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Baltasar Saldoni y Remendo

Biografía

Saldoni y Remendo, Baltasar. Barcelona, 4.I.1807 – Madrid, 3.XII.1889. Compositor de música, docente e historiador, pionero de la documentación musical española.

Nació en Barcelona a las ocho de la noche del domingo 4 de enero de 1807, siendo bautizado dos días más tarde en la parroquia de los Santos Justo y Pastor con los nombres de Baltasar Simón Tito. Huérfano de madre desde los dos años, tuvo su primera instrucción musical en la escuela de música de Santa María del Mar, bajo la tutela de Francisco Andreví y en 1818 fue admitido en el Colegio de Montserrat. Allí cursó Humanidades y diversos instrumentos musicales, así como Armonía y Contrapunto. En 1822 regresó a Barcelona, donde estudió Composición con el ya jubilado maestro de capilla de la Catedral, Francisco Queralt, así como Piano y Órgano con el organista de dicho templo, Mateo Ferrer.

Tras unos primeros tanteos en la composición de piezas de diverso carácter, se trasladó a Madrid en 1829 y, gracias al apoyo de su paisano Ramón Carnicer, fue nombrado en 1931 maestro de Solfeo y Vocalización del recién creado Conservatorio de Música, actividad para cuyo desempeño escribió un Método de solfeo y canto que se utilizó con gran provecho y fue elogiado por Cherubini, Caraffa, Sor, Rodríguez de Ledesma, Carnicer y Masarnau, entre otros. Tras haber compuesto una ópera en dos actos, Saladino e Clotilde, estrenó en 1838 en el madrileño Teatro de la Cruz otra ópera, Ipermestra, con libreto del célebre tenor Pasini, alcanzando un éxito que se repitió en varias otras ciudades españolas. Una posterior ópera, Cleonice, Regina di Siria, fue recibida con tibieza en su estreno en 1840, tras lo que Saldoni reanudó la composición de música religiosa, destacando un solemne Stabat Mater de 1842, un Miserere y una Misa de Gloria del año siguiente, el responsorio Libera me de 1844 para los funerales del duque de Osuna y un Oficio de Difuntos de 1855.

A finales de aquel año, emprendió el ambicioso proyecto de composición de una ópera española en tres actos: Boabdil, último Rey moro de Granada, con texto de Miguel González Aurioles, pero intrigas, querellas y caprichos de cantantes y empresarios neutralizaron los esfuerzos de Saldoni por estrenar su Boabdil, ni siquiera después de traducirla al italiano como exigía el gusto de la época. Al año siguiente, recibía Saldoni el nombramiento de caballero de la Orden de Carlos III, al tiempo que perseveraba en sus afanes en pro de la ópera nacional, para cuyo propósito encargó a Domingo Aracri un libreto español sobre Guzmán el Bueno, al que terminaría de poner música en 1855 con texto finalmente en italiano, sin que tampoco consiguiera su estreno. Mejor fortuna tuvo una zarzuela con texto de Ramón de Navarrete, La Corte de Mónaco, compuesta ese mismo año y que se representó por vez primera en el madrileño teatro de La Zarzuela el 16 de febrero de 1857. Saldoni fue director titular de la orquesta del Teatro del Príncipe entre 1848 y 1851.

A sus cincuenta años, en la madurez de su carrera y con sólido prestigio como profesor, Saldoni era consciente de no haber alcanzado un éxito decisivo como compositor, a pesar de su muy extenso catálogo cuyos casi dos centenares de obras abarcan prácticamente todos los géneros: óperas, zarzuelas, grandes obras corales, cantatas, himnos y marchas, música de cámara, canciones andaluzas y romanzas italianas, obras para piano solo y hasta catorce grandes fugas para órgano. Aún compuso Saldoni, hasta el final de sus días, algunas otras obras de circunstancias, canciones y piezas de salón, pero desde la década de 1850 su actividad principal se encamina a la historiografía musical, siendo su logro más importante el Diccionario biográfico- bibliográfico de efemérides de músicos españoles, obra monumental en cuya preparación y publicación invirtió treinta años de su vida y que convierte a su autor en el auténtico precursor de la moderna documentación musical.

