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Berenguer de Castellbisbal

Biografía

Castellbisbal, Berenguer (Bernat) de. ?, p. s. xiii – Nápoles (Italia), 1254. Dominico (OP), obispo, confesor real.

Prior del convento dominico de Barcelona que fue confesor del rey Jaime I; estos frailes se distinguieron en dicha tarea.

Junto con otro fraile dominico participó en la conquista de Mallorca y ambos, buenos predicadores, mantuvieron el espíritu bélico del ejército con sus prédicas o arengas durante el largo asedio de la capital.

El rey les confió a ambos la custodia de las casas reales y el tesoro de la Almudaina, como explica en el Libre dels feyts. El monarca quiso que fuera el primer obispo de la Valencia reconquistada, pero no pudo tomar posesión por la reclamación de Toledo sobre dicha sede.

Como obispo de Gerona (1245-1254) introdujo a los dominicos en la ciudad e inició en su obispado la celebración de sínodos diocesanos para reformar las costumbres del clero. Asistió al concilio provincial de Tarragona del 1 de mayo de 1246 y luego tuvo lugar su desgracia y destierro.

En efecto, fue objeto de las iras del rey que había ordenado cortarle parte de la lengua por haber divulgado un secreto de confesión. Se ha especulado sobre dicho secreto que podría ser el proyecto del momento, o sea el reparto de los reinos entre sus hijos. Arrepentido, pidió la absolución al papa Inocencio IV y envió a Lyon, donde se hallaba, a Andreu d’Albalat, que más adelante fue obispo de Valencia. Poco después, el 22 de junio de 1246, el papa le exhortó a hacer penitencia, a desistir del destierro del obispo Berenguer y a dar pública satisfacción de su exceso. La solución del caso tuvo lugar por obra del legado fray Desiderio: el 5 de agosto, el rey, que se hallaba en Valencia, prometió al papa en un documento hacer penitencia por haber ordenado la mutilación de la lengua del obispo de Gerona, a quien pediría perdón y mantendría en su sede; a fin de reparar el mal haría obras piadosas, como completar la obra de la abadía de Benifazá fundada por él, y dotarla; visitaría conventos de los predicadores, la orden del obispo Berenguer.

El papa mandó su respuesta del 22 de septiembre por medio de sus legados, el obispo Felipe de Camerino y el mismo fray Desiderio, para que le absolvieran de la excomunión y le impusieran penitencia. El rey convocó una asamblea de prelados —los de Tarragona, Zaragoza, Urgel, Huesca y Elna—, nobles y ciudadanos en el convento de los frailes menores de Lérida para exponerles su propia culpa en presencia de los nuncios. Después de dichos actos, el papa autorizó la absolución del monarca, que quedó obligado a realizar diversas obras piadosas, como las citadas. Pocos días después, el 18 de octubre, y todavía en Lérida, el rey otorgó un documento previo a la absolución, en el cual perdonaba al obispo de Gerona todas las ofensas que éste hubiera podido hacerle y le garantizaba su seguridad. El mismo día dirigió una carta al papa para agradecerle la concesión de la absolución y comunicarle la declaración hecha en Lérida. Por fin, el 20 de octubre, los nuncios le dieron la absolución en nombre del papa y le ordenaron que castigara a los clérigos sólo en los casos fijados por el derecho, y que no se atreviera a ninguna violencia contra ellos.

Aunque en el Libre dels feyts consta fray Berenguer de Castellbisbal, nunca se alude a su bárbaro castigo, que se conoce por la documentación conservada. Murió en Nápoles en 1254.

 

Bibl.: J. Villanueva, Viage literario a las iglesias de España, 4, Madrid, 1806, págs. 155-160, docs. 13-14 (Madrid, 1850, págs. 175-178; ed. facs. Valencia, Editions Digitals, 2001).

 

Carme Batlle i Gallart