Lema Ullet, Francisco. Fosforito. Cádiz, 1869 – Madrid, c. 1940. Cantaor de flamenco.
Nacido en Cádiz en una familia humilde de origen gallego. Debió su nombre artístico a su altura y delgadez.
Fue discípulo de Enrique el Mellizo y se casó con la bailaora Mariquita Malvido. Con catorce años debutó en el café del Palenque jerezano, propiedad del cantaor Juan Junquera, donde permaneció cuarenta días hasta pasar a otro café de El Puerto de Santa María y a varios de la región andaluza; más tarde regresó a Jerez de la Frontera para actuar en el café de La Vera Cruz, con un contrato de veinticinco veladas. Su consagración definitiva tuvo por escenario el del café El Burrero sevillano, en el que permaneció varios años consecutivos. Es la época de su competencia con Antonio Chacón, considerada una de las más nobles y enriquecedoras del género.
Tras triunfar en Málaga y recorrer los teatros y los café-cantantes españoles, en 1891 se presentó en Madrid, concretamente en el Café de Monedero, para después cantar en el Novedades y en El Brillante.
Regresó a Cádiz en 1898, reapareciendo en el Circo Teatro Gaditano, junto a grandes figuras. Al año siguiente, en el mismo lugar, se le tributó un homenaje el 4 de marzo. De vuelta a Madrid, fue asiduo de las reuniones de cabales de los colmaos Villa y Los Gabrieles, así como de las del café Fornos. Retirado del cante, se empleó en Sevilla como cuidador de gallos de pelea. No obstante, se despidió del público madrileño en el teatro Novedades, en 1923, e intervino en el homenaje a La Coquinera, en 1925, en el Salón Olimpia de Madrid. Al año siguiente, fue requerido para formar parte del espectáculo Los gitanos, estrenado en el teatro de La Latina.
Su vida profesional estuvo repleta de éxitos, especialmente por sus malagueñas, pero murió en la mayor pobreza, recluido en una pensión de la madrileña calle Mesón de Paredes, sin que se haya averiguado la fecha exacta. Fernando el de Triana, en su obra Arte y artistas flamencos, escribe: “En las actuaciones de Fosforito aún duraba la ovación de la primera copla cuando hacía unas pequeñas notas de temple para que el público guardase silencio y entonces salía con su cante favorito: la malagueña larga”.
Bibl.: A. V. de la Villa, “Salud Rodíguez, la gran bailaora que con Fosforito compartió muchas campañas triunfales en una de las épocas más esplendorosas del cante hondo”, en Heraldo de Madrid, 13 de noviembre de 1929; J. de Gredos, [“Entrevista a Fosforito”], en Mundo Gráfico, 16 de mayo de 1931; F. Fernando el de Triana, Arte y artistas flamencos, Madrid, Imprenta Helénica, 1935 (última edición, Córdoba, Demófilo, 1975); F. Quiñones, De Cádiz y sus cantes, Madrid, Ediciones del Centro, 1974; J. Blas Vega y M. Ríos Ruiz, Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, Madrid, Cinterco, 1988; J. Martínez Salazar, Las Malagueñas y su entorno, Motril (Granada), Asociación Cultural Guadalfeo, 1998; M. Ríos Ruiz, El Gran Libro del Flamenco, Madrid, Calambur, 2002.
Manuel Ríos Ruiz
