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Valeriano Claudio Madrazo Escalera y García Diego

Biografía

Madrazo Escalera y García Diego, Valeriano Claudio. Marqués del Valle de la Colina (V). Espinosa de los Monteros (Burgos), 6.II.1816 – Madrid, 1889. Montero de Espinosa, alcalde.

Fue hijo y nieto de monteros de Espinosa hasta un grado remoto. Era hijo de León-José Madrazo Escalera y Gutiérrez de Arce, natural de Espinosa, y de Valeriana García Diego y Budar, de Santander. Su padre, León-José, igual que su progenitor, José Claudio Madrazo Escalera, y que su abuelo, Gaspar Liborio Madrazo Escalera, fue montero de Espinosa —también sus hermanos José y Telesforo—, regidor perpetuo de Burgos (1802), figura como hidalgo en los padrones entre 1784 y 1830 y heredó el título de marqués del Valle de la Colina (1817). Su abuelo materno, Pedro José García Diego y Fernández Alonso, también hidalgo y natural de Espinosa, fue director general de rentas del reino; sus bisabuelos, Juan Gutiérrez de Arce, natural de Bárcena, fue tesorero de rentas provinciales de Burgos, y Manuel García Diego y Madrazo, natural de Espinosa, ejerció de regidor general decano en esta villa desde 1756.

Valeriano Claudio, el segundo de siete hermanos, a los veintiún años se enroló en el ejército carlista, pero, derrotada la causa de don Carlos, se trasladó con su hermano Higinio a México, donde la familia tenía arraigo en el valle de Orizaba. Esta presencia data del siglo XVII, cuando Diego Madrazo Escalera Rueda de Velasco, recién titulado I marqués del Valle de la Colina (1689), y sus sucesores extendieron su red e intereses económicos desde Orizaba, en cuya plaza principal estuvo la casa paterna. La familia comerció con ganado, los avíos de las haciendas, préstamos, adquirió y reconstruyó tenerías y molinos, poseía casas, solares, tienda de géneros indígenas y de ultramar. El marquesado del Valle de la Colina, con los de Sierra Nevado y el conde del Valle de Orizaba, explotó estas llanuras para el tabaco. En la segunda mitad del siglo XVIII, los marqueses del Valle de la Colina, a diferencia de otras familias nobles, se adaptaron a la empresa capitalista y figuraron desde finales del siglo entre las fuerzas vivas de la ciudad.

En Orizaba vivió Valeriano Claudio, nacieron su hija, María Concepción Madrazo Escalera y Espinosa, y sus nietos, José, José Higinio y Rafael Madrazo Escalera y Madrazo Escalera; allí, Valeriano desempeñó gratuitamente el cargo de vicecónsul de Isabel II en la República de México. Avanzado el siglo, la familia volvió a Espinosa; siendo su alcalde en 1860, Valeriano recibió el hábito de caballero de Santiago a finales de mayo y en julio solicitó el perdón a Isabel II por su pasado carlista, que obtuvo y salvó así el único obstáculo para ser montero de Espinosa, como ya lo era su hermano Aureliano desde 1849. Los monteros de Espinosa, de cámara o guarda, que velaban por la seguridad de la Familia Real, sobre todo desde que se acostaban hasta la mañana, eran la milenaria guardia que de la Casa de Castilla pasó a los Austrias y después a los Borbones; exigían los requisitos de pureza de sangre, nacimiento y vecindad en Espinosa y el Real Albalá o nombramiento de montero. En abril de 1861, Valeriano juró como montero de Espinosa, primero supernumerario o sin sueldo y luego en activo, que desempeñó, salvo en el Sexenio, hasta 1881, cuando se apartó del servicio por su salud. En diciembre de 1878 había rehabilitado el título de marqués del Valle de la Colina, que después pasó a su nieto José (1891), mientras que sus hermanos José Higinio y Rafael intentaron, ya infructuosamente, seguir los pasos de su abuelo como monteros.

 

Bibl.: G. Aguirre Beltrán, “Los marqueses de la Colina y el tabaco como incentivador del cambio socio-cultural”, en América Indígena, 52, n.º 3 (1992), págs. 11-66; E. Ribera Carbó, “Elites cosecheras y ciudad. El tabaco y Orizaba en el siglo XIX”, en Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, vol. VI, 119, n.º 51 (2002).

 

Pilar Calvo Caballero