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Martín Martínez

Biografía

Martínez, Martín. ?, m. s. XII – Alcañiz (Teruel), c. 1211. Quinto maestre de la Orden de Calatrava.

Martín Martínez aparece por primera vez en la documentación a finales del siglo XII, ostentando la condición de comendador calatravo de Ciruelos y, como tal, comprando a ciertos propietarios, algunos de ellos mozárabes, un total de once raciones en Ciruelos el Viejo y Cabañas de Yepes a cambio de igual número de maravedís.

En 1198 o 1197, probablemente antes de que se ratificaran las treguas con los almohades, Martín Martínez pudo encabezar la expedición de cuatrocientos caballeros y setecientos peones, vasallos de la Orden de Calatrava procedentes de Ciruelos, Zorita, Cogolludo y otras villas, que penetró en tierra musulmana por la zona de Manzanares y capturó el castillo de Salvatierra, aprovechando que su guarnición no era demasiado abundante. Al parecer la conquista se vio facilitada por la información proporcionada por un musulmán que fue capturado en el Campo de Calatrava, junto a otros muchos que, a cambio de la libertad prometida reveló la facilidad para entrar por la noche por un postigo. Así los calatravos se hicieron con el control de la fortaleza tras matar o apresar a todos los defensores. Salvatierra estaba situada en el Campo de Calatrava, comarca controlada por los almohades a raíz de la batalla de Alarcos (1195). En el momento de la conquista de Salvatierra, Martín Martínez era ya clavero de la Orden de Calatrava y, en el caso de dirigir la expedición, lo debió hacer por mandato del maestre Martín Pérez de Siones y cabe la posibilidad también de que actuara bajo las órdenes del comendador mayor Rodrigo Díaz. El maestrazgo lo ocupaba por segunda vez Martín Pérez de Siones, que fue elegido probablemente por el prestigio que conservaba tras la dimisión de Nuño Pérez de Quiñones, propiciada probablemente por la crisis en la que se vio sumida la Orden como consecuencia de la derrota de Alarcos. Tras la conquista de Salvatierra, el traslado del convento principal a la fortaleza y la consecuente denominación de la institución como Orden de Salvatierra, los freires cistercienses se encontraban en mejor posición y, probablemente en los primeros meses de 1199, el anciano maestre Martín Pérez de Siones renunció a su maestrazgo para dejar paso a un candidato más idóneo.

El elegido como maestre de Salvatierra fue el clavero Martín Martínez. Podría ser ya el maestre Martín, que el 28 de abril de ese año recibió de Inocencio III la bula de confirmación de la Orden y de todas sus propiedades, incluyendo muy especialmente la nueva adquisición de Salvatierra. Sin embargo, la coincidencia con el antropónimo de su antecesor impide asegurarlo con absoluta certeza. En cualquier caso, antes del 21 de mayo de 1199, la dimisión del maestre Martín Pérez de Siones ya se había producido.

El objetivo del nuevo maestre pasaba necesariamente por intentar paliar la crisis por la que atravesaba la institución. Para ello, en junio de 1201, Alfonso VIII daba a la Orden de Salvatierra y a su maestre Martín Martínez la villa de Maqueda, situada entre Escalona y Santa Olalla, con su territorio y varias rentas y derechos. Se trataba de una importante donación, especialmente necesaria para la Orden en momentos de crisis. Al mismo tiempo, el maestre se preocupaba por reactivar el poblamiento en otras comarcas del reino de Toledo. Así, en diciembre de 1204, Martín Martínez otorgaba fuero a Huerta de Valdecarábanos y le concedía el de Toledo con relación a homicidios y caloñas.

Por otra parte, el maestre estrechó los vínculos de la Orden con ciertos miembros de la aristocracia peninsular.

En 1203, Elvira, condesa de Urgel, entregaba al maestre de Salvatierra, Martín Martínez, todos sus bienes y heredades en León y Castilla. Un año después, Pedro Fernández de Castro, su mujer Jimena Gómez y sus hijos Álvaro Pérez de Castro y Elo Pérez de Castro entraban como familiares en la Orden de Salvatierra. En el mismo año de 1204, estos miembros del linaje Castro entregaban al maestre y a su convento la aldea nueva de Campo Mollado.

Finalmente, en mayo de 1205, el citado matrimonio daba a la Orden de Salvatierra y a su maestre Martín Martínez el hospital de Santa Olalla, el lugar de Ranconada, la mitad de las viñas que poseían en Aldovea, Cortes, Santa Olalla y al sur del término de este último lugar, y las heredades que tenían Pedro Sánchez y Justa en Santa Olalla, con la condición de dedicar todo para el sostenimiento del hospital. Por su parte, el maestre Martín Martínez daba al mismo hospital todas las heredades que tenía la Orden en Carmena, Ronda, Mata, Salmanquella y Santa María de Donechia.

