Ayuda

Rafael Garzón Rodríguez

Biografía

Garzón Rodríguez, Rafael. Granada, 1863 – ¿Granada?, p. s. xx. Fotógrafo.

La atracción que ejercieron Granada y la Alhambra como temprano destino turístico, así como las oportunidades de negocio no cubiertas por las grandes firmas fotográficas foráneas (Laurent, Hauser y Menet, entre otras), constituyó un marco de actividad aprovechado por diversos profesionales locales, que mantuvieron estudio abierto en la ciudad o en la propia Alhambra. Algunos obtuvieron un alto reconocimiento fuera de Granada y contaron incluso con sucursales en otros enclaves turísticos. En otros casos, se trató de empresas familiares de poca envergadura, obligadas a hacer de todo un poco para subsistir en un mercado muy competitivo. En esta industria local, que simultaneó el retrato a la morisca con la producción de vistas, pueden encuadrarse los Ayola, Camino, Garzón, Linares o Señán y González.

A diferencia de otras ciudades españolas, donde la supervivencia de la actividad fotográfica dependió en exclusiva del retrato, el monumento fotografiable ofrecía en Granada un campo de trabajo único y ciertamente rentable, y a él se dedicaron estas firmas locales con mayor o menor fortuna y con desigual dosis de inventiva, arrojando una producción muy variada en cuanto a temáticas y de notable corrección en sus productos.

La trayectoria profesional de Rafael Garzón Rodríguez es relativamente poco conocida, pese a ser el fotógrafo local que mayor difusión tuvo fuera de la ciudad y al que ha de asignarse una mayor escala técnica y empresarial. En cualquier caso, sus actividades fotográficas no son anteriores a 1878. En ese año aparece censado como fotógrafo de profesión, pero contaba con quince años de edad, por lo que muy probablemente no era sino un aprendiz en alguno de los estudios locales —¿tal vez en el de Mauzaisse?—.

La consolidación de su actividad independiente se produce en la década de 1880. El retrato hecho a Zorrilla en el patio de los Leones con motivo de su coronación poética en 1889 resulta harto elocuente de un gran dominio técnico y de la utilización de placas de gran formato. En tamaños más pequeños compondría en esos años una voluminosa colección numerada de vistas de la Alhambra y de los rincones más monumentales y pintorescos de la ciudad, destinadas a la creciente clientela turística que comenzaba a poblar el monumento. La primera vez que aparece registrado como vecino en el n.º 24 de la calle Real de la Alhambra es en el año 1900, momento en el que ya contaba con un negocio consolidado. Poco antes —en 1898— había constituido con Rafael Señán la empresa Garzón y Señán, dedicada a la realización de trabajos y producciones fotográficas. Dicha asociación hubo de ser breve, o bien la empresa se creó exclusivamente para afrontar algún trabajo concreto en común, puesto que Rafael Señán y González fue un directo competidor de Garzón y, como él, tuvo abierto desde 1900 estudios fotográficos en la calle Real de la Alhambra, n.os 45 y 64, cerca del local de su antiguo socio. También muy próximo a ellos (Alhambra,n.os 66 y 68), el fotógrafo y comerciante Abelardo Linares inauguró a finales del siglo un monumental estudio.

Todos ellos pusieron en marcha proyectos muy similares, concretados en las galerías fotográficas para el retrato con disfraz a la morisca y en una profusa decoración en sus respectivas fachadas, literalmente empapeladas con su producción fotográfica y con rótulos anunciadores en distintos idiomas. Del mismo modo, todos ellos mantuvieron abiertas sucursales fuera de Granada; Garzón instaló en las proximidades de la mezquita de Córdoba (Triunfo, n.º 127) una galería hispanoárabe, donde era también posible retratarse a la morisca con un patio de los Leones como decorado de fondo, así como en Sevilla (Méndez Núñez, n.º 5). Esta competencia fue particularmente intensa en el negocio de las galerías a la morisca, que hubo de ser muy rentable y el verdadero eje de la actividad fotográfico- comercial. Señán denominó a la suya Gran Mezquita de Boabdil, en tanto que Garzón la bautizó como Patio del Kadid.

Sin duda, el negocio de la fotografía de disfraz fue un feliz hallazgo, pero en modo alguno la única actividad desplegada por estos profesionales, que diversificaron cuanto les fue posible su oferta, trascendiendo lo meramente fotográfico y lo específicamente turístico.

Rafael Garzón disponía, al menos desde 1907, de un cuarto oscuro para que pudieran revelar sus imágenes los fotógrafos aficionados y había dejado ya de ser exclusivamente un productor que suministraba vistas urbanas y colecciones fotográficas monumentales, evolucionando hacia la comercialización de artículos turísticos y de imágenes ajenas, incluyendo colecciones de vistas de Marruecos; en su establecimiento se vendían modelos y reducciones en escayola de la Alhambra y del Alcázar de Sevilla, acuarelas, tarjetas postales y “otros bonitos recuerdos de Granada”.

Al mismo tiempo, se convertiría en una referencia para los editores de guías de viaje y otros productos gráficos, ejerciendo como corresponsal de publicaciones tales como la España Artística y Monumental y la Ilustración Artística e incorporando sus imágenes en numerosas ediciones de toda índole y colecciones de tarjetas postales.

 

Bibl.: J. Piñar Samos, Fotografía y fotógrafos en la Granada del siglo XIX, Granada, Ayuntamiento, 1997; “Turismo emergente y mercado fotográfico en torno a la Alhambra (1842-1915)”, en J. Piñar Samos, En la Alhambra. Turismo y fotografía en torno a un monumento, catálogo de exposición, Granada, CajaGranada- Patronato de la Alhambra y Generalife, 2006.

 

Javier Piñar Samos

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía