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Juan María Cerbellón y Balbi

Biografía

Cerbellón y Balbi, Juan María. Conde de Castiglione d’Adda (V), en Milán. Milán (Italia), 7.IX.1590 – Perpiñán (Francia), 21.II.1638. Militar y patricio de Milán.

Hijo de Juan Bautista Cerbellón, IV conde de Castiglione d’Adda, y de Octavia Balbi, nació en el seno de una antigua familia originaria del reino de Valencia, entroncada con los barones de Oropesa y Buñol. Sin embargo, a raíz de afincarse en Lombardía, comenzaron a italianizar su apellido, siendo frecuentemente citados por el de Serbelloni, el cual se aplica a menudo a Juan María, e incluso a su abuelo paterno, Gabrio Serbelloni (1509-1580), llamado el Grande, prior de Hungría en la orden jerosilimitana y célebre militar al servicio de Carlos V, el papado y Felipe II.

Estudió en Roma, donde se hallaba cuando regresó a Milán tras la inopinada invasión del Monferrato por las tropas del duque de Saboya (1616), rompiendo el Tratado de Asti (1615). Se puso a disposición del gobernador Pedro de Toledo, que le confió el mando de los presidios de las Langas (Langhi) para impedir a los piamonteses las comunicaciones con la Riviera. Durante el invierno siguiente, levantó un tercio de infantería lombarda para el asedio de Vercelli, donde sirvió hasta la caída de la plaza (25 de julio de 1617). Tras la firma de la Paz de Pavía (9 de octubre de 1617), su tercio fue desmovilizado y se retiró a la vida privada, siendo elegido uno de los sesenta decuriones del Consejo general de la ciudad de Milán.

El 1 de julio de 1619 se hizo cargo del tercio de infantería lombarda, que tuvo su hermano mayor, Juan Pedro, fallecido poco antes. Fue enviado a la Valtellina donde, tras mejorar las defensas del castillo de Piattamala, se acuarteló con su tercio en las villas de Sondrio, Morbergno y Traona. El 7 de mayo de 1622 se apoderó de Chiavenna, desde donde intentó socorrer a Coira (Chur); pero sabiendo que los protestantes habían sido vencidos por los católicos de Robustelli (3 de julio), regresó a Chiavenna, cuyo castillo dejó fortificado a finales de noviembre. Tras la firma del Tratado de París (7 de febrero de 1623), el rey de España consintió que los fuertes y plazas de la Valtellina fueran entregados a tropas del Papa, excepto el condado de Chiavenna, que se restituyó a los grisones.

Cerbellón regresó a Milán, donde asistió a una nueva desmovilización de su tercio y aceptó un empleo civil: el de giudice delle strade cuya misión consistía en controlar el uso del suelo urbano. Mientras tanto, Richelieu, ya primer ministro francés, contando con la pasividad del nuevo Papa —Urbano VIII, elegido en julio y proclive a sus intereses—, ordenó al marqués de Coeuvres que ocupase la Valtellina con el apoyo de los protestantes locales y tropas venecianas. El 29 de noviembre de 1623 entró en Poschiavo; después se puso sobre el castillo de Piattamala, que las tropas papales le rindieron, como Tirano, Sondrio y todo el valle. Cerbellón volvió inmediatamente a Riva de Chiavenna, donde logró resistir durante más de un año a las superiores fuerzas enemigas (1624-1625) hasta que Richelieu, obligado por su fallido ataque sobre la república genovesa (1625) y el levantamiento de los hugonotes en La Rochelle, hubo de consentir la firma de un nuevo tratado con España (Monzón, 5 de mayo de 1626), desairando a sus aliados y renunciando —momentáneamente— a sus pretensiones sobre la Valtellina.

Por su heroica resistencia fue recompensado con el nombramiento de comisario general del Estado, con asiento en su Consejo secreto desde 1627. A partir de 1628 se hizo cargo de la Artillería, por ausencia de su titular, Juan Manrique de Cárdenas, mandándola efectivamente durante los dos infructuosos asedios de Casale Monferrato, el primero a las órdenes de Fernández de Córdoba (1629) y el segundo, de Ambrosio Spínola (1630). En mayo de 1633 fue designado capitán general de la Artillería del Ejército que el duque de Feria llevó a Alemania en apoyo del emperador, que partió de Milán el 22 de agosto. Tras atravesar la Valtellina y el Tirol, liberaron a Constanza del asedio a que la sometían las tropas suecas del mariscal Gustaf-Karlsson Horn, conde de Björneborg (5 de octubre) y, progresando después por el valle del Rin, tomaron Waldshut (13 de octubre), Laufenburg y el puente de Säckingen (14 de octubre), por donde cruzaron el río (15 de octubre) para ganar por asalto la plaza de Rheinfelden, masacrando a toda la guarnición (17 de octubre). Con ello despejaron el camino de Brissach, cuyo asedio levantaron los suecos ante la inminente llegada de los españoles (21 de octubre), a quienes abrieron también sus puertas numerosas villas y ciudades de la Alta Alsacia, como Ensisheim, Thann, Rouffach, Sultz y Belfort. Sólo Colmar, donde se habían concentrado las tropas de Horn, el Rhingrave y el elector palatino, quedó en poder del enemigo. El 27 de octubre, los protestantes decidieron presentar batalla al duque de Feria, que optó por aguardarles en Sultz, en la divisoria entre Alsacia y el Franco Condado, al pie de los Vosgos. Los días 28 y 29 se produjeron frecuentes escaramuzas e intensos duelos artilleros, pero finalmente los suecos prefirieron retirarse y los españoles, tras permanecer sobre el lugar hasta el 31, partieron al día siguiente hacia sus plazas de invernada.

