Morphy y Férriz de Guzmán, Guillermo. Conde de Morphy (I). Madrid, 29.II.1836 – Baden (Suiza), 28.VIII.1899. Secretario particular del rey Alfonso XII.
Hijo de José Morphy, nacido en Madrid el 29 de febrero de 1836, Guillermo Morphy aparece vinculado a la historia de la Familia Real española en 1870, año en el que la reina Isabel II abdicó sus derechos en su hijo el príncipe Alfonso, futuro Alfonso XII. Abogado de formación pero músico apasionado, Morphy siguió estudios de Música en los Conservatorios de Madrid y Bruselas, pero hacia las citadas fechas abandonó su prometedora carrera musical en aras de su relación con el futuro Monarca.
Había comenzado sus estudios musicales a los ocho años, con el maestro Orihuela, y dos años después, con Antonio Mercé en la Escuela Pía de San Antonio de Madrid, matriculándose posteriormente en el Colegio de Santiago de Masarnau, donde la Música ocupaba un lugar destacado dentro de las enseñanzas impartidas, componiendo algunas pequeñas piezas, que fueron interpretadas en su círculo familiar. Al tiempo que cursaba su carrera de Leyes en la Universidad Central, tomó como maestro de Música, sin que al principio lo supiera su familia, a Francisco de Asís Gil, Primer Premio del Conservatorio de Bruselas, con quien estudió Armonía, Contrapunto y Fuga durante seis años.
Saldoni refiere que “muchas veces pasaba las horas del aula en armonizar bajetes o escribiendo contrapuntos sobre un canto llano, y sin embargo de esto, ganó todos los años de estudio, obteniendo siempre buenas notas, pero a fuerza de trasnochar o de madrugar, aun en invierno”. Al tiempo se dedicó al análisis y a la musicografía, dejando en segundo plano el estudio del Piano, instrumento en el cual había alcanzado un nivel técnico considerable. En esta época realizó viajes a Galicia, Asturias y Santander, con el fin de conocer la música popular de estas regiones.
En 1854, los avatares políticos llevaron a su padre a trasladarse a Sevilla como fiscal de la Audiencia, a quien acompañó toda su familia y también su hijo Guillermo Morphy, que aprovechó para estudiar Violín durante dos años y de paso conoció el espíritu de la música popular andaluza. Al fallecer José Morphy en 1858, la familia regresó a Madrid, teniendo Guillermo que renunciar a sus aspiraciones artísticas para hacerse cargo del bufete paterno. Sin embargo, en 1863 consiguió el encargo de estudiar los conservatorios líricos y sociedades corales europeas, y así viajó por casi toda Europa y permaneció nueve meses en Bruselas para estudiar composición bajo la supervisión de Fétis, director del conservatorio. Un año después compuso El cántico de Moisés, cantata a gran orquesta y coros con texto latino, dedicada al duque de Brabante —después rey de Bélgica—.
Refiere Mariano Vázquez que “Fétis, interesado por el discípulo que ya estimaba, contribuyó con su influencia y proporcionó los medios para que la obra se ejecutase en la Sala Ducal con el gran órgano, la orquesta y coros de la Catedral de Santa Gúdula, y juntamente la Sociedad Lírica, que era entonces la más notable de Bélgica. Se reunieron trescientos ejecutantes, la obra fue muy aplaudida, y el joven compositor pudo decir que la fortuna había acompañado sus primeros pasos”; esta cantata permaneció varios años en el repertorio de la iglesia de Santa Gúdula.
Según refiere Ovilo y Otero, “mientras el primer editor de Bruselas le proponía comprarle la partitura de su obra, el director del teatro de la Moneda le prometía representarle una ópera, así que estuviese concluida”. Según Vázquez, “a estas obras siguieron otras varias, entre ellas los coros a voces solas titulados Los trapenses, Serenata española y Los almogávares, con algunos más, que fueron ejecutados por la Sociedad Lírica en los conciertos de la misma. El éxito alcanzado por estas composiciones hizo que fuesen adquiridas por un editor, siendo estímulo poderoso además para el Sr. Morphy la promesa de un libreto de ópera, en dos actos, para el teatro de la Monnaie.
