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Hernán Sánchez de Badajoz

Biografía

Sánchez de Badajoz, Hernán. Badajoz, s. m. s. xv – Valladolid, 1546. Conquistador de Perú, gobernador y capitán general de Nicaragua.

Hernán Sánchez de Badajoz fue un conquistador de mil jornadas. En 1514, llegó a Tierra Firme como miembro de las huestes de Pedrarias Dávila. En esos territorios participó en muchas expediciones y fue fundador de la villa de Acla y de varias ciudades: Natá, Nombre de Dios y Panamá. En 1502, exploró las minas de Veragua junto a Bartolomé Colón y en 1526 exploró otras zonas de Nicaragua bajo el mando de Pedrarias Dávila. En 1529 fue con Gonzalo de Badajoz a la repoblación de la villa de Bruselas que había sido fundada en 1524. No obstante, un asalto indígena acabó con la despoblada villa de existencia efímera. Tres años después Sánchez de Badajoz participó en la jornada del Desaguadero y Suerre con Martín Estete. Después de su regreso a Panamá acompañó en 1532 a Diego de Almagro en su viaje a Perú y se involucró con Francisco de Pizarro en la batalla de Jauja en la toma de Cuzco, donde tuvo un papel protagónico.

A fines de 1538 volvió a Panamá y con una importante fortuna amalgamada en sus aventuras de conquista, casó con María de Robles, hija del doctor Francisco de Pérez y Robles, oidor de la Audiencia de Castilla del Oro. Posteriormente, celebró con su suegro y con Luis Colón, nieto del almirante Cristóbal Colón, contratos para la conquista de Veragua, tierra mítica de inconmensurables tesoros. Al momento de la llegada de Hernán Sánchez a este territorio encontró varios grupos indígenas suerres, siguas, tariocas, guaymies y otros. Estos grupos eran un gran atractivo para los conquistadores que veían en ellos recursos de mano de obra que facilitaría su tarea de conquista. No obstante, la rebeldía y la lucha indígena en defensa de sus posiciones serían otros factores disuasivos para los españoles que entonces sólo lograron asentamientos efímeros.

La empresa emprendida por Sánchez de Badajoz para conquistar y poblar el territorio hacia el noroeste de la bahía de Almirante contó con el apoyo de capital privado. Por lo general, el dinero se invertía en armas, alimentos, embarcaciones e incluso parte de la tripulación; a cambio los favorecedores esperaban recibir jugosas ganancias derivadas del saqueo de oro y otras riquezas, como piedras preciosas, perlas, tierras y mano de obra. El 15 de febrero 1540, Hernán Sánchez de Badajoz, emprendió la nueva aventura y salió de Nombre de Dios con dos barcos y sesenta soldados en busca de los inmensos tesoros que supuestamente albergaban estas tierras. Sin embargo, la buena fortuna no lo acompañó. Hasta fines de marzo logró llegar al río Taire o Sixaola, en cuya desembocadura fundó la ciudad de Badajoz y el puerto de San Marcos. Por enfermedades que sobrevinieron a los pobladores del nuevo asentamiento, Sánchez de Badajoz se trasladó al valle del cacique Coaza, que había sido descubierto por una avanzada al mando del teniente Pablo Corzo. Tiempo después Sánchez hizo construir la fortaleza de Marbella en Corotapa, a la margen izquierda del río Tilorio o Chanquinola. La fortaleza estaba construida con troncos de la llamada palma de Pejibay, una planta muy estimada por los indígenas de la zona, y que por su dureza y por poseer aguijones, constituía una excelente barrera contra los ataques enemigos.

Al principio, el asentamiento fue amenazado por la rebeldía de los indígenas de la región, pero una buena relación con el principal Coaza, puso término a los desacuerdos.

Sin embargo, la exitosa empresa de conquista de Sánchez de Badajoz fue amenazada por Rodrigo de Contreras, yerno de Pedrarias Dávila y gobernador de Nicaragua, quien consideró como una usurpación la presencia de Sánchez en territorio que estimaba incluido dentro de su gobierno. El 15 de noviembre de 1540, Rodrigo de Contreras desembarcó en Parismina con noventa soldados y cuatrocientos indios chichimecas con el propósito de expulsar a Sánchez de ese territorio y puso sitio a la fortaleza, guarnecida por sólo treinta y cinco hombres, de los cuales veintinueve desertaron. Agotados los víveres y faltando el agua por completo, Hernán Sánchez tuvo que rendirse el 1 de diciembre de 1540. Contreras lo redujo a prisión y lo procesó, despojándolo de cuanto tenía. Finalmente, lo sentenció el 5 de marzo de 1541 a ser deportado a España, en donde murió en la cárcel en el año de 1546.

Los conflictos entre Hernán Sánchez de Badajoz y Rodrigo de Contreras dieron lugar a una prolongada disputa territorial por la zona de Veragua; ésta era reclamada por la Audiencia de Panamá, que apoyaba a Sánchez, y por la gobernación de Nicaragua que reclamaba este territorio como parte de su jurisdicción. En 1547, el doctor Francisco de Pérez y Robles, suegro de Sánchez de Badajoz, denunció las acciones de Rodrigo de Contreras, según se deduce del siguiente relato: “que el dicho Rodrigo de Contreras a destruydo todo el dicho valle y tierra y a talado más de treynta mil pies de palmas de pexivaes, que es el principal mantenimiento de los Indios de aquella tierra”.

 

Bibl.: R. Fernández Guardia, Diccionario biográfico de Costa Rica, San José, Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, Ministerio de Ciencia y Tecnología, 1941; R. Obregón Loría, Las autoridades coloniales superiores de Costa Rica, San José, Universidad de Costa Rica, 1971; E. Payne, El Impacto de la conquista española en las sociedades indígenas (1502- 1569), San José, Universidad de Costa Rica, 1984, fascículo n.º 3; V. Patiño, “Historia Colonial”, en Boletín indigenista (Costa Rica), vol. 18 (2004).

 

Margarita Silva Hernández

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