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Pedro de Céspedes

Biografía

Céspedes, Pedro de. ? – Lima (Perú), c. 1680. Maestro carpintero y alarife de Lima (Perú).

Son desconocidas las primeras décadas de la vida del maestro carpintero Pedro de Céspedes, artífice que desempeñó su tarea profesional en la Ciudad de los Reyes (Lima, Perú), desde —al menos— 1638, cuando están documentadas algunas labores suyas junto “a su hermano” Alonso Jiménez, con el que formó compañía profesional para algunos trabajos hasta 1644.

Fue alcalde del gremio de los carpinteros y, como tal, examinó junto al maestro Diego de Medina, el 18 de junio de 1640, a Asensio de Salas para el oficio de ensamblador y carpintero. Por esta época se encargó de revisar las cubiertas del Cabildo.

Un año después, el 14 de septiembre de 1641, participó en la subasta pública para el arreglo de los tajamares del río junto al cerro de San Cristóbal; obra que, finalmente, le fue adjudicada.

Realizó algunas obras de carpintería para las viviendas monásticas, como revela la carta de pago que otorgó a Juan Cutiño, el 26 de octubre de 1647, por la cantidad de 1.500 pesos que importó la obra de una celda, de la que la escritura no especifica el monasterio.

También se ocupó de varias obras de carpintería para la arquitectura doméstica de la capital, como la que concertó con Antonio de Alarcón y Riaza, el 4 de julio de 1650, comprometiéndose a realizar diferentes labores de su oficio en sus casas de vivienda.

El 7 de abril de 1648, se tasó la obra de carpintería que había realizado en las casas que habían quedado por bienes de los difuntos Marcos de Molina y Margarita de Ocampo, tres pares de casas y tres tiendas, firmando como testigos los artífices fray Diego Maroto, Francisco Cano Melgarejo y Adrián Troche.

Unos años después, en julio de 1652, se concertó con la abadesa del monasterio de Nuestra Señora del Prado la obra para cubrir los locutorios de hombres y mujeres; hacer varias puertas, ventanas y otros trabajos que montaron un total de 7.800 pesos. En el mismo año, debió comenzar varias labores de carpintería para la Capilla Real, pues, el 14 de enero de 1653, otorgó una carta de pago, de 180 pesos, por el compromiso realizado. Al día siguiente, volvió a otorgar una segunda certificación por el recibo de otros 450 pesos.

El 1 de agosto de 1653, se concertó con Gabriel Acuña Verdugo para hacer diversas obras en sus casas de vivienda, entre ellas, los ángulos de un corredor alto y un balcón. El 20 de septiembre del mismo año, volvió a comprometerse con la abadesa del monasterio de Nuestra Señora del Prado, en este caso para cubrir un aposento y realizar otras ocupaciones propias de su oficio. El 9 de noviembre, hizo algunas obras para las Casas Reales.

Tres años después, el 26 de abril de 1656, otorgó un recibo de 1.000 pesos por las obras realizadas en la Capilla Real.

Fue mayordomo, desde una fecha imprecisa, de la Cofradía de Nuestra Señora de los Remedios y Ángel Custodio en la iglesia de la Merced y, como tal, se encargó de realizar el concierto para cambiar de sitio la capilla y hacer algunas obras nuevas en la iglesia del convento; en concreto, un arco que debía quedar en proporción con el crucero.

El 16 de julio de 1661, la Inquisición le nombró tasador en la obra de carpintería realizada por el alarife fray Diego Maroto en sus locales; obra que también tasó el maestro Juan del Castillo. La segunda tasación se presentó con fecha del día 20 de octubre de 1661.

En 1663 se le pidió presupuesto para que revisase las maderas de la cubierta de la sala del Cabildo y de la entrada a la sala del alguacil mayor.

A partir del año 1664, los regidores le eligieron alarife de la ciudad de Lima en lo tocante a las obras de la carpintería, cargo que desempeñó con continuidad hasta 1670. En realidad se trató de un oficio de cierta exclusividad, pues fue la única ocasión en la que el Cabildo nombró un alarife para las labores de la madera.

