaba sorpresas”.

En 1963 inició una nueva etapa tanto personal, al contraer matrimonio con la pintora Isabel Villar, como profesional, al iniciar sus trabajos de espejos, una de las más conocidas de su catálogo. A través de esta serie, en la que el pintor intentó que el espectador participase en su obra, se puede observar una evolución desde las primeras obras impregnadas de violencia y elementos “feístas”, pasando por la serie titulada “ventanas-participación” presentadas en la Bienal de Venecia de 1966 hasta los cuadros espejos de 1967 en los que se manifiesta una sustancial evolución. En mayo y junio de 1963 participó en dos muestras individuales; la primera en la Galería Il Milione de Milán, ciudad en la que entabló contacto con el poeta Salvatore Quasimodo y el arquitecto Ernest Rogers, entre otros, y la segunda en la Galería Sur de Santander.

En 1964 participó en diversas exposiciones individuales, entre las que cabe destacar la del Ateneo de Madrid, en la que se reflejó su apuesta por una obra de vanguardia que no era fácil de entender ni por el público ni por la mayor parte de la crítica. En cualquier caso, el pintor continuó investigando en esta línea, al tiempo que continuó participando en numerosas exposiciones y bienales, destacando de entre las realizadas en 1965 su participación en la Galería Grises de Bilbao y en el III Salón de Pintura de Alicante, en la que fue premiado junto al Equipo Crónica y Carlos Mensa.

En 1967 se trasladó definitivamente a Madrid. Reanudó su actividad en la capital al año siguiente con una muestra individual en la Galería Iolas-Velasco y otra en la Galería Suzanne de Coninck de París. En 1969 viajó a París, Milán y Venecia. Comenzó la serie de los múltiples, en un nuevo intento de aproximación de su obra al espectador. En 1970 obtuvo el primer premio en el concurso de ideas de ordenación de la Plaza de Colón con el equipo de A. Orbe, M. Gaviria, G. Oteiza, J. M. Moreno Galván, proyecto que sin embargo no fue realizado por este equipo. También exhibió su obra en la Galería Kreisler de Nueva York y en La Casa del Siglo XV en Segovia. Al año siguiente viajó a Latinoamérica y expone en Venezuela.

El trabajo de los cuatro últimos años fue presentado en una muestra antológica organizada por el Museo Español de Arte Contemporáneo en 1973 en las que presentó, a través de más de noventa obras, los temas abordados por el pintor en el transcurso de este tiempo: “paisajes geométricos”, vitolas, esculturas y alfombras.

En 1975 experimentó una nueva transformación tanto conceptual como técnica. Se trata de la serie “Cartas de mar, cartas de amar”, en la que de nuevo retomó el pincel y la tela como medios técnicos y el lenguaje del código marinero como medio de expresión y comunicación con el espectador. Su obra fue mostrada en numerosas ciudades: Madrid, Bilbao, Burgos, Las Palmas de Gran Canaria, Zaragoza, Santa Cruz de Tenerife, etc. Entre 1978 y 1980 realizó obras de temática diversa, que expuso en la galería Kreisler 2 de Madrid. En 1981 el Museo de Bellas Artes de Santander le dedicó una exposición antológica, en la que se mostraron una selección de las obras realizadas entre 1963 y 1980. Igualmente se celebraron otras antológicas del pintor en la Sala de Arte y Cultura de La Laguna (Tenerife) en 1982, en la Galería Alençon de Madrid y en la Fundación Marcelino Botín de Santander en 1984. Con la serie de los faros, presentada en esta antológica se abrió una nueva etapa en el quehacer del pintor, en la que convierte la mar en protagonista principal y que culminó en las obras presentadas en la magnífica exposición celebrada en el Palacete del Embarcadero de Santander en 1999, en las que consiguió reflejar, casi a modo de instantánea fotográfica, plena de realismo, su particular mirada de la mar. Su continuada presencia en exposiciones colectivas e individuales —es de destacar la estrecha colaboración con la Galería Sen de Madrid—, su participación en ARCO, su labor como cartelista, así como el trabajo realizado en el campo de la ilustración tanto de relatos literarios como de portadas de libros, hablan de un artista plural en plena madurez, con gran capacidad de trabajo y creatividad.

Como colofón, en sus últimos años estuvo embarcado en el atractivo proyecto del Museo del Faro de Santander.

Sus obras se encuentran en distintos museos nacionales —Museo de Arte Abstracto de Cuenca, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, Museo de Bellas Artes de Santander, Museo Marítimo de Cantabria, Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, Toledo y Villafamés (Castellón), Museo de Arte Moderno de Barcelona, etc.— y extranjeros —Museo Albertina de Viena, Museo de Arte Contemporáneo de Asunción (Paraguay), Managua (Nicaragua) y Ostende (Bélgica)— así como en numerosas colecciones públicas y privadas.

 

Obras de ~: Mujer entre flores, c. 1958; Gran fósil, 1961; Ruta n.º 2, 1965; Capilla, 1970; Una mujer muy joven (borrador), 1975; Cumpleaños de novios católicos, 1976; Faro de Suances, 1985; Faro del Pescador (Cantabria), c. 1989; Faro del Caballo (Cantabria), 1996.

 

Bibl.: M. Arce, Eduardo Sanz o el concretismo mágico, Santander, La isla de los Ratones, 1961; V. Aguilera Cerni, Eduardo Sanz: artistas Españoles Contemporáneos, Madrid, Servicio Publicaciones Ministerio Educación y Ciencia, 1973; M. R. Barnatán, Las metáforas de Eduardo Sanz, Madrid, Rayuela, 1976; VV. AA., Eduardo Sanz, catálogo de exposición, Santander, Palacete del Embarcadero, 1999.

 

Salvador Carretero Rebés