Al propio tiempo el Sr. Fétis le instaba para que se quedase en Bruselas trabajando a su lado”.
Morphy regresó a Madrid al ser nombrado gentilhombre del príncipe de Asturias, para ocuparse de la educación del príncipe, abandonando —en palabras de Ovilo y Otero— “el sillón de la orquesta por las cámaras de Palacio, la batuta del director por el libro del pedagogo, la libertad del artista por la esclavitud del vasallo”. Durante ese período entabló amistad con Monasterio, Eslava, Guelbenzu y otros músicos notables del Madrid de la época. Pero, con la Revolución de 1868, Morphy se consideró expulsado de España, y se estableció en París con su madre, recurriendo a la música para atender a su subsistencia, relacionándose con Gounod, David, Thomas y Gévaert, entonces director de la Grande Opéra. Éste le animó a continuar sus investigaciones sobre los libros de vihuela y guitarra española, facilitándole los materiales que él había reunido y aquellos que se conservaban en París, para más tarde estudiar los de las bibliotecas de Bruselas, Viena, Dresde y Madrid, especialmente en la de Barbieri. En París compuso una Sonata para piano y violín, la Serenata española para canto y piano, interpretadas en la Sala Hertz y publicadas por Gérad, así como la Sonatina para piano a cuatro manos, publicada por Durand en París y Romero en Madrid.
Escribió la música del baile Un mariage à Seville, sobre argumento de Théophile Gautier, con figurines de Fortuna, que fue admitido para su estreno en la Grande Opéra, pero no pudo ser estrenado por la guerra franco-prusiana. Ante el cerco de París, Morphy y su madre huyeron a Narbonne, donde permanecieron diez meses, trasladándose después a Madrid, donde publicó algunos artículos de crítica musical en La Ilustración Española y Americana y otros periódicos, y trabajó en la composición de las óperas españolas Mudarra y Los amantes de Teruel, inconclusas.
En Burdeos asistió a las sesiones de la Asamblea, acudiendo a las tertulias de Victor Hugo, Garibaldi y Thiers. Tras la firma de la paz, en París, acompañó a Gauthier en su última enfermedad; tras el fallecimiento del mismo, sus herederos pusieron dificultades a la publicación del texto del ballet inédito, con música de Morphy, que no llegó a ser estrenado.
En 1872, después que el príncipe Alfonso completase su formación académica y militar en París y marchó a Viena para continuar su educación en el Colegio Teresiano, Morphy entonces abandonó su carrera como compositor por haber aceptado el encargo de la Reina de convertirse en preceptor y director de los estudios del joven príncipe, a quien desde entonces no abandonaría y tan sólo en sus ratos libres pudo completar su trabajo sobre los libros de vihuela y tablatura en las bibliotecas de Viena, al tiempo que compone la ópera Lizzie, con texto de Chirch, y varias obras para la orquesta de Eduardo Strauss. De forma recíproca, el príncipe cobró un afecto especial por él, que no solamente dirigió sus estudios en todos los ámbitos, sino que también le guió durante aquellos años inciertos previos a su restauración en el trono. Como muestra de gratitud, pocos días después de llegar a España como nuevo rey Alfonso XII, el Soberano le concedió el título de conde de Morphy, el 27 de febrero de 1875, y le encargó las tareas propias de su secretaría personal al producirse la Restauración borbónica.
