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Per Abat

Biografía

Abat, Per. ?, s. m. s. XII – p. t. s. XIII. Copista.

De Per Abat (modernamente, Pedro Abad, o quizás, como mote, Pedro el abad, o el abad Pedro) no se sabe ni su lugar de nacimiento ni las fechas exactas entre las que trascurrió su vida, aunque es muy probable que hubiera nacido después de mediado el siglo xii y que quizás alcanzara a ver el primer tercio de la centuria siguiente.

Lo único que se sabe con cierta seguridad es que copió el Cantar de Mio Cid en el mes de mayo de 1207. No nos ha llegado, sin embargo, la copia original de Per Abad, sino la copia que de ella hizo otro amanuense hacia 1325 o 1330. Esta copia se conservó casualmente, quizá por el carácter nacional del héroe, en el único manuscrito que se posee de un poema épico castellano: el llamado manuscrito de Vivar, custodiado hoy en la Biblioteca Nacional de España.

En el colofón de este manuscrito hay un primer explicit (vv. 3731-3733) que dice: “Quien escriuio este libro del Dios parayso, amen! / Per Abbat le escriuio enel mes de mayo, / En era de mill. C.C xL.v. años”.

Hay un espacio en blanco entre la segunda C y la x, lo que durante mucho tiempo hizo pensar que en él había habido otra C, luego raspada. De ese modo se conciliaría la fecha con la letra del manuscrito que, como se ha dicho, es de finales del primer tercio del siglo xiv. Pero la lectura con lámpara de cuarzo, la fotografía de rayos infrarrojos y el vídeo-microscopio electrónico de superficie dejan claro que nunca hubo en ese espacio una C ni ningún otro signo gráfico; por tanto, es seguro que el año 1245 de la era hispánica, o sea, 1207 después de Cristo, es la fecha de la copia de Per Abat y que el manuscrito existente del siglo XIV copia el colofón de su modelo de 1207.

Per Abat copia, por tanto, en mayo de 1207.

Copia el poema, y no lo compone, porque escriuio significa ‘copió’ en los colofones de los manuscritos medievales, aunque en otros contextos escribir pueda usarse con el sentido de ‘componer’. Tampoco tiene sentido proponer que este escriuio es el equivalente del scripsit de los textos notariales, como se hizo para justificar la hipótesis indemostrable de un Per Abat abogado, autor del Cantar de Mio Cid, porque con el scripsit se dice ‘dio fe’ y no ‘compuso’.

El colofón que se ha reproducido es un colofón típico de manuscrito medieval, con tres elementos que se hallan en muchos otros colofones españoles y europeos: la autonominación del copista (“Per Abat le escriuio”), la petición de una recompensa divina por su trabajo (“Quien escriuio este libro del Dios parayso”, o sea, ‘Déle Dios el paraíso a quien hizo la copia de este libro’) y la indicación del tiempo que se ha tardado en copiar (“en el mes de mayo”). En los manuscritos de la época muchas veces el copista se llamaba a sí mismo, no con su nombre de pila, sino con su apodo. Por eso Per Abat puede ser Pedro Abad o Pedro “el abad”.

Pedir el paraíso (o una oración o cualquier otro bien espiritual) por haber hecho la copia es un lugar común de los copistas del Occidente europeo, lo mismo que contarnos el tiempo que han tardado en copiar, cosa esta que, sin embargo, no suelen hacer los autores de las obras medievales.

Por tanto, el explicit del manuscrito del Cantar de Mio Cid es completamente normal en comparación con los colofones de otros muchos manuscritos, lo que nos permite saber con seguridad que Per Abad fue el copista de mayo de 1207. Como 1207 no se corresponde con el tiempo de la letra del manuscrito conservado, se ha de concluir que el desconocido amanuense de éste copió la suscripción de Per Abat de su modelo de 1207. Lo cual, según muestra también la comparación con los manuscritos de la época, era una práctica habitual en los escritorios medievales, porque con ese procedimiento se podía saber en cualquier momento de dónde se había copiado.

Hoy por hoy es imposible identificar a este Per Abat del códice. Era un nombre muy frecuente entre la segunda mitad del siglo XII y el primer tercio del xiii, incluso después, con más de sesenta menciones documentadas, pero con ningún dato seguro que permita reconocer a nuestro amanuense.

No hay fundamentos en las propuestas de un chantre de la Clerecía Real de 1253 o de un enfermero de Silos de 1234; tampoco, en la de un supuesto Per Abat aragonés de Santa María de Albarracín, porque la lengua original del Cantar de Mio Cid no pudo ser el aragonés; además, ya se ha visto que Per Abat no es el autor del poema, sino el copista.

Es, asimismo, una conjetura muy endeble identificar a nuestro personaje con el Pero Abat clérigo de Fresno de Caracena que figura en un documento del Archivo de la catedral de Osma: primero, porque se le otorga gratuitamente la autoría del poema; segundo, porque no es seguro que el documento sea de 1220: se ha propuesto una data más tardía, hacia 1271 o 1274. También es infundado identificarlo con el abogado palentino que en 1223 representó al monasterio de Santa Eugenia de Cordobilla en un pleito ante Fernando III en Carrión. Es verdad que este letrado debió de tener una cierta relación con la leyenda del Cid, porque había falsificado un diploma por el que Alfonso VI, en 1075, donaba dicho monasterio al abad Lecenio por intercesión de su pariente Rodrigo Díaz, que figuraba entre los dieciocho firmantes del documento, junto con otros nueve personajes relacionados con él histórica o literariamente. Sin embargo, este Per Abat falsificador ni es el autor del Cantar de Mio Cid ni el copista de 1207, como terminó reconociendo el mismo forjador de la brillante hipótesis en 1994.

Por último, es asimismo una hipótesis verosímil, pero sin más fundamento, igualar a nuestro copista con un canónigo que hubo en Toledo entre 1204 y 1211.

¿Por qué de un personaje del que se sabe tan poco —únicamente, que copió el poema en mayo de 1207— se ha escrito tanto? Sin duda, porque está en el centro de las disputas filológicas sobre la autoría del Cantar de Mio Cid y su fecha. Sin embargo, con independencia de que se vea en el poema la obra de un autor-legión o la creación de un poeta culto (aunque anónimo), o una colaboración ecléctica de ambos; con independencia de que se piense que se escribió entre 1144 y 1207 o sólo en los años finales del siglo XII, incluso en 1207, el amanuense Per Abat que firma la suscripción copiada en el códice de Vivar, en tanto no aparezcan nuevos documentos que autoricen a decir otra cosa, seguirá siendo un enigma histórico.

 

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José Luis Girón Alconchel

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