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Manuel Torres Molina

Biografía

Torres Molina, Manuel. Granada, 29.IX.1883 – 8.II.1967. Fotógrafo.

Manuel Torres Molina es probablemente el fotógrafo profesional más importante del siglo XX en Granada. Se combinan en su trabajo la instantaneidad y el registro del acontecimiento –propios de la prensa gráfica– con aquellas otras temáticas recurrentes en la fotografía de arte y monumental, para ofrecer el más completo panorama gráfico de la ciudad a lo largo de la primera mitad del siglo XX.

Nació en Granada el 29 de septiembre de 1883 y obtuvo su formación inicial en el taller de su tío José Torres García, fotógrafo retratista activo durante el último tercio del siglo XIX, que mantuvo estudio en la calle Mesones 79. Es probable que completara en este establecimiento parte de su aprendizaje técnico y en él hubiera podido continuar una actividad profesional ya consolidada en el concreto campo del retrato, pero sus inquietudes artísticas le llevaron por otros derroteros más ambiciosos, vinculándose tempranamente a un nutrido grupo de jóvenes artistas e intelectuales que protagonizaron el renacimiento cultural granadino de los primeros años del siglo XX, una de cuyas manifestaciones menos conocidas fue la práctica amateur de la fotografía.

Durante el Corpus de 1905 tuvo lugar la primera Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas que dio entrada a la fotografía de manera formal, equiparándola con el resto de las disciplinas artísticas e incluyéndola como una sección específica. Sería la primera de una serie de muestras organizadas por la Academia Provincial de BB.AA. de Granada durante los años iniciales del siglo y constituye el único foro de difusión fotográfica local hasta la reapertura del Centro Artístico. Entre los premiados, destacaron algunos nombres que iban a tener relevancia futura en el reducido círculo de los amateurs y profesionales locales; tal es el caso del joven Manuel Torres Molina, que obtuvo la primera medalla de la exposición. Este reconocimiento pudo contribuir a que se independizara profesionalmente e instalase estudio propio en la Acera del Casino 27. Dos años después solicitaba al Ayuntamiento la autorización para construir en la terraza del inmueble una galería fotográfica acristalada, consolidando una actividad profesional que no iba a quedar circunscrita al retrato. En 1908, cuando el Centro Artístico y Literario de Granada volvió a abrir sus puertas, Manuel Torres Molina fue uno de sus primeros socios. En su seno se continuaría e institucionalizaría una importante labor de fomento de la afición fotográfica que discurrió paralela a la consagración de Torres Molina como fotógrafo profesional. Esta profesionalización no produjo, sin embargo, un distanciamiento respecto al grupo de aficionados, antes al contrario, el fotógrafo colaboró en adelante con diversas iniciativas del Centro, proporcionando imágenes para catálogos (Exposición de Arte Histórico de 1912) y participando en casi todos los certámenes fotográficos organizados hasta la década de 1920.

En noviembre de 1913 abrió un nuevo establecimiento –Photo Estudio– en la Acera del Casino 7, simultaneando la actividad del retrato con la cobertura gráfica de acontecimientos para la prensa local y nacional; el diario El Defensor de Granada –donde Torres Molina publicó en noviembre de ese mismo año una de las primeras fotografías insertas en sus páginas– se refería al nuevo estudio y a su propietario en los siguientes términos: “es verdaderamente una instalación modelo en su género: elegante, dotada con los mejores aparatos fotográficos, dirigida por un amateur del arte, que al mismo tiempo es un consumado profesor, pues al conocimiento de la técnica une la circunstancia de la constante práctica que, desde hace algunos años, viene teniendo con sus photo informaciones a las revistas de Madrid”. En los años siguientes, el estudio de retrato fue dotado con nuevos medios técnicos –máquina de espejo Globus, empleo de las tintas grasas– e incorporó una galería árabe y el correspondiente vestuario para la realización de los retratos a la morisca, que tan larga tradición tenían en la ciudad de la Alhambra. Aunque el retrato constituyera el fundamento económico de su actividad profesional, los mayores logros y reconocimientos los obtendría, sin embargo, en el ejercicio como reportero gráfico e ilustrador fotográfico de numerosas revistas y diarios: Granada, Ilíberis, Unión Ilustrada (Málaga), La Esfera, Mundo Gráfico, Blanco y Negro y ABC (desde 1913), entre otros. Del mismo modo, publicó en revistas especializadas de fotografía, como Criterium, Arte Fotográfico y el Anuario Español de 1924. Cuando la imagen fotográfica comenzó a poblar las publicaciones periódicas locales, las empresas editoriales contaron con él como profesional más capacitado para afrontar esta tarea. Desde 1926 colaboró establemente con el Noticiero Granadino –primer diario local que hizo uso sistemático de la fotografía– y, a raíz de la fundación del diario Ideal en 1932, se convertiría también en su principal colaborador gráfico. Ya en la década de 1940, suministró habitualmente fotografías a la Agencia EFE, ejerciendo además como miembro del Servicio Artístico de la Junta Técnica del Estado y fotógrafo oficial de los monumentos de la Alhambra y demás patronatos artísticos de Granada. La difusión de las fotografías de Torres Molina no queda, sin embargo, circunscrita a sus colaboraciones periodísticas, ampliándose a la ilustración de estudios artísticos, guías de viaje y folletos de orientación más turística y pintoresca, bien por encargo o como productos comercializados directamente; tal es el caso de sus ricas colecciones de tarjetas postales. Para acometer tan variados trabajos, contó con un discreto estudio, donde trabajaron como ayudantes diversos oficiales (Francisco Fornieles, Juan Granados), así como su propio hijo Juan Torres Díaz, que iniciaría sus primeros trabajos a finales de la década de 1920 y le acabaría sustituyendo al frente del estudio y en su labor docente.

Esta labor más propiamente empresarial la simultaneó con su participación en concursos y certámenes nacionales e internacionales, que lo convirtieron en el referente de la fotografía granadina. En 1925, por ejemplo, obtuvo galardones en el concurso de fotografías organizado por el diario madrileño ABC y en otro verificado en Nueva York. Cabe destacar, por último, su labor docente, desempeñada en la Escuela de Artes y Oficios de Granada al frente del taller de fotografía artística. La introducción de tales talleres ya estaba prevista en la reforma de 1895 relativa a las escuelas de artes e industrias, si bien no llegaron a ponerse en funcionamiento hasta la creación del taller granadino en 1916, el primero implantado en España y único en su género, al menos hasta la década de 1930. En él ejerció Torres Molina un fecundo magisterio como maestro de taller hasta su jubilación en 1953, labor que continuaría su hijo Juan Torres Díaz, que ya venía ejerciendo como ayudante desde 1944.

 

Bibl.: VV. AA., Torres-Molina. Fotógrafos, Granada, Urania, 1980; J. M. Fornieles Franco, “D. Manuel Torres Molina. Fotógrafo granadino universal”, en VV. AA., Historia de la fotografía española (1839-1986). Actas del I Congreso de Historia de la fotografía española, Sevilla, Sociedad de Historia de la Fotografía Española, 1986.

 

Javier Piñar Samos