Soto Posada, Felipe de. Villaviciosa (Asturias), 8.XI.1798 – Labra, Cangas de Onís (Asturias), 28.XI.1864. Bibliófilo.
Felipe de Soto Posada era hijo de Pedro de Soto y Rivero y de Lorenza Posada Jovellanos, y en él confluyen muy ilustres linajes asturianos, especialmente de la parte oriental de la región. Su abuela materna, Jacinta Jovellanos y Ramírez de Miranda, era la segunda hermana del ilustre Jovellanos.
Comenzó a estudiar primeras letras en el monasterio de Celorio y es posible que estudiara Leyes en Valladolid. Aunque no sintió una atracción especial por la política, Soto Posada, de conocida tendencia liberal, desempeñó algunos cargos de responsabilidad político-administrativa en el ámbito regional y nacional. De noviembre de 1836 a febrero de 1837 fue diputado a Cortes Constituyentes por Oviedo, en sustitución de Agustín Argüelles. En Asturias, representó a Cangas de Onís en la Junta General del Principado, en 1834, y en la Diputación, en 1835 y de 1847 a 1852. Felipe de Soto murió de apoplejía en 1864.
Era un hombre muy rico, pues añadió al mayorazgo de Labra, que había heredado como primogénito, las posesiones de otras ramas de la familia. Su fortuna, que no dejó de acrecentar durante toda su vida, se extendía más allá de las fronteras de Asturias. Tanto su nobleza como su riqueza hacían de él un personaje señalado de la sociedad asturiana y española. Poseía, además, una vasta cultura que le hacía un profundo conocedor de múltiples disciplinas.
Felipe de Soto dedicó gran parte de su vida a la formación de una biblioteca que respondiese a sus afanes culturales, a sus aficiones o pasiones, señaladamente la música, y a su condición de bibliófilo. Logró una importante colección de libros modernos de diversas materias. La afición por la música –era un virtuoso del violín y la viola– le hizo poseedor de una de las mejores bibliotecas de su tiempo especializadas en este arte. Guardaba en sus estanterías numerosas partituras musicales y otras variadas obras, relativas a la música, de los más renombrados compositores europeos. Mantuvo una buena amistad, entre otros, con Hilarión Eslava y con Francisco Asenjo Barbieri. Pero su faceta más llamativa como bibliófilo fue el coleccionismo de obras consideradas raras, que obtenía fundamentalmente en compras a librerías y a particulares, o cuando se ponían en venta bibliotecas selectas, como la de Bartolomé José Gallardo, parte de cuyos libros llegó a adquirir. Felipe de Soto logró una colección bibliográfica de inestimable valor por la variedad de sus temas y la rareza y antigüedad de sus ediciones.
En la Biblioteca de la Universidad de Oviedo se conserva una obra manuscrita suya, titulada Catálogo de algunas historias particulares de ciudades y provincias de España, que fue utilizada por Tomás Muñoz Romero en su obra Diccionario bibliográfico-histórico de los antiguos reinos... de España.
Obras de ~: Catálogo de algunas historias particulares de ciudades y provincias de España (Biblioteca de la Universidad de Oviedo, ms.).
Bibl.: R. Rodríguez Álvarez, Dos bibliófilos asturianos del siglo XIX: Felipe de Soto Posada y Sebastián de Soto Cortés, Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 2002.
Ramón Rodríguez Álvarez