Los días 4 y 11 de octubre de 1671, concertó con el doctor Francisco de la Daga y Vargas, rector de la Real Universidad de San Marcos, y con el padre fray Nicolás de Ulloa, catedrático de la misma y rector del convento de San Agustín, la labor para ejecutar el artesonado del zaguán de la Universidad. El contrato especificaba, en la memoria adjunta, la obligación de encargarse también de las puertas principales, de dos postigos.

El 10 de julio de 1673, concertó las obras de carpintería de una vivienda propiedad de María de Villaleyes.

Al año siguiente, en 1674, participó con los maestros Diego de Mondragón y Joseph de Robles en la tasación de las obras de carpintería de la construcción de la iglesia de la Soledad, en el convento grande de San Francisco; labores que había realizado con anterioridad el maestro y alarife Pedro Fernández de Valdés.

El 13 de junio de 1676, registró notarialmente el recibo de 300 pesos que cobró por el valor de los aderezos realizados para una vivienda, situada en la esquina de las Casas de la Inquisición.

En 1678, informó sobre la necesidad de reforzar el edificio de la Encarnación. Al año siguiente, en 1679, participó —junto a los alarifes fray Diego Maroto, Francisco de Ibarra, Pedro Fernández de Valdés y Diego de Mondragón— en la tasación de la obra efectuada por los maestros Manuel de Escobar y Manuel de Cevallos en el mismo monasterio, tras la apelación elevada por su mayordomo, Francisco Fernández del Río, ante el arzobispado. Se trata del último dato documentado que, hasta el presente, se tiene de este artífice.

 

Obras de ~: Celda monástica, Lima, 1647; carpintería para el Monasterio de Nuestra Señora del Prado, Lima, 1652; carpintería de la Capilla Real, Lima, 1653; corredor y balcón para la vivienda de Gabriel Acuña Verdugo, Lima, 1653; cubierta de un aposento y otras labores en el Monasterio de Nuestra Señora del Prado, Lima, 1653; carpintería para las Casas Reales, Lima, 1656; artesonado del zaguán y puertas de la Real Universidad, Lima, 1671; carpintería de la vivienda de María de Villaleyes, Lima, 1673; arreglos en una vivienda en la Plaza de la Inquisición, Lima, 1676.

 

Bibl.: E. Harth-Terré, Artífices en el Virreinato del Perú, Lima, Imprenta Torres Aguirre, 1945, pág. 215; R. Vargas Ugarte, Ensayo de un diccionario de artífices de la América Meridional, Burgos, Imprenta de Aldecoa, 1968, pág. 193; J. Bernales Ballesteros, Lima, la ciudad y sus monumentos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1972, pág. 264; R. Ramos Sosa, “La pervivencia del manierismo en Lima: el motivo ornamental de la sillería del Monasterio de Santa Catalina (1662)”, en Actas del IX Congreso Nacional del Comité Español de Historia del Arte, El Arte Español en épocas de transición, León, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, vol. I (1992), pág. 447; A. San Cristóbal Sebastián, “Los alarifes de la ciudad de Lima durante el siglo xvii”, en Laboratorio de Arte, 6, Sevilla, Universidad, 1993, págs. 136, 152-153; M.ª A. Durán Montero, Lima en el siglo xvii. Arquitectura, urbanismo y vida cotidiana, Sevilla, Diputación Provincial, 1994, pág. 141; A. San Cristóbal Sebastián, Fray Diego Maroto, Alarife de Lima, 1617-1696, Lima, Epígrafe, 1996, pág. 146; Manuel de Escobar, alarife de Lima (1640-1695), Lima, Universidad de San Martín de Porres, 2004, pág. 194; La casa virreinal limeña de 1570 a 1687, Lima, Fondo editorial del Congreso del Perú, 2004, pág. 748.

 

María Dolores Crespo Rodríguez

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