Entonces entró en escena Bernardo de Weimar, que había tomado Neuburg y Ratisbona (Regensburg) y cuyas tropas avanzaban hacia Baviera por el Danubio, reforzadas por las de Horn, que abandonaron Colmar a finales de octubre. El duque Maximiliano de Baviera, temiendo por la suerte de Múnich, su capital, pidió auxilio al Emperador y Feria corrió en su ayuda. El 19 de diciembre cruzó el río Lech y el 21 llegó a Starnberg, donde el duque Maximiliano había preparado unos cuarteles para alojar a sus tropas, extenuadas tras cuatro meses de marchas casi ininterrumpidas.

Feria enfermó poco después de tifus, dejando el mando en manos de Cerbellón (24 de diciembre) para tratar de recobrarse en Múnich, donde murió el 11 de enero de 1634. El duque Maximiliano encargó entonces a Cerbellón la defensa de su capital, donde permaneció hasta el 25 de agosto de 1634, en que llegaron las tropas de refuerzo que traía de Italia el cardenal Infante. Ratificado en su empleo de general de la Artillería, partió al día siguiente con el ejército y, tras cruzar el Lech (30 de agosto) y el Danubio (31 de gosto), marcharon hacia Nordlingen, donde el 2 de septiembre se operó la unión con las tropas del rey de Hungría. Al día siguiente, tras negarse el gobernador sueco a rendir la plaza, se dio un asalto a la misma, finalmente rechazado, que ya no hubo lugar a repetir porque, el 5 de septiembre, se presentó a socorrerla el ejército de Horn y Weimar. A la vista de la ciudad, y en la vecina colina de Allbuch, se dio la batalla de Nordlingen, durante los días 5 y 6 de septiembre, celebrada como uno de los más rutilantes triunfos militares de las armas españolas. El ejército sueco-palatino quedó deshecho y los mariscales Horn y Cratz cayeron prisioneros con seis mil de sus hombres —aparte de otros seis mil que perdieron la vida—, toda su artillería y los cuatro mil carros de su bagaje. Aunque fue, sobre todo, una victoria de la infantería, Cerbellón cumplió sus deberes y figura entre los distinguidos de la jornada. Después, siguió la marcha del ejército, y del cardenal infante, hasta su entrada en Bruselas, que abandonó con licencia en marzo de 1635 para regresar a Milán.

Aquel mismo año, al declararse la guerra contra Francia, fue destinado a guardar los pasos del “camino español” en la Valtellina, pero el 10 de noviembre fue derrotado por el duque de Rohan en Morbegno, donde perdió ochocientos hombres, y hubo de abandonar la región en poder de los franceses. Sin embargo, a lo largo de 1636, mantuvo a raya a los superiores efectivos del enemigo, logrando apuntalarse sobre el río Ada desde su base de operaciones en Como. A principios de 1637 se replegó a Riva y Montello, con intención de levantar un fuerte en la entrada de la Valtellina, pero no fue preciso porque la situación dio un vuelco inesperado en marzo de dicho año. Todos los vallesanos, tanto protestantes como católicos, se alzaron contra los franceses, que dominaban la región desde su victoria sobre Cerbellón, y Rohan, encerrado en un fuerte, cayó prisionero.

