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Bruno Mauricio de Zabala y Gortázar

Biografía

Zabala y Gortázar, Bruno Mauricio de. Durango (Vizcaya), 1682 – Santa Fe (Argentina), 31.I.1736. Militar, gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata, fundador de Montevideo.

Bruno Mauricio de Zabala nació en la villa de Durango (Vizcaya) en 1682, y fue bautizado el 6 de octubre de 1682 en la parroquia de Santa Ana. Era hijo de Nicolás Ibáñez de Zabala y de Catalina de Gortázar. Sus abuelos paternos fueron el licenciado Martín de Zabala y Águeda de Churruca y Olano, y los maternos fueron Martín López de Gortázar, familiar del Santo Oficio, y Ana de Goti de Estratechea. Su padrino fue su tío paterno Juan Ibáñez e Zabala, comisario del Santo Oficio, arcipreste y vicario de Durango y Ochandiano y beneficiado de dichas iglesias. Además, se encargó de la educación del joven Bruno Mauricio debido a la muerte de su padre cuando éste todavía no había cumplido los tres años de edad.

Con diecinueve años Bruno Mauricio de Zabala sentó plaza y tomó parte en la campaña de Flandes, participando en el bombardeo de Namur, en el sitio de Gibraltar (1704), en el ataque de San Mateo, en la toma de Villarreal, en Zaragoza y en Alcántara, cayendo prisionero en estas dos últimas plazas de las que logró evadirse. En el sitio de Lérida (1707) un proyectil enemigo le causó graves heridas en su brazo derecho que hubo que amputar, supliendo dicho defecto físico con “otro medio brazo y mano de plata, que por lo regular lleva en cabestrillo”. Cuando en 1709 Vizcaya accedió a la petición de Felipe V de un Regimiento de Infantería para el sostenimiento de las campañas a su favor, a Bruno Mauricio de Zabala se le concedió el grado de brigadier debido a sus conocidas virtudes castrenses. En 1716 fue nombrado por el rey Felipe V, gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata y para entonces ya contaba con el grado de mariscal de campo. El 11 de julio de 1717 tomó posesión del Gobierno de Buenos Aires, pero para entonces ya había participado en numerosas acciones para mantener las posesiones españolas en área del Plata frente a portugueses y franceses.

Respecto al proyecto de fundación de Montevideo, ya había sido concebido por Felipe V poco después de su elevación al Trono. De hecho, el Rey había enviado dos comunicaciones fechadas el 11 y 12 de octubre de 1716 (una al teniente del rey en Buenos Aires y otra al propio Zabala) dando instrucciones sobre la política a seguir con los portugueses establecidos en Colonia del Sacramento y ordenando fortificar y poblar los puntos de Montevideo y Maldonado “con la brevedad que fuese posible”. Estas instrucciones fueron reiteradas por el Rey el 13 de noviembre de 1717 y el 18 de octubre de 1718, sin embargo, no se han mencionado datos relativos a los trabajos iniciados por las huestes de Montevideo y Maldonado hasta 1720. Aprovechando la falta de refuerzos para hacer frente a la situación, los portugueses llevaron a cabo numerosos ataques y saqueos en la zona. Y no sólo los portugueses, sino que otras potencias europeas también trataron de sacar provecho de la situación.

Ya en 1717, Bruno Mauricio de Zabala ordenó a Blas de Lezo que echara de Maldonado al pirata francés Moreau, pero en 1720 se volvió a establecer en la ensenada de Maldonado para explotar la industria del corambre en gran escala, e incluso el francés había construido unas treinta barracas en la costa fortificadas con cuatro cañones y contaba con cuatro barcos conveniente armados para sus excursiones marítimas. Conocido por Zabala el emplazamiento del pirata Moreau, mandó contra él un destacamento al mando del capitán Martín José de Echaurri con la orden de hacerles desalojar el enclave.

En la zona de Maldonado, Echaurri atacó súbitamente la posición enemiga y los franceses huyeron hacia el puerto para tratar de alejarse de la costa en sus naves. Meses más tarde, aprovechando que Zabala había retirado sus fuerzas de la zona de Maldonado, Moreau inició de nuevo los saqueos. Esta vez Zabala envió al capitán Pando y Patiño que atacando por sorpresa hizo huir a los franceses, en este combate falleció el propio Moreau.

