Mattoni de la Fuente, Virgilio. Sevilla, 30.I.1842 – 22.I.1923. Pintor, profesor y académico de Bellas Artes.
Oriundo de una familia de ascendencia ítalo-suiza establecida de antaño en Sevilla, se formó en la Escuela Provincial de Bellas Artes de la capital hispalense entre 1856 y 1868. Allí, tuvo como maestros, entre otros, a Eduardo Cano y a Joaquín Domínguez Bécquer, con quienes aprendió especialmente Dibujo, Colorido y Composición.
Con algo más de veinte años, había copiado algunos frescos del Monasterio de San Isidoro del Campo, inicio de su interés por el arte del pasado, acrecentado más tarde.
En 1870, tenía estudio propio en las inmediaciones del Alcázar hispalense, y dos años después realizó un trascendental viaje a Roma. Allí, además de estudiar materias de dibujo en la Academia Francesa, entró en contacto con el ambiente creado por el pintor Mariano Fortuny y asimiló su estilo preciosista, que trajo a Sevilla a su regreso en 1874 cuando murió el pintor catalán.
Abrió nuevo estudio en el Patio de Banderas, del barrio de Santa Cruz, y se interesó por la erudición artística a través de concienzudos estudios de Arqueología e Historia del Arte. Ello se tradujo en una verdadera admiración por el mundo clásico, antiguo y medieval, que llevó a su pintura en forma de tablas neogóticas o neobizantinas a las que aplicaba una técnica de repujado minuciosa, muy prolija y harto efectista, como si de piezas de orfebrería se tratasen. Ello no fue óbice para que, con el tiempo, llegase a ser un genuino pintor de su tierra, enalteciendo en especial los valores de Sevilla dentro de la tendencia regionalista de entresiglos.
Además del retrato, también se interesó por la pintura religiosa, dada su sensibilidad cuasi seráfica, imbricando poesía y pintura como partes de un todo.
No estuvo ajeno a determinadas tendencias estéticas finiseculares y novecentistas.
En 1879 obtuvo Medalla de Plata en la Exposición Regional gaditana con dos cuadros, uno de asunto histórico y otro costumbrista, que dicen bien de su inicial eclecticismo temático, actitud artística que habitualmente practicó, pero que no ensombrece una obra de gran personalidad.
Fue propuesto en 1881 para 2.ª Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes, por su obra titulada Las termas de Caracalla.
En 1886 fue elegido académico correspondiente de la Real de San Fernando de Madrid y miembro de la Comisión de Monumentos. Al año siguiente, numerario de la de Santa Isabel, de Sevilla, en la plaza número 24 dejada por el pintor José Jiménez Aranda.
Este mismo año, logró Medalla de 2.ª Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su cuadro Las postrimerías de san Fernando.
Ejerció la docencia en la Escuela de Bellas Artes, primero como ayudante numerario de Dibujo Artístico desde 1892 y, más tarde, como encargado de las cátedras de Aplicaciones del Dibujo Artístico a las Artes Decorativas, en 1900; de Composición Decorativa, cuatro años después, así como de Estudio de las Formas de la Naturaleza y del Arte, en 1906. También estuvo a cargo de la secretaría y la dirección de la Escuela Provincial de Bellas Artes (1896) y de la de Artes, Industrias y Bellas Artes (1917). En ambos centros, llevó a cabo un importante magisterio sobre diversos artistas andaluces de la generación de entresiglos.
Su pintura finisecular se decanta por el cultivo de diversos géneros y una técnica cada vez más remozada a base de una paleta suelta y valiente de corte preimpresionista, que enlaza con la tradición fortuniana aprendida en Roma.
Iniciado el nuevo siglo, el pintor acusó el influjo de nuevas formas de expresión, sintetizando o alternando, según los casos, diversas tendencias estéticas y los más variados lenguajes plásticos al uso. Tal vez el más caracterizado sea el Simbolismo, al que Mattoni dio singularidad en la escuela sevillana en sus dos vertientes, sagrada y profana. También practicó una variante del mismo, el llamado Estilo 1900. Sin embargo, se detuvo ante el Modernismo, al que considera como “frío cálculo y sistemático escepticismo”.
Mattoni, cuya creación artística es la síntesis entre arte y literatura, siempre en el marco de la historia, fue artista de vasta cultura, espíritu refinado y acendrada religiosidad, pequeño de cuerpo pero grande de corazón. Hizo gala de buena pluma como escritor y poeta, que le llevó a componer libros, o parte de ellos, artículos en revistas y en prensa y poesías, la mayoría de estos trabajos inéditos, en los que domina, ora el rigor histórico y arqueológico, ora un lirismo de fina sensibilidad seráfica.
Obras de ~: Reina dando limosna, colección particular, 1871; Escena histórica, colección particular, 1872; Un recuerdo de Pontevedra, colección particular, 1879; Mañana de Corpus en Sevilla, colección particular, 1879; Las termas de Caracalla, colección particular, 1881; Las postrimerías de Fernando III el Santo, Real Alcázar, Sevilla, 1887; Autorretrato, colección particular, 1887; Cristo y la Magdalena, colección particular, 1887; Retrato del Cardenal Fray Ceferino González, Biblioteca Colombina, Sevilla, 1888; San Pedro salvado de las aguas, colección particular, 1889; Sor Bárbara de Santo Domingo, Convento de la Madre de Dios, Sevilla, 1889; Procesión pasando el Puente de Triana, colección particular, 1890; El Salvador, colección particular, 1891; Ángel heráldico, iglesia de San Andrés, Sevilla, 1893; Cristo Rey, iglesia de San Andrés, Sevilla, 1893; Proyecto de andas para la Virgen de los Reyes, catedral, Sevilla, 1893; El beato Diego José de Cádiz, catedral, Sevilla, 1894; San Buenaventura, catedral, Sevilla, 1894; Santa Isabel de Hungría, iglesia de los capuchinos, Sevilla, 1895; La Anunciación, catedral, Sevilla, 1897; Autorretrato en el estudio del pintor, colección particular, 1895; Retrato de doña María Dolores Guzmán, colección particular, 1900; San Pedro, Colegio del Inmaculado Corazón de María, Sevilla, 1901; Retrato de don José Lamarque de Novoa, colección particular, 1903; En la azotea, colección particular, 1903; La coronación de la Virgen, iglesia de San Andrés, Sevilla, 1904; Retrato colectivo en los jardines de San Telmo, colección particular, 1905; Un Seise, 1906; Sevilla monumental y religiosa, álbum del Palacio Real, Madrid, 1908; Sagrado Corazón de Jesús, Colegio del Sagrado Corazón, Granada, 1910; Retrato de don Anselmo Leonardo García y Ruiz, Hospicio de Venerables Sacerdotes, Sevilla, 1917; Retrato de don José Sebastián y Bandarán, colección particular, 1919.
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Gerardo Pérez Calero