Con paciencia y tesón admirables, empezó a reunir Saldoni hacia 1850 los materiales que, diez años después, verían la luz en un primer volumen intitulado Efemérides de músicos españoles, anticipo de lo que luego sería el Diccionario, cuyo término y publicación completa habría de esperar hasta 1881. Al crearse la Sección de Música en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1873, fue Saldoni uno de los doce individuos que integraron dicha sección, y sería precisamente gracias a un informe favorable de la Academia, emitido siete años más tarde, que el gobierno comprometiese la adquisición de ciento cincuenta ejemplares del Diccionario, lo que posibilitó proseguir su publicación, interrumpida desde la aparición del primer tomo en 1868; así los tomos segundo y tercero vieron la luz en 1880, y el cuarto y último en 1881. Saldoni era para entonces un anciano de setenta y cuatro años y hasta el momento último de entregar los originales a la imprenta estuvo acopiando y corrigiendo datos, llevando con coraje hasta su culminación un proyecto en el que había comprometido su carrera y aún su fortuna, si es que tal puede considerarse a los escasos recursos que podía proporcionarse con su salario exiguo de profesor. Con un empuje sorprendente en un hombre de su edad, Saldoni solicitó personalmente, incluso pagando anuncios en la prensa musical, datos a sus colegas para su obra, lamentándose amargamente de la escasísima colaboración de ellos obtenida. Luego, una vez publicado el Diccionario, y a pesar de los plácemes y parabienes que le prodigaban, casi nadie se interesó realmente por la obra, según él mismo expresaba con mal disimulada amargura: “Toda vez que después de dos meses que van ya publicados los tres tomos, no llegan hoy a veinte las personas que lo han adquirido en toda la patria de los Morales, Salinas, Guerreros, etc., etc.”.

Como suele ser habitual en toda obra verdaderamente grande, no han escaseado quienes fijaron más su atención en los defectos de un trabajo que, aunque no esté libre de ellos, es infinitamente más digna de aprecio por sus virtudes, entre las que hay que recordar la infinidad de correcciones hechas a los datos del entonces admiradísimo historiador francés François-Joseph Fétis. Así, se fue creando una leyenda de supuestos disparates que, ni en su mínima parte, se corresponde con la realidad. Ciertamente, resulta fastidiosa la estructura del Diccionario según las efemérides, o sea a manera de calendario organizado por meses, días y años, con ese orden y prioridad, lo que entorpece la búsqueda de informaciones hasta tal punto que sólo cuando —más de un siglo después— se hizo una edición facsímil con el añadido de casi un centenar de páginas de índices completos fue posible hacerse una noción completa y cierta de la riqueza de tan magna obra. Es también verdad que los contenidos del Diccionario adolecen a menudo de exigencia crítica, y que la buena fe de su autor le hace ser con frecuencia víctima de errores, pero aunque en su ingenuidad y afán acumulador saturen la obra de multitud de anécdotas y personajes irrelevantes, la actitud de Saldoni señala, junto con su coetáneo Eslava, un decisivo hito en la historiografía hispana, que en la siguiente generación alcanzaría una espléndida madurez. Queda pendiente en la historiografía musical española un estudio serio y exento de prejuicios que establezca en sus justos términos la deuda que tanto Barbieri como Pedrell tienen contraída con “el buen Saldoni”, como ambos le denominan en alguna ocasión, pero no será ocioso señalar que ambos trataron de proseguir y mejorar en metodología y contenidos la obra emprendida por Saldoni y ambos fracasaron, pues acaso faltos del espíritu de sacrificio casi suicida de éste, ni ellos ni ningún otro de cuantos lo intentaron logró culminar el propósito, y si el enciclopédico empeño de Barbieri no pasó de la acumulación de miles de papeletas, Pedrell hubo de abandonar el Diccionario biográfico y bibliográfico de músicos [...] cuando apenas había llegado a la letra E. Y eso que había sido él precisamente quien tuvo a su disposición los datos que los descendientes de Saldoni entregaron al editor catalán Isidro Torres, inéditos y muy numerosos a pesar de los dos incendios que sufrió su casa en el largo período de elaboración del Diccionario.

Baltasar Saldoni acabó sus días casi olvidado de todos, en penosísimas condiciones de subsistencia y abocado prácticamente a la mendicidad. Años más tarde el historiador Rafael Mitjana sentenciaría con lapidaria