Quintana Torroella, Josep-Miquel. Barcelona, f. s. xvi – 9.V.1654. Diputado real y regente de cuentas de la Diputación del General de Cataluña, ciudadano honrado de Barcelona.
Hijo del regente de la Cancillería Miquel Quintana, ciudadano honrado de Barcelona (1566), y de Marianna Torroella. De otro enlace, con Anna Pontarró, su padre le hizo hermanastro de María (casada con Jeroni Vinyes) y de Eulàlia (mujer de Egidi Rull).
Quintana Torroella simultaneó su carrera política en el Concejo de Ciento y en la Diputación del General.
Por eso y por su buena disposición, formó parte o encabezó numerosas embajadas, tanto de una como de otra institución, en la guerra y en la paz, ya fueran de naturaleza protocolaria como del más alto nivel. En julio de 1621 ocupaba el cargo de procurador fiscal de la visita del General, y al año siguiente era inscrito en la matrícula de ciudadanos honrados de Barcelona (1 de mayo de 1622). A principios de 1623 fue designado para acompañar al conseller en cap a la embajada real, con objeto de suplicar a Felipe IV que acudiese a jurar las Constituciones y a ser investido conde de Barcelona; fue uno de los más firmes opositores al nombramiento de virrey del obispo Sentís, en la polémica de la viceregia. En el trienio de 1629-1632 fue elegido diputado por el Brazo Real, mandato al cabo del cual sería nombrado exactor del General, o tenedor y controlador del registro de sus deudores. Anteriormente había ocupado el de ayudante de la escribanía mayor (al que renunció en 1632), y a partir de 1640 y, ya hasta su muerte, ocuparía el de regente de cuentas del General.
Desde 1634 tomó parte activa en las protestas contra la Corona; en 1637 asistió a todas las juntas de Brazos que cuestionaban la aplicación del usaje Princeps Namquae, y poco más tarde, la proclamación de somatén general. En 1638 volvía a ser elegido diputado real, para el trienio que viviría la revolución de los Segadors, en la que participó activamente. Ante el peligro de que Tortosa cayese en manos del Ejército castellano, fue destinado allí con el Tercio de Santa Eulalia y algunos caballeros. Quintana aprovechó para impulsar la movilización defensiva contra el marqués de Los Vélez en el Camp de Tarragona, pero se entretuvo demasiado y para cuando llegó ante Tortosa a finales de septiembre, los contrarrevolucionarios se habían adueñado de la ciudad y contaban con un somatén de cuatrocientos hombres bien armados. A pesar de no tener experiencia militar, ni él ni los apenas trescientos milicianos mal armados que le acompañaban, asaltó el pont de barques (acceso a la ciudad de la línea fortificada), encontrándose con una férrea resistencia; con la llegada in extremis de los primeros refuerzos hispánicos, tuvo que renunciar a su empresa.
Perdida Tortosa para la causa catalana, fue redestinado al frente de Lérida, donde se negó a admitir las cartas del nuncio papal, dirigidas a los diputados para sondear posibles acuerdos de paz. En enero de 1641 Quintana acudió a defender Barcelona en Montjuic, y fue una de las autoridades políticas con las que el intendente francés Argençon negoció los pactos definitivos entre Cataluña y Luis XIII. En abril siguiente, enemistado como estaba con los paers (consejeros) leridanos, fue cesado de su cometido en aquella ciudad.
En octubre de 1641 fue comisionado por el Concejo de Ciento para ir a recibir al nuevo virrey francés, marqués de Brézé, y una vez en el Rosellón tomó parte, junto con Manuel de Aux, en la audaz misión de destruir el molino que abastecía a los hispánicos de Perpiñán. En abril de 1642 acudió en embajada a besar la mano de Luis XIII, a la sazón presente en el sitio de Perpiñán; en agosto de 1643, a cumplimentar la recepción del almirante Brézé, y en marzo de 1645, la del nuevo virrey conde de Harcourt.
En 1643 fue uno de los síndicos que juraron fidelidad a Luis XIV. Tachado de hombre resoluto, su carácter le hizo una mala jugada cuando, destinado como capitán de la torre al final del río Llobregat (cargo en el que, en mayo de 1640, había sustituido al encarcelado Francesc-Joan de Vergòs), bombardeó una galera hispánica que se aproximaba y que contaba con licencia de los consellers. Caído en desgracia, no fue rehabilitado hasta 1648, en que se le concedieron 1000 ducados de renta. Durante ese período sería llamado a integrarse en diversas comisiones para tratar de los más urgentes asuntos, como el asedio de Balaguer (1644), los excesos de los soldados franceses, o los abusos del gobernador Rocabruna (1645).
