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Gabriel Berard Bes

Biografía

Berard (o Berart) Bes, Gabriel. Barcelona, 1562- 1563 – 7.VI.1640. Magistrado de la Real Audiencia de Cataluña, presbítero, consultor del Santo Oficio, privilegio de caballero del Principado de Cataluña.

Hijo de Gaspar Berart Gassol, doctor en medicina de Lérida (fallecido en 1583) y de su primera esposa, marquesa Bes (muerta en 1580), pertenecientes a una familia de cirujanos afincados en Lérida desde principios del siglo xvi. Era Gabriel, el menor de seis hermanos: Mariano, Jeroni, Pere, Estefanía y Agustí-Joan (este último, hijo natural).

El primero fue doctor en derechos, casó con Anna Bou, y posteriormente con María de Gualba, testó en 1609; el segundo fue fraile carmelita; Pere, el tercero, cirujano, casado en 1602 con Jerònima Castany; Estefanía casó con el doctor en medicina Jeroni Grau.

Gabriel Berard se licenció en ambos derechos y entró al servicio de la Corona a comienzos del nuevo siglo. A pesar de que hacia 1611 se le relacionaba colaborando con el doctor Jeroni Astor en la falsificación de documentación pública, la carrera de Berard como jurista no dejó de prosperar, ocupando muy distintos cargos por cuyos servicios y lealtad fue siempre recompensado.

Empezó como asesor de la Capitanía General, luego fue auditor general de las galeras de Cataluña, relator en el Supremo Consejo de Aragón y finalmente asesor del Real Patrimonio. En abril de 1602 recibió el título de ciudadano honrado de Barcelona y el 10 de agosto de 1619, el privilegio que le habilitaba como caballero del Principado de Cataluña. En 1621 testó en Barcelona, declarando su intención de entrar en religión, habiendo obtenido ya licencia para ello; a pesar de eso, aquel mismo año contraía matrimonio con Dorotea Bou. En la Batllia General hizo un trabajo excelente, actualizando el censo fiscal de feudatarios, por lo que en los primeros días de 1631 fue nombrado juez de la Real Audiencia. Aquel mismo año fue destinado a la frontera pirenaica, desde donde informó de los movimientos de las tropas francesas y demás cosas del servicio (espías, carencias defensivas en Elna, etc.). En 1632 asistió al cardenal infante en Cataluña, cosa que dio ocasión al príncipe de conocerlo de cerca, y asegurar en un informe confidencial sobre los dieciocho jueces de la Real Audiencia, que Berard era “corto de letras”. A pesar de todo, le quedó reconocido y Berard obtuvo un nuevo cargo en la Real Audiencia, como oidor del civil.

Con la entrada en guerra contra Francia, Berardt adquirió nuevas responsabilidades que pusieron a prueba su lealtad a la Corona. Durante la campaña de Leucata estuvo meses enteros fuera de su residencia, visitando los concejos municipales para levantar hasta tres levas de soldados, coordinar el envío de gastadores y bastimentos, conseguir acémilas para el transporte del ejército real y preparar el tránsito de éste, con todo su bagaje, por el distrito que se le había asignado. En mayo de 1638 era uno de los letrados cuya firma figuraba al pie del dictamen que facultaba al capitán general a condenar a muerte a los desertores, sin juicio previo. En julio siguiente ofrecía sus servicios al visitador real Matías de Baietolá, haciéndolo extensivo a un sobrino (Gaspar, que fue nombrado juez delegado de Baietolá) y a un primo insaculados como diputados en los brazos militar y real, respectivamente. A finales de 1639 era oidor de la sala del Canciller y tenía encomendada la persecución y la captura de los nobles que se resistían a acudir al asedio de la fortaleza de Salses. Sin embargo, consciente de los caldeados ánimos de los barceloneses, se negó a hacerlo en alguna ocasión, escudándose en su condición seglar.