En 1723 el Rey volvió a expresar sus órdenes para llevar a cabo las medidas necesarias para realizar la fundación de Montevideo y de Maldonado, pero Zabala no dio comienzo a sus trabajos y los portugueses residentes en la Colonia del Sacramento se dispusieron a ocupar Montevideo el 22 de noviembre de 1723.

En junio de 1723 el rey de Portugal Juan V había dado orden al gobernador de Río de Janeiro de tomar posesión del puerto de Montevideo para evitar que una eventual fortificación castellana dejase aislada y cortada la estratégica Colonia del Sacramento. Pero, enterado Zabala de la situación, dispuso una flota compuesta por tres naves y conducida por él mismo ante la cual, los portugueses se retiraron de esos lugares.

En enero de 1724 Bruno Mauricio de Zabala comenzó por fortificar Montevideo y nombró comandante encargado de la defensa de la plaza al capitán Francisco Antonio de Lemos. El 24 de diciembre de 1724 se afianzaba su fundación y el 30 de enero de 1726 se fundó oficialmente la ciudad de Montevideo. El 1 de enero de 1726 se constituyó el Cabildo y el Ayuntamiento y el 28 de agosto se celebró el auto solemne estableciendo Zabala las condiciones generales de su organización y los privilegios de sus pobladores. El día 20 de diciembre de 1726 Bruno Mauricio de Zabala delegó en el capitán Pedro Millán el cometido de repartir las tierras y los solares, fijar la jurisdicción de la ciudad y empadronar a los vecinos. En esta misma fecha de 1729, Bruno Mauricio de Zabala acudió a la constitución del Cabildo que comenzó a intervenir el 1 de enero de 1730, concede el Estatuto al Ayuntamiento y organizó la fuerza de Milicias para la defensa de la ciudad.

Zabala fue ascendido a teniente general de los Reales Ejércitos y luego nombrado presidente de la Capitanía General de Chile en 1734. Sin embargo, no pudo llegar a desempeñar este cargo ya que entre 1725 y 1735 tuvo que hacer frente al movimiento comunero de Antequera en el Paraguay.

Los desórdenes en el Paraguay derivaban de las rencillas e insatisfacciones socioeconómicas entre los encomenderos del Paraguay y el gobernador Diego de los Reyes. Aquéllos acusaban al funcionario regio de estar ligado a las grandes especulaciones de la hierba mate que los padres jesuitas producían en sus plantaciones y exportaban a las provincias argentinas, según decían “con daño del comercio común”. El desorden llegó a tal grado que el virrey del Perú ordenó al gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala, que reuniese sus fuerzas y marchase a restablecer el orden social en la Asunción. El cabecilla y comunero José de Antequera Antequera huyó al aproximarse Zabala, que acudió con un gran contingente de indios tapes. Su presencia en Asunción el 29 de abril de 1725 bastó para que se restableciera el orden. Así, Bruno Mauricio regresó a Buenos Aires después de haber cumplido su misión. Tras nuevos levantamientos, el 15 de septiembre de 1733 se produjeron numerosas muertes y el virrey volvió a ordenar al gobernador de Buenos Aires Zabala de que marchase hacia la Asunción, para encargarse de la gobernación del Paraguay y extinguir completamente la revuelta y su anarquía.

Zabala invadió el Paraguay y un grueso de los indios de las Misiones corrieron a tomar parte bajo su mando. Tuvo lugar la batalla decisiva en el río Tabapuy y el triunfo de Zabala puso punto final a la rebelión en junio de 1735. Tras los castigos consiguientes se extinguieron los desórdenes que los cronistas apelaron la Guerra de los Comuneros del Paraguay y sintonizan con una sociedad efervescente de reivindicación criolla y de revuelta socioeconómica en la primera mitad del s. XVIII.

Bruno Mauricio de Zabala falleció de muerte repentina (según parece de un ataque de apoplejía) el 31 de enero de 1736 cuando regresaba a Buenos Aires para trasladarse después a Santiago de Chile. Respecto al lugar de su fallecimiento existen dos versiones: Santa Fe y San José (población cercana a Santa Fe). Según Celia López, su muerte se produjo en la población de San José, donde fue enterrado, pero al año siguiente su cadáver sería trasladado a Buenos Aires, dándosele sepultura en la capilla de los gobernadores de la Catedral.

