Sánchez Garzón, Gonzalo. España, p. s. XVI – Santiago del Estero (Argentina), c. 1582. Conquistador, capitán, regidor.
Se trasladó a América en fecha desconocida, formó parte de las huestes de Diego de Rojas y de Juan Núñez de Prado, de esta manera participó con Diego de Rojas en la fundación de Chuquisaca y el descubrimiento de la región de Tucumán (Argentina), que luchaban contra las poblaciones indígenas lules y diaguitas, y Rojas murió en un enfrentamiento contra los juríes en 1544. Posteriormente, residió “interinamente” desde la fundación —según Pistone— de Santiago del Estero (que fundara Francisco Aguirre en 1553), ejerció de regidor, y en esta población argentina conoció al cronista criollo Ruy Díaz de Guzmán (Pistone). En cambio, Guzmán le consideraba vecino de Tucumán. Con anterioridad, según Guzmán, participó en la conquista del Perú, no se sabe si uniéndose a la tercera expedición de Francisco de Pizarro (1478-1541) desde Panamá al Perú en 1531 o si lo hizo posteriormente con el mismo destino, y una década más tarde había traspasado la cordillera de los Andes para intervenir con Diego de Rojas en la conquista del Tucumán, muriendo en Santiago del Estero o en Tucumán poco después de 1582.
Sánchez Garzón intervino en el desarrollo de la leyenda de la Ciudad de los Césares, como apunta Pistone, pues la aventura de Francisco César y sus hombres tiene una versión documental (científica) realizada por el historiador chileno José Toribio Medina en su obra El veneciano Sebastián Gaboto al servicio de España, y la crónica del historiador criollo Ruy Díaz de Guzmán. Ambas versiones se contradicen; de acuerdo con Medina, a las órdenes de César fueron puestos quince soldados, a los que éste dividió en tres columnas: una siguió el curso del río Carcarañá, otra se dirigió hacia el suroeste y la tercera columna marchó hacia el noroeste, por la región de los caracaraes; partieron de Sancti Spiritus en noviembre de 1528 y regresaron alrededor de febrero del año siguiente y, según la documentación por Mediana encontrada, “nada resulta en cuanto al camino que recorrieron, o al punto donde César y sus compañeros llegaron” y solo “consta que dijeron que habían visto grandes riquezas de oro y plata y piedras preciosas”, de ello se deduce que es de “suponer que alcanzaron hasta dentro de los límites del Imperio de los Incas, atravesando así la Pampa” de Córdoba y Santa Fe (cfr. Pistone). Mientras, Díaz de Guzmán alude al episodio que oye relatar al capitán Gonzalo Sánchez Garzón; Pistone apunta que aunque “tanto Medina como la mayor parte de los historiadores han rechazado la versión de Ruy Díaz de Guzmán [y por tanto la leyenda de Sánchez Garzón]. Sin embargo, cierta experiencia nos ha demostrado que por lo general el primer historiador criollo está en lo cierto. Peca en los detalles, pero menos de lo que se lo ha supuesto en lo fundamental. En el caso que nos ocupa es notorio que Francisco César no pudo realizar el viaje de referencia, pero eso no quiere decir que no lo realizaran otros compañeros suyos”. En cambio Guzmán da otra versión, ofrecida por Pistone, sobre el mismo asunto, al señalar que Sebastián Gaboto “había despachado” a descubrir las tierras australes y occidentales, y llegar al “rico reino” del Perú envía César y sus compañeros desde la fortaleza de Sancti Spiritus, tras atravesar la cordillera de los Andes entraron “a una gran provincia de mucha multitud de gente”, muy rica de plata y oro, y muchos ganados (“carneros de la tierra”, llamas), con la que crean “ropa bien tejida”. “Estos naturales obedecían a un gran señor que los gobernaba”, con los que entraron en contacto los españoles “de parte de Su Majestad que era un poderoso príncipe que tenía sus reinos y señoríos de la otra parte del mar”, y César “le pidió licencia” para poblar con sus compañeros, y lo acepta dando a cada uno muchas piezas de oro y plata, y ropa “muy buena [que] pudiesen traer y algunos indios que los acompañasen y viniesen sirviendo por orden de su señor” (Guzmán). Poco tiempo después decidió regresar encontrando la fortaleza destruida (“con el desdichado suceso de don Nuño de Lara”), por lo que César decidió retornar a lo que desde entonces se llamara la “Ciudad de los Césares”, volvieron de nuevo a la cordillera de los Andes “de la cual mirando al hemisferio vinieron una parte del mar del Norte, y a otra el del Sur, aunque a esto no me he podido persuadir por la distancia que hay de un mar a otro, porque tomando lo más angosto podría ser el rincón del estrecho de Magallanes, y hay desde la boca de la parte del norte hasta la que está a la del sur más de cien leguas y así entiendo fueron engañados de unos grandes lagos que por noticia se sabe caen a la parte del norte, y que mirados de lo alto juzgaron ser el mismo mar, de donde caminando por la costa del sur muchas leguas salieron hacia Atacama y tierra de los Lipez, y dejando a la mano derecha los Charcas”, y se dirigieron (en demanda) a Cuzco. Entraron en Perú en el mismo tiempo que Francisco Pizarro acababa de prender a Atahualpa en los campos de Cajamarca (1532, lo ejecutó el 26 de julio de 1533), aunque, como indica Guzmán, “con este suceso atravesó toda esta tierra este César, de cuyo nombre comúnmente llaman a esta tierra” comprendido entre varios países. “La conquista de los Césares según me certificó el capitán Gonzalo Sánchez Garzon, vecino del Tucumán y conquistador antiguo del Perú, el cual me dijo [a Guzmán] haber conocido, comunicado a este César, en la ciudad de los Reyes”, con lo que Sánchez Garzón, contemporáneo, conoció directamente la leyenda de la ciudad de los césares, y “la existencia de una ciudad maravillosa donde abundaba el oro y la plata, quedó por mucho tiempo entre los hombres de la conquista; la Ciudad de los Césares, como llamaron a los que, alucinados [o no], acompañaron a [Francisco] César en la aventura [al Perú inca]” (Sierra).
Bibl.: V. D. Sierra, Historia de la Argentina. Introducción, conquista y población (1492-1600), Buenos Aires, Editorial Científica, 1964; R. Díaz de Guzmán, “Libro I. Anales del descubrimiento, población y conquista del Río de la Plata. Capítulo IX. Del descubrimiento de César y sus compañeros”, en Biblioteca Virtual del Paraguay (\CAPITULO IX.htm); J. C. Pistone, “La corriente colonizadora del este. Solis Gaboto”, en Revista Americana (Santa Fe de la Vera Cruz, Argentina, Centro de Estudios Hispanoamericanos), n.º 11 (www.cehsf.ceride.gov.ar. \Centro de Estudios Hispanoamericanos.htm).
Miguel Héctor Fernández-Carrión