Entonces se pensó en él para dirigir el ejército expedicionario que se preparaba en Cataluña, pasando el mismo mes a Génova para entrevistarse con el conde de Oñate. A primeros de junio, ambos zarparon en tres galeras, rumbo a España, llegando a Barcelona el día 9, aunque Cerbellón prosiguió hasta Perpiñán poco más tarde. Investido con el empleo de maestre de campo general, aceptó —bien que a regañadientes— dirigir la expedición que Felipe IV proyectaba contra Francia para divertir al enemigo de otros frentes, una empresa preparada con precipitación y para la que no contaría con efectivos suficientes (apenas unos siete mil u ocho mil hombres). La campaña acabó en desastre y el asedio puesto a Leucate, cerca de la frontera rosellonense, fue roto por un ejército francés de socorro (28 de septiembre de 1637), provocando una desbandada general al desbordar las líneas de circunvalación españolas. A duras penas pudo reorganizar una parte del ejército para replegarse con algún orden al otro lado de la frontera, tras haber sufrido fuertes pérdidas humanas, materiales y de prestigio, pues cayeron en manos del enemigo todo el parque de artillería, algunos de sus enseres y su bastón de general. Tras la derrota, le llovieron las críticas y acusaciones; entre las más graves, la de haber huido e intentado poner a salvo sus pertenencias al primer rumor de derrota, lo que hubiera desencadenado la estampida. Olivares le llamó a la Corte para dar explicaciones, pero, desde Perpiñán, fue retrasando su partida con diversas excusas, mientras se defendía acusando al virrey duque de Cardona y denunciaba una supuesta traición de dos oficiales. A mediados de febrero de 1638 cayó gravemente enfermo y el 23 del mismo mes el nuevo virrey de Cataluña, conde de Santa Coloma, informaba al rey de su fallecimiento, sobrevenido dos días antes.

Las fuentes contemporáneas son unánimes al señalar como causa de su muerte el oprobio por la derrota y las burlas de que era objeto, habiendo sido vilipendiado en una mascarada por Carnaval, apuntando alguna al suicidio por envenenamiento. Aunque también se rumoreaba que Felipe IV pensaba consolarle con el empleo de general de la Caballería de Milán, lo cierto es que, de haber acudido a la Corte, difícilmente hubiera podido sustraerse a una corte marcial o a un proceso judicial.

Había casado con Luisa de Marini-Castagna (Milán, 1600, 27 de marzo de 1683), con la que tuvo once hijos, dos de los cuales, Juan Bautista (1628-1666) y Gabriel (1635-1712), le sucedieron en el título condal; ambos gozaron, además, del título marquesal de Romagnano, concedido al primero en 1649.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 3345, doc. 7, comportamiento que tuvo el conde Juan Cervellón en la Valtelina, 1636; Biblioteca Nacional de España, Relación verdadera de la Armada de Nuestro Rey de España, la qual ha entrado en Francia por la parte de Rosellón y del cerco, que puso sobre el castillo fuerte de Laocata y del rompimiento ha hecho en ella el exercito del Rey Frances a 28 de setiembre 1637, ms., 2368, fols. 49-56.

P. G. Capriata, Dell’historia, libri dodici. Ne’quali si contengono tutti i mouimenti d’arme successi in Italia dal 1613 fino al 1634, Genova, Pietro Giovanni Calenzano, 1638, págs. 335, 408, 417, 461, 472, 554, 587 y 697; G. Gualdo Priorato, Historia delle guerre di Ferdinando II e Ferdinando III imperatori e del re Filippo IV di Spagna contro Gostavo Adolfo re di Suetia e Luigi XIII re di Francia. Successe dall’anno 1630 fino all’anno 1640, Bologna, Giacomo Monti e Carlo Zenero, 1641, págs. 62, 229, 366-367; G. Brusoni, Della historia d’Italia. Settima impressione riveduta dal medesimo autore, accresciuta e continuata dall’anno 1625 fino al 1679, Torino, Bartolomeo Zappata, 1680, págs. 7, 8 y 66; P. A. Lavizari, Storia della Valtellina in dieci libri, vols. I y II, Capolago, Tipografía Elvetica, 1838, págs. 326 y 374 y págs. 61, 69, 92, 166, 189, 299 y 314, respect.; F. Weinitz, Der Zug des Herzogs von Feria nach Deutschland im Jahre 1633, Heildeberg, 1882; A. Valori, Condottieri e generali del Seicento, Roma, Istituto Editoriale Italiano, 1943 (col. Enciclopedia biográfica e bibliográfica Italiana, serie XX), págs. 369-370 (biografía); P. Marrades, El camino del Imperio. Notas para el estudio de la cuestión de la Valtelina, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 90, 161, 180- 181; E. Zudaire, “Empresa de Leucata. Lance fatal del virrey Cardona. 29 de agosto-29 de septiembre de 1637”, en Anales del Instituto de Estudios Gerundenses, XIV (1960), págs. 85- 116; E. Tapia, Eugenio O’Neill. Caudillo de la independencia de Irlanda (capitán de los tercios de Flandes), Madrid, 1969, págs. 140, 147-148; A. Simon i Tarrés (ed.), Croniques de la Guerra dels Segadors, Barcelona, Fundació Pere Coromines, 2003, págs. 70-72, 84-85 y 191; J. M. de Francisco Olmos, “El Capitán Alonso de Noguerol. Un expediente personal de archivo (1622-1634) y su importancia histórica y administrativa”, en Revista General de Información y Documentación (Madrid), n.º 1 (2004), págs. 21-65.

 

Juan Luis Sánchez Martín

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