Respecto a su descendencia, se conoce que Bruno Mauricio de Zabala nunca matrimonió pero tuvo cuatro hijos naturales que llevaron su apellido: María Nicolasa de la Concepción, que ingresó en el Convento de Religiosas Agustinas de la villa de Durango en Vizcaya; Francisco Bruno de Zabala, nacido en Buenos Aires en 1718, que fue cadete del Regimiento de Dragones al cumplir los veinte años y comenzó su práctica militar en la Guardia de San Juan, próxima a Colonia del Sacramento, ascendió a alférez en 1740 y llegó a capitán en 1757. Intervino en las campañas de Misiones, Calvete, eyc., y culminó su carrera militar y política como gobernador de los pueblos de Misiones en 1768-1769; Luis Aurelio de Zabala, alcalde de Buenos Aires; y por último José Ignacio de Zabala.

Sobre la personalidad de Zabala y como impactó entre sus contemporáneos, cabe destacar la descripción que hace de él el padre Cattaneo, que trató a Zabala en 1729: “Este es un arrogante caballero llamado don Bruno de Zabala, alto, proporcionado y con un una presencia magestuosa de príncipe, solo que le falta la mitad del brazo derecho, que perdió en una batalla de España durante la última guerra [...] Tal falta, sin embargo, no ocasiona deformidad en él, sino que más pronto y más fácilmente le concilia estimación, por ser testimonio auténtico de su valor. Por andar manco, ha suplido dicho defecto con otro medio brazo y mano de plata, que lleva generalmente pendiente del cuello”.

El escritor uruguayo Raúl Montero Bustamante describe así las cualidades de Bruno Mauricio de Zabala: “El escultor que modele la escultura del fundador ha de infundirle, para ser veraz, el complejo espíritu de este personaje histórico: guerrero, hombre de Estado, gobernante, diplomático y, sobre todo, carácter serio y templado. Debajo de la cruz y de la espada, ha de colocarse esta vida inquieta, pródiga en defensa de ideales superiores. La fuerza y la clemencia han de animar este rostro varonil y severo; la intrepidez y la fidelidad a la religión y al rey han de llenar este pecho abierto a todas las empresas generosas; la dignidad, la nobleza y cierta fiera elegancia han de colorear esta bizarra figura y, por fin, la pasión por el bien ha de mover la estatua de este magistrado, que hizo de su largo gobierno la más hermosa página de la administración colonial en el Río de la Plata”.

La ciudad de Montevideo ha dedicado a Bruno Mauricio de Zabala una plaza en donde se levanta un grupo escultórico que rememora sus hazañas.

Actualmente, en Bilbao existe una calle que lleva su nombre. Una calle abierta en 1887 que se extiende desde el puente de Cantalojas y la plaza del Doctor Fleming, hasta el Barrio Ferroviario y empalma con la Prolongación de Zabala, que, a su vez, pasando por detrás del Colegio de Zabala, termina en la Campa que forma parte de la antigua zona minera de Malaespera en el Monte Mirivilla.

 

Bibl.: L. S. de S., “Bruno Mauricio de Zabala: natural del reino de Bizcaya, fundador de Montevideo”, en Euskal-Erria Revista Vascongada (San Sebastián), t. LII (1.er semestre de 1905), págs. 145-150; J. Arana, “Bruno Mauricio de Zabala. Fundación de Montevideo”, en Revista Cultural Vasca Euskalerriaren Alde (San Sebastián) (julio de 1927), págs. 224-258; T. de Otaegui, Los vascos en el Uruguay, fundación de Montevideo, Buenos Aires, Editorial Vasca Ekin, 1943; VV. AA., Los vascos en la Hispanidad. Colección de ensayos biográficos, Bilbao, Diputación de Vizcaya, 1964, págs. 65-74; A. Rodríguez Herrero, “Bruno Mauricio de Zabala fundador de Montevideo”, en VV. AA., Los Vascos en la Hispanidad. Colección de ensayos biográficos, Bilbao, Diputación de Vizcaya, 1964, págs. 65-74; C. López Sáinz, Cien vascos de proyección universal, Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca, 1977; L. Haramburu Altuna (dir.), Diccionario enciclopédico del País Vasco, t. X, San Sebastián, Haramburu, 1985; V. Zavala, Bruno Mauricio de Zavala, Durango, Vicente Zavala, 1986; N. Martínez Díaz, Noticias sobre el Río de la Plata, Montevideo en el siglo xviii, Madrid, Historia 16, 1988; I. Arana Pérez (coord.), Los vascos y América. Ideas, hechos, hombres, Madrid, Espasa Calpe/Argantonio, 1990; M. Basas, Diccionario abreviado de las calles de Bilbao, Bilbao, Ayuntamiento, 1991.

 

Begoña Cava Mesa

 

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