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José María Alfaro Polanco

Biografía

Alfaro Polanco, José María. José Aguilar. Burgos, 30.VIII.1906 – Fuenterrabía (Guipúzcoa), 9.IX.1994. Periodista, escritor y embajador.

Nació en Burgos en el seno de una familia de la alta burguesía, si bien el paisaje de su infancia se extiende hasta las tierras montañesas de Aguilar de Campoo, de donde procedía su familia materna y donde pasó largas temporadas. Vivió también unos años en Barcelona; allí estudió con los jesuitas.

Interesado tempranamente por la poesía, funda en Burgos la revista Parábola, en la que aparecen sus primeras colaboraciones. Publica también en las revistas Meseta (Valladolid) y Manantial (Segovia).

Para estudiar Derecho en la Universidad Central, se traslada a Madrid, donde, influido por el ultraísmo, participa en la creación de Nueva Revista. Más tarde funda Extremos a los que ha llegado la poesía, en cuyas páginas publica su Elegía a Baudelaire.

En la capital frecuenta las tertulias literarias y conoce y entabla amistad con Alfredo Marqueríe, César González-Ruano, con el Giménez Caballero de La Gaceta Literaria, con Rafael Cansinos Assens, Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Eugenio Montes, Rafael Sánchez Mazas y Pedro Mourlane Michelena. Mantuvo también una gran relación con Pedro Salinas y León Felipe. En 1930 escribe uno de sus poemas más conocidos: “Pequeña oda a Burgos”. Colabora (artículos de crítica y glosa literaria) en El Sol de Manuel Aznar y en El Imparcial.

En 1933 participa en la fundación de Falange Española.

En la universidad había conocido a Miguel Primo de Rivera y más tarde a su hermano José Antonio, con el que le unió una gran amistad y con el que compartió los ideales falangistas. Sobre Alfaro recae la labor de confección y dirección de las publicaciones del movimiento.

Interviene también en la fundación de Ya, periódico en el que trabajó intensamente como redactor (1935-1936) y en el que desempeñó cargos directivos.

Al estallar la Guerra Civil fue encarcelado. Consigue escapar y refugiarse en una embajada, desde donde acomete la tarea de reorganizar la Falange y las milicias clandestinas. A finales del año 1938 llega a Burgos y es nombrado miembro de la Junta Política de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista.

Terminada la contienda, Serrano Suñer, ministro de la Gobernación, le encarga a Alfaro la dirección del diario Arriba. Sería también director de las revistas Vértice Escorial. En agosto de 1939 es nombrado subsecretario de Prensa y Propaganda, puesto desde el que colaboró en la fundación de la Escuela de Periodismo.

En marzo de 1943 es elegido vicepresidente de las Cortes. En 1944 preside la Asociación de la Prensa en Madrid. A iniciativa suya se fundó poco después la Federación de Asociaciones de la Prensa Española, de la que fue elegido presidente. En 1947 ocupa el cargo de ministro plenipotenciario en Colombia y en 1950 es designado embajador. Desde 1955 hasta 1971 desempeña la labor de embajador en Argentina. En 1976 es nombrado presidente del Consejo de Administración de la Agencia Efe, desde donde trata de difundir la idea de que la Prensa debe asumir la misión de articular las fronteras del cambio.

Alfaro mantendría siempre buenas relaciones con los distintos medios culturales y políticos de la España de sus años de madurez, pues si durante los primeros años de la posguerra explotó su perfil profesional de periodista como director de numerosas publicaciones muy representativas del nuevo régimen, después pasó a desempeñar cargos de gestión u honoríficos que resultaban ya poco expuestos políticamente. Al mismo tiempo, su labor de diplomático le proporcionaría un estatus suficientemente acomodado y no demasiado comprometido en el tramo medio y final del franquismo.

Durante todos estos años mantiene colaboraciones, en su mayoría de carácter cultural, con ABC, La Vanguardia, Legiones y Falanges, La Gaceta del Norte e Informaciones, entre otras.

La peripecia cultural y periodística de José María Alfaro es abultada en cargos y premios (Mariano de Cavia en 1972, Premio Aznar de Periodismo en 1981), lo que sin duda fue en detrimento de su obra estrictamente literaria, hecha más de proyectos que de realidades. Aparte de pequeñas obras teatrales de juventud y de sus colaboraciones literarias dispersas en diarios y revistas, en 1941 publica Versos de un otoño Versos de un invierno, dos separatas de la revista Escorial.

En 1942, Leoncio Pancorbo, relato compuesto por una suma de estampas de introspección psicológica que conforman el esquema biográfico del protagonista.

Y en 1978, El Abismo, poemario que indaga en el abismal caos de la existencia.

José María Alfaro muere en Fuenterrabía, donde veraneaba, el 9 de septiembre de 1994. Su historial profesional, intelectual y político fue destacado en todos los periódicos.

 

Obras de ~: “Pequeña oda a Burgos”, en ABC, 3 de mayo de 1931, pág. 13; Leoncio Pancorbo, Madrid, Editora Nacional, 1942; El abismo, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1978; “Reflexiones en torno a la aureola de Andy Warhol”, en Los Cuadernos del Norte (Caja de Ahorros de Asturias), n.º 49 (1988), págs. 13-17.

 

Bibl.: M. Gómez Santos, “José María Alfaro (I-VI)”, en Arriba, 10, 14, 15, 16, 17 y 21 de junio de 1967; J. García Nieto, “José María Alfaro y su retorno a la poesía”, en Arbor, n.º 407 (noviembre de 1979), págs. 93-101; P. y M. Carbajosa, La corte literaria de José Antonio: la primera generación cultural de la Falange, Barcelona, Crítica, 2003.

 

Mónica Carbajosa Pérez

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