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Ricardo López Aranda

Biografía

López Aranda, Ricardo. Santander (Cantabria), 20.XII.1934 – Madrid, 25.XI.1996. Dramaturgo.

Cursó estudios iniciales en el colegio de San José y en los salesianos y en el instituto público de su ciudad natal. En 1941 presenció el incendio de su barrio, catastrófico suceso que evocó en varias obras. En 1953 empezó a escribir poesía, aunque ésta, como alguna novela, no la publicó. Llegó a obtener el Premio “Garcilaso” con el poemario Ángeles de barro, en 1956. En 1955 inició estudios de Letras y Derecho en la Complutense, que no acabó. Vivió en el colegio mayor Santa María, en donde tuvo contacto con el teatro universitario. En 1956 realizó el servicio militar en Madrid y empezó a componer sus primeros dramas y el libro de ensayos El mito de la nueva juventud. En el mencionado colegio mayor realizó la lectura de su obra El faro. Era el año 1957. En 1958 recibió el Premio Nacional de Teatro Universitario por la pieza Nunca amanecerá, que publicó la revista SEU, y recibió el Premio de Periodismo “Santo Tomás de Aquino” por el artículo “Hacia una universidad mejor”. Ese mismo año escribió la novela Esta juventud que va a morir, basada en su obra teatral Los sin raíz, que es el título que finalmente adoptó la novela. Dirigió el Teatro Español Universitario (TEU) de Santander. En la revista Acento Cultural apareció su versión de Edipo.

Se suele enmarcar a este autor en el grupo de dramaturgos realistas del medio siglo. Fue un escritor bastante influido por los maestros del realismo simbólico que estaba vigente en el momento en que llegó al teatro (Buero, Sastre). Se desenvolvió inicialmente en el ámbito del teatro universitario o en los teatros nacionales debidamente controlados por el régimen censor. Y luego fue una figura escasamente rescatada durante el período posfranquista. Entre 1965 y 1971 colaboró en el departamento de programas dramáticos de Televisión Española. Autor de una obra amplia y de estética variada, que procuraba adaptarse a cada momento sociocultural y a sus posibilidades de publicación/ representación. Las primeras obras, aquellas con las que más éxito alcanzó, son plenamente realistas; mientras que en otras posteriores, de posición más claramente antifranquista, domina el recurso de las metáforas y de las alegorías alusivas a lo que no se puede aludir directamente, y no contaron con la confianza de empresarios que las asumiesen, salvo contadísimas excepciones. Se acercó también, ocasionalmente, a lo que Buero llamó “técnica de la inmersión” como recurso dramatúrgico. Y en sus varias adaptaciones de clásicos (desde Rojas a Galdós), realizadas con gran libertad sobre los originales, adoptó tintes esperpénticos y quevedescos, con pinceladas que son claroscuros y aguafuertes. Cultivó también el teatro infantil y en una ocasión hizo una incursión en la fórmula del caféteatro con una pieza de notable factura, muy superior a la media de textos destinados a aquella variedad del teatro de bolsillo, en la línea del mejor Ionesco.

En dos años, de 1957 a 1959, escribió hasta ocho obras que presentó al Premio “Calderón de la Barca” Una de ellas, Cerca de las estrellas, alcanzó el galardón en 1960, y fue estrenada en el Teatro María Guerrero al año siguiente, además de llevada al cine por César Fernández Ardavín. A partir de este primer apoyo importante, López Aranda inició un ciclo de “Teatro de la crueldad”, compuesto por textos que quedaron, sin embargo, inéditos en la escena. Obtuvo otros premios con la obra La torre de los sueños (que estuvo a punto de ser estrenada por “Dido. Pequeño Teatro”). En 1962 se hizo una lectura de La subasta de los hombres nuevos en el Aula de Teatro de Educación y Cultura del Movimiento, que dirigía Modesto Higueras. Los meses inmediatamente siguientes López Aranda se trasladó a París y continuó su labor como novelista. Entre 1963 y 1964 volvió de nuevo al teatro, recibió un accésit del Lope de Vega por su obra Noches de San Juan (que estrenó en 1965) y quedó semifinalista del Nadal con la novela Las chimeneas apuntan al cielo. En 1969 estrenó su versión de Fortunata y Jacinta y colaboró en un guión para hacer una película sobre la misma obra galdosiana. En la década siguiente trabajó en nuevas adaptaciones de clásicos (El Buscón, La Celestina) y logró el estreno de una de sus mejores comedias Isabelita, la miracielos. En 1981 vivió en México, donde trabajó para el Canal 13 de la televisión de aquel país, y, a su regreso, vio estrenada una de sus obras de mayor aceptación, Isabel, reina de corazones, inspirada en el exilio parisino de Isabel II.

 

Obras de ~: Nunca amanecerá, Madrid, Sindicato Español Universitario, 1958; “Edipo”, en Acento Cultural, 1 de noviembre de 1958; “Cerca de las estrellas”, en F. C. Sainz de Robles et al., Teatro Español, 1960-1961, Madrid, Aguilar, 1962, págs. 325-391; Yo, Martín Lucero, Madrid, La Avispa, 1984; Isabel, reina de corazones, Madrid, Preyson, 1985; Teatro.

Obras escogidas, Madrid, Asociación de Autores de Teatro, 1998, 2 vols.

 

Bibl.: Á. Berenguer, “Introducción”, en R. López Aranda, Teatro. Obras escogidas, vol. I, op. cit., págs. 11-25; B. Muñoz Cáliz, “Las subversivas S. L.: una obra prohibida de Ricardo López Aranda”, en Teatro (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá de Henares), n.os 13-14 (junio de 1998-junio de 2001), págs. 257-265.

 

Gregorio Torres Nebrera

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