López-Oliveros Fernández, Antonio. Puerto de Vega, Navia (Asturias), 5.IX.1878 – Madrid, 28.IV.1967. Periodista y escritor.
De familia humilde, a los siete años, huérfano de madre, se trasladó con su padre a vivir a Cuba. Trabajó en diversos oficios —mozo de cuerda, peón, vendedor de periódicos, dependiente— mientras robaba horas al sueño para ampliar sus estudios elementales. En 1895, se enroló como soldado voluntario para combatir la insurrección cubana, permaneciendo en el Ejército hasta el final de la guerra. Desde 1898 inició su colaboración en varios diarios habaneros, como el Diario de la Marina, Diario Español o El Comercio.
En 1910, organizó un Comité con el objetivo de homenajear a Ramón de Campoamor, para lo que viajó a Navia, como representante del grupo promotor, a fin de organizar el evento, y en 1913 se inauguró el actual monumento al poeta en su villa natal. Ese mismo año, Oliveros ingresó en el Partido Reformista, liderado por Melquíades Álvarez. Volvió a Cuba para arreglar sus asuntos particulares y en marzo de 1915 regresó definitivamente a Asturias, instalándose en Gijón.
Hombre activo, se convirtió pronto en persona influyente en el partido y en julio de 1917 fue nombrado director de El Noroeste de Gijón. El prestigioso diario, órgano oficioso del Partido Reformista en Asturias, alcanzó gran tirada y fue el periódico más leído en la región. Gracias a su gestión, plumas jóvenes de las que luego fueron reconocidos escritores, iniciaron su colaboración en el diario, como Fernando García Vela y José Díaz Fernández, entre otros. Como director de El Noroeste, Oliveros se convirtió en una de las personas más influyentes en la política asturiana, siempre apoyando el proyecto reformista a favor de la democratización del régimen monárquico, la lucha contra el caciquismo y el fraude electoral, y respaldando el impulso a la economía y el desarrollo regional. A este respecto, fueron famosas sus campañas, por ejemplo, a favor del ferrocarril de Gijón a Ferrol.
Cuando, en 1921, se produjo la escisión tercerista, el socialista Manuel Llaneza solicitó a Oliveros que censurase a los comunistas, y ante la negativa del director, durante algún tiempo, El Noroeste sufrió el boicot del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las cuencas mineras. Durante la dictadura de Primo de Rivera, denunció el colaboracionismo de algunos dirigentes socialistas, y sufrió multas gubernativas por su oposición al dictador. En 1931 se produjo la primera divergencia con Melquíades Álvarez, pues Oliveros apoyó la línea más netamente republicana de José Manuel Pedregal. Cuando se convocaron las elecciones generales celebradas en noviembre de 1933, la agrupación gijonesa le propuso para integrar la candidatura por Asturias, pero recibió el veto de Melquíades Álvarez. Como protesta, Oliveros dimitió como director de El Noroeste y se trasladó a Madrid, donde escribió su libro de memorias Asturias en el resurgimiento español (1935), en el que denota su exhaustivo conocimiento de la política regional, pero, al mismo tiempo, trasluce su rencor contra su antiguo jefe político.
La Guerra Civil le sorprendió en Gijón y, amenazado de muerte por elementos izquierdistas, tuvo que vivir escondido, hasta que en enero de 1937 consiguió llegar a París, donde trabajó para La Nación de Buenos Aires, regresando, al final de la contienda, a Madrid. Las nuevas autoridades le impidiéron practicar su profesión de periodista, pero a pesar de ello escribió cientos de artículos que publicó bajo seudónimo, y logró sobrevivir, no sin muchas dificultades. En 1955 se trasladó a Gijón, donde trabajó hasta 1964 como director-gerente de una empresa. En la ciudad de Jovellanos, las fuerzas vivas lo excluyeron de la vida social y permaneció en el anonimato, refugiándose en la escritura, la pasión de su vida, redactando decenas de artículos que publicaba en Argentina, Cuba y México. Tras cesar en su trabajo, retornó a la capital de España, donde falleció tres años después.
Obras de ~: Asturias en el resurguimiento español: Apuntes históricos y biográficos, Madrid, Imprenta Juan Bravo, 1935 (reed. Gijón, Silverio Cañada, 1985 y 1989); Un tribuno español. Melquíades Álvarez, La Habana, 1947 (reed. Gijón, Silverio Cañada, 1999); La guerra civil en Asturias. Memorias de un espectador, s. f. (inéd.).
Bibl.: C. Suárez, Escritores y artistas asturianos, t. V, Oviedo, Idea, 1956, págs. 522-524; A. Masip Hidalgo, “Antonio L. Oliveros”, en Gran Encicloperia Asturiana, t. X, Gijón, Silverio Cañada, 1970, pág. 289; J. Mella, “Introducción”, en Un tribuno español. Melquíades Álvarez, Gijón, Silverio Cañada, 1999, págs. XXX-XXXII.
José Girón Garrote