Esa prudente actitud, adoptada en última hora, no le sirvió para librarse de las iras de los revolucionarios, siendo uno de los magistrados que más odioso se habían hecho al pueblo, no solamente por su actividad al servicio de la Corona, sino también por la desplegada como consultor del Santo Oficio. En las primeras alteraciones de 22 de mayo, los amotinados ya le buscaban para asesinarlo, y el día del Corpus de Sang (6 de junio de 1640), su casa de la calle Portaferrissa fue asaltada y saqueada por grupos de incontrolados que sacaron todos los muebles a la calle y los quemaron junto con su biblioteca y diversa documentación de procesos. Posteriormente siguió idéntica sino peor suerte la mansión que se estaba edificando en la Rambla, en la que no dejaron en pie ni techo, ni puertas, ni ventanas ningunas, sin olvidar el huerto anexo que también talaron, con pérdida estimada de más de cuatro mil ducados. Mientras, el doctor Berard se había acogido al convento de las Mínimas, y al irrumpir los amotinados para registrarlo (violando la clausura), se ocultó tras un viejo colchón; fue hallado y “cosiéronle a puñaladas”; murió en la madrugada del siguiente día. Según la versión dada por su sobrino en un memorial al Rey, murió arcabuceado al ser descubierto.

Berard poseía la condición de presbítero, y desde diciembre de 1638 era viudo de Dorotea Bou, de la que tuvo tan solamente un hijo homónimo que murió prematuro. En su testamento de 5 de junio de 1639, dejaba heredero a su sobrino Gaspar de cuantos honores le tocasen a él por los servicios prestados a la Corona. Gaspar Berard Bou, hijo de su hermano Mariano y de Anna Bou, también fue doctor en derechos, asesor en Manresa, gobernador de la abadía de Ripoll, oidor de la Audiencia y caballero del Principado de Cataluña (1637), y de él descienden los barones de Esponellà. Sobrinos suyos fueron también Cecilia y Casilda, y Ramón de Berard Gualba y María, que en 1628 casó con Francesc d’Ortaffà.

Además de su Speculum visitationis seculares [...] y el Discurso sobre la celebración de cortes [...], meritaba en un memorial al rey haber confeccionado un Índex feudorum, donde actualizó el registro de todos los feudos del Principado “sacando a la luz muchos d·ellos que no se tenia notiçia [...]”.

 

Obras de ~: Speculum visitationis secularis omnium magistratuum, iudicum, decurionum, aliorumq. Res publicae Administratorum, Barcelona, Sebastián Mathevat, 1627; Discurso sobre la celebración de cortes de los fidelísimos Reynos de la Corona de Aragón, Barcelona, 1629.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Arxiu Pablo de Sàrraga, caja n.º 52, camisa “Berart”; Consejo de Aragón, legs. 382, 389, 506 y 519; Archivo General de Simancas, Estado, leg. 2.649; Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Francisco Aquiles, Primer libro de Testamentos, 1580-1593; Pau Calopa, Primer libro de Testamentos, 1565-1570; Manual de Novells Ardits vulgarment apellat Dietari del Antich Consell Barceloní, XII (1636-1641), Barcelona, Imprenta de Henrich y Companyía, 1904, págs. 484, 486 (n. 1), 527.

J. Sanabre, La acción de Francia en Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659), Barcelona, Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, 1956, pág. 49; J. Simón Díaz, Bibliografía de la literatura hispánica, vol. VI, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Instituto Miguel de Cervantes de Filología Hispánica, 1973, pág. 643; A. Rovira i Virgili, Història de Catalunya, vol. VIII, Bilbao, La Gran Enciclopedia Basca, 1979, pág. 133; F. J. Morales Roca, “Registros nobiliarios del Brazo Militar del Principado de Cataluña: el ‘Llibre Vert’ del antiguo Brazo Militar (1602- 1713)”, en Hidalguía, 201 (marzo-abril de 1987), págs. 433- 464 (espec. pág. 441); P. Molas i Ribalta, Catalunya i la casa d’Austria, Barcelona, Curial, 1996, págs. 96 [n. 3] y 135; J. L. Palos, Els juristes i la defensa de les Constitucions. Joan Pere Fontanella (1575-1649), Vic, Eumo, 1997, págs. 99, 100 y 106; A. Simón i Tarrés (ed.), Cròniques de la Guera dels Segadors, Barcelona, Fundació Pere Coromines, 2003, págs. 59 (n.º 100), 80 (n.º 299), 194, 207, 208 (n.os 80 y 82), 209, 267, 268 (n.º 116) y 270; N. Florensa i Soler y M. Güell, “Pro Deo, Pro Regi, et Pro Patria”, en La revolució i la campanya militar de Catalunya de 1640 a les terres de Tarragona, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana-Òmnium, 2005, págs. 46-47.

 

Manuel Güell Junkert