Amigo íntimo del Rey, fue su consejero y confidente fiel. Tras el fallecimiento del Soberano, en 1885, a quien Morphy asistió en sus últimos días, la reina regente María Cristina lo mantuvo como secretario personal, encargándole la remodelación de su secretaría privada ese mismo año. Consciente de la importancia de aquel encargo, Morphy reorganizó la secretaría real siguiendo los modelos del rey de Bélgica y el emperador de Austria, poniéndose en marcha la nueva secretaría en 1891. Con un salario de 15.000 pesetas y potestad para proponer el nombramiento del personal de la secretaría, Morphy contó hasta su muerte con la confianza absoluta de la Reina, con quien compartió su apasionado interés por la música. Buen amigo, asimismo, de la infanta Isabel, Morphy fue uno de sus apoyos en la promoción de eventos musicales durante la Regencia, participando en la gestión de diversas entidades musicales y apoyando a los músicos españoles. En abril de 1884 la Unión Artístico-Musical interpretó su Zambra morisca con éxito. Fue presidente de la Sociedad de Conciertos de Madrid entre 1884 y 1890, coincidiendo con la etapa de la dirección de Tomás Bretón; intervino en la consolidación de la orquesta, consiguió subvenciones del Ministerio de Fomento e hizo posible que la sociedad interviniese en algunos actos oficiales celebrados en el Palacio Real. Presidió la Sección de Bellas Artes del Ateneo Científico y Literario de Madrid entre 1886 y 1895, impartiendo varias conferencias dedicadas a la historia del arte y de la música de España. El 31 de enero de 1887 fue elegido académico de la sección de Música de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica. En su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes, en 1892, habló de superar el drama wagneriano, siguiendo algunas de las alternativas mostradas por Bretón en sus óperas; también proponía la reforma de la música lírica española y la creación de un teatro lírico en su contestación al discurso de ingreso en la Academia de Bretón. Morphy planteó una visión regeneracionista sobre la música española; consideraba necesario tomar los elementos propios españoles para construir con ellos las obras musicales que permitieran el renacimiento de la música española. Muchas de sus opiniones —que anticipan los postulados de Pedrell— fueron transmitidas a sus amigos músicos, influyendo directamente sobre los escritos de Bretón.
Se mostraba defensor de la creación de la ópera española, considerando la zarzuela como pasada de moda y limitada por sus moldes formales. Estimaba necesario reformar la enseñanza de la música, incluyéndola en las escuelas primarias, organizar y reformar el conservatorio, crear un teatro lírico y de la zarzuela, crear una gran Sociedad Filarmónica con sucursales en las ciudades importantes, premiar a los maestros de capilla que restaurasen el cultivo de la música religiosa española y reorganizar las músicas militares, todo ello con el objetivo de conseguir el progreso de la cultura musical española.
Morphy, prototipo de hombre de cultura bien relacionado con los intelectuales de su época, en cuyos salones se celebraron conciertos y audiciones en los que participaron todos los artistas extranjeros que acudían a Madrid, no en vano era buen amigo de músicos españoles y extranjeros, especialmente de Granados, Arbós, Guervós, Bretón, Blanquer y Albéniz. Según Bretón, “ […] en la Corte […] sólo pensó el conde de Morphy, después de cumplir con los deberes de su cargo, en favorecer el desarrollo del arte y facilitar el camino a los artistas de todas clases”, favoreciendo que diversos artistas obtuvieran pensiones para formarse en el extranjero.
Casado con la austríaca Cristina Hagyi y Seringer, dama de la reina María Cristina, el conde de Morphy falleció en la localidad suiza de Baden el 28 de agosto de 1899, adonde se había trasladado para tomar las aguas termales y recomponer su ya quebradiza salud.
Había compuesto unas cien obras musicales de distintos géneros, hoy en día en el olvido. Tradujo del inglés la biografía y correspondencia de Beethoven publicada por Moschèles. Escribió artículos de crítica musical en La América, El Parlamento, La Gaceta Literaria, La Ilustración Española y Americana y otros periódicos. Sus trabajos sobre los vihuelistas españoles vieron la luz en un volumen póstumo titulado Les luthistes espagnols du XVIè siècle, con prólogo de Gevaert, publicado en edición alemana traducida por Hugo Riemann.