Al ser elegido Martín Martínez como maestre calatravo, se consolidó el cisma que había surgido en la villa aragonesa de Alcañiz a raíz de la derrota de Alarcos de 1195. Desde entonces, García López de Moventa se titulaba maestre en Alcañiz con el apoyo del rey de Aragón, que deseaba la independencia de la rama aragonesa de la Orden de Calatrava para desplegar sobre ella un más estrecho control.

En 1205, Martín Martínez acudió a Aragón atendiendo al mandamiento del papa Inocencio III, quien, por solicitud de Pedro II de Aragón, había ordenado a los freires de Salvatierra y Uclés que acudieran a la frontera aragonesa para combatir contra los musulmanes.

El viaje sirvió para sellar un acuerdo en 1206 con el maestre cismático, que propició la renuncia del aragonés al maestrazgo a cambio del reconocimiento del título de comendador mayor y lugarteniente del maestre en Aragón para García López de Moventa y sus sucesores.

Sin embargo, ese mismo año, y aprovechando la ausencia del maestre, tuvo lugar el nombramiento de Rodrigo Díaz como nuevo maestre de Salvatierra.

A partir de entonces, Martín Martínez actuó, con el apoyo del monarca aragonés, como “honorabili magistro domus de Alcaniz”. En esos años acrecentó el patrimonio dependiente de Alcañiz. De tal suerte que en abril de 1209 recibió de Pedro II de Aragón la importante donación de Monroyo, Molinos y Ejulve, y en junio de 1210 el obispo de Zaragoza Raimundo le entregó la iglesia de Fresneda. Martín Martínez debió de morir hacia 1211 en Alcañiz, donde fue sepultado.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional (Madrid), Órdenes Militares, Calatrava, carp. 456, n.os 39 y 40.

F. de Rades y Andrada, Chronica de las Tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, parte Chronica de Calatrava, Toledo, Imprenta de Juan de Ayala, 1572 (ed. facs. Barcelona, 1980, y Valencia, 1994), Chronica de Calatraua, fols. 14v.-17r.; I. J. de Ortega y Cotes, J. F. Álvarez de Baquedano y P. de Ortega Zúñiga y Aranda, Bullarium Ordinis Militiae de Calatrava, Madrid, Tipografía Antonio Marín, 1761 (ed. facs. Barcelona, 1981), págs. 30-42 y 450; J. Caruana Gómez de Barreda, “La Orden de Calatrava en Alcañiz”, en Teruel, 8 (1952), 5-175, págs. 61-66; J. González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1960, vol. I, págs. 578-579, vol. III, págs. 232-234 y 246- 247; J. F. O’Callaghan, “Martín Pérez de Siones, Maestre de Salvatierra”, en Hispania, 22 (1962), págs. 163-170; “Sobre los orígenes de Calatrava la Nueva”, en Hispania, 23 (1963), págs. 494-504; “Hermandades between the military orders of Calatrava and Santiago during the castilian reconquest, 1158- 1252”, en Speculum, 44 (1969), págs. 609-618; “The Order of Calatrava: years of crisis and survival, 1158-1212”, en The Meeting of Two Worlds. Cullture Exchange between East and West during the period of the Crusades, Studies in Medieval Culture, XXI, Western Michigan University, 1986, págs. 419-430; C. Laliena Corbera, Sistema social, estructura agraria y organización del poder en el Bajo Aragón en la Edad Media (siglos XII-XV), Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1987, págs. 120- 121; E. Rodríguez-Picavea Matilla, Las órdenes militares y la frontera. La contribución de las órdenes a la delimitación de la jurisdicción territorial de Castilla en el siglo XII, Madrid, Universidad Autónoma, 1994, págs. 100-103 y 115; La formación del feudalismo en la meseta meridional castellana. Los señoríos de la Orden de Calatrava en los siglos XII y XIII, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1994, págs. 69, 74, 90, 112-113, 118, 120, 124, 129, 205, 219, 237, 267, 297 y 366; S. Vidiella, Contribución al catálogo de comendadores de Alcañiz. Orden de Calatrava, Alcañiz, Centro de Estudios Bajoaragoneses, 1997, págs. 29-34; E. Rodríguez-Picavea Matilla, Documentos para el estudio de la Orden de Calatrava en la meseta meridional castellana (1102-1302), Madrid, Universidad Autónoma, 1999, págs. 79-85 (Cols. Documentales n.º 2 de “Cuadernos de Historia Medieval”); “Calatrava. Una villa en la frontera castellano-andalusí del siglo XII”, en Anuario de Estudios Medievales, 30/2 (2000), págs. 807-849; C. de Ayala Martínez, Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV), Madrid, Marcial Pons Historia y La Torre Literaria, 2003, págs. 201 y 219.

 

Enrique Rodríguez-Picavea Matilla