En diciembre de 1650 adquirió por 4500 libras los inmuebles que en Barcelona poseían los Albanell y los Montsuar, felipistas a quienes se les incautaron las propiedades para enajenarlas en subasta pública.
Durante el largo asedio hispánico a Barcelona (1651- 1652), Quintana desplegó una intensa actividad supliendo en embajadas de enlace con las principales autoridades políticas y militares, refugiadas en Terrasa (Ardena, Margarit, etc.); el 23 de octubre de 1651 fue nombrado para formar parte de la comisión permanente de nueve individuos de la Trentasisena (máximo órgano deliberante, al que ya pertenecía).
También se integró en la comisión especial para batir moneda con que pagar a las tropas francesas, y en su calidad de regente de las cuentas del General le cupo recoger cuanta plata fuera posible, para emplearla en dicha finalidad. Al final del asedio de Barcelona fue una de las personalidades encargadas de negociar la capitulación. El nuevo régimen político también contó con sus servicios, y el 27 de enero de 1653 entraba a formar parte de la renovada Trentasisena.
Efectuó un par de embajadas a Juan José de Austria, pero cesó en su actividad a finales de ese año, hasta que el 9 de mayo de 1654 su hijo se presentaba a los diputados para comunicarles su fallecimiento.
Los sufragios por su alma se celebraron en el Palacio de la Diputación, acudiendo diputados y demás oficiales del General en consistorio, con caparazones de duelo y las mazas cubiertas.
Josep-Miquel Quintana casó con Margarida de Cruïlles, enlace del que procreó a su sucesor Josep de Quintana de Cruïlles (también matriculado ciudadano honrado de Barcelona, en mayo de 1643; fue exactor del General, y en 1662 casó con Eulàlia Fàbregas, hija de otro ciudadano honrado de Barcelona), y tres hijas, María, casada con el ciudadano honrado de Barcelona Josep Ximenes de Mont-redon, Agnès, desposada con Francesc Pasqual Cadell, y Jerònima, esposa del doncel Francesc Fontdevila. Fuera del matrimonio tuvo, en 1641, un hijo natural, Carles.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Arxiu Pablo de Sàrraga, caja n.º 65, camisa “Quintana”; Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Francesc Reverter, Libro segundo de Testamentos, 1644-1680, fol. 72; Josep Ferrer, Libro segundo de Capítulos matrimoniales, 1661-1668, fol. 111; Relacio del estat de las cosas de Rossello y de la vila de Perpinya, [Barcelona], Pere Lacavalleria, 1641, fol. 3.
J. Sanabre, La acción de Francia en Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659), Barcelona, Real Academia de Buenas Letras, 1956, págs. 169, 181, 193 y 647; J. M. Casas (ed.), Dietari de Jeroni Pujades, vol. III, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana, 1975, pág. 132; F. J. Morales Roca, Próceres habilitados en las cortes del Principado de Cataluña, siglo xvii (1599-1713), vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Salazar y Castro, 1983, pág. 247; M. A. Fargas Peñarrocha, Família i poder a Catalunya, 1516-1626, Barcelona, Fundació Noguera, 1997, pág. 466; J. M.ª Sans i Travé (dir.) y Ll. Cases i Loscos (ed.), Dietaris de la Generalitat de Catalunya, IV (1611-1623), Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1997, págs. 465 y 498; vol. V (1623-1644), 1999, págs. 8, 144, 150, 270, 272, 287, 404, 492, 515, 613, 668, 673, 683-684, 707, 735, 757, 761, 804, 827, 988, 1130, 1230, 1242, 1244, 1249, 1277, 1296, 1326, 1339, 1346. 1375 y 1377; vol. VI (1644-1656), 2000, págs. 6, 8, 19, 39, 48, 50, 56, 58, 65, 132, 134, 163, 194, 206, 225, 247, 255, 367, 388, 459, 463, 476-479, 508-509, 516, 538, 542, 549, 564 y 593; A. Muñoz González y J. Cata i Tur, “Setge o capitulació de Barcelona el 1652”, en Barcelona. Quaderns d’Història, 5 (2001), págs. 231-247 (espec., págs. 241- 242); A. Simón i Tarrés (ed.), Cròniques de la Guerra dels Segadors, Barcelona, Fundació Pere Coromines, 2003, págs. 227 n. 188 y 287 n. 237; J. M. Solé i Sabaté (ed.), Història de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents, vol. II, Barcelona, Generalitat de Catalunya-Enciclopèdia Catalana, 2003, págs. 194-195; N. Florensa i Soler y M. Güell, “Pro Deo, Pro Regi, et Pro Patria”, en La revolució i la campanya militar de Catalunya de 1640 a les terres de Tarragona, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana-Òmnium, 2005, págs. 94-95.
Manuel Güell Junkert