Obras de ~: Los trapenses, Serenata española; Los almogávares; Sonata, para piano y violín; Serenata española, para canto y piano; Sonatin, para piano; Un mariage à Seville, Mudarra, ópera (inacabada); Los amantes de Teruel, ópera (inacabada); Lizzie, ópera; Zambra morisca.
Escritos: Discurso leído en la apertura de la Sección de Bellas Artes del Ateneo Científico y Literario de Madrid por el Excmo. Sr. Conde de Morphy, Madrid, Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1886; “El año musical 1889 en España”, en La España Moderna, año II, t. XIII, I (1890), págs. 77-78; Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del Excmo. Sr. D. Guillermo Morphy y Férriz de Guzmán, Conde de Morphy, el día 18 de diciembre de 1892, Madrid, Imprenta de Manuel Tello, 1892; Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recepción pública del Ilmo. Sr. D. Tomás Bretón el día 14 de mayo de 1896. Contestación del Excmo. Sr. Conde de Morphy, Madrid, Imprenta de los hijos de José M. Ducazcal, 1896; Les Luthistes espagnoles du XVIe siècle. Die spanischeri lautenmeister des 16 Jahrhunderts (von G. Morphy, vorwort von F.A. Gevaert, französischen text revidiert von Charles Malherbe, deutsche ubersetzun von Hugo Riemann), Leipzig, Breitkopf und Härtel, 1902.
Bibl.: B. Saldoni, Diccionario Biográfico-Bibliográfico de Efemérides de Músicos Españoles, vol. II, Madrid, Antonio Pérez Dubrallç, 1880; M. Ovilo y Otero, “El caballero Morphy”, en Escenas Contemporáneas, vols. II-III, Madrid, Imprenta de Higinio Reneses, 1883; F. Arteaga y Pereira, Celebridades Musicales, Barcelona, Centro Editorial Artístico de Torres y Seguí, 1887, pág. 635; A. L. Salvans, “Excmo. Sr. Conde de Morphy”, en Ilustración Musical Hispano-Americana (Barcelona), año II, 35 (21 de junio de 1889), págs. 89-90; “El Conde de Morphy. Su muerte”, en El Heraldo de Madrid, 30 de agosto de 1899; “El Conde de Morphy”, en La Música Ilustrada Hispano-Americana (Barcelona), año II, 18 (10 de septiembre de 1899), pág. 4; T. Bretón, “Homenaje a un artista”, en El Heraldo de Madrid, 1 de septiembre de 1899; Discurso leído por el Ilmo. Sr. D. Tomás Bretón en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la sesión de 25 de septiembre de 1899, en memoria del difunto académico de número Excmo. Sr. Conde de Morphy, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1899; A. de Sagrera, Una rusa en España. Sofía, duquesa de Sesto, Madrid, Espasa Calpe, 1990; R. de la Cierva, La otra vida de Alfonso XII, Madrid, Fénix, 1994; A. de Sagrera, La Reina Mercedes, Madrid, Compañía Literaria, 1995; R. Sobrino, “El epistolario inédito de Tomás Bretón a Isaac Albéniz (1890-1908): nuevos documentos sobre la música española en torno al 98” y “El Conde de Morphy (1836-1899), protagonista musical de una época. Epistolarios a Albéniz y Pedrell”, en Cuadernos de Música Iberoamericana (Madrid), vols. 5 y 7 1998, 1999), págs. 163-183 y págs. 61- 102, respect.; L. G. Iberni, “Morphy Ferrís, Guillermo”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. VII, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales-Sociedad General de Autores y Editores, 2000, págs. 827-828; M.ª J. Rubio, La Chata. Isabel de Borbón y la Corona de España, Madrid, La Esfera de los Libros, 2003; J. A. Vaca de Osma, Alfonso XII y la reina Cristina, Madrid, Espasa, 2005; R. Mateos Sainz de Medrano, La Reina María Cristina. Madre de Alfonso XIII y regente de España, Madrid, La Esfera de los Libros, 2007.
Ramón Sobrino Sánchez y Ricardo Mateos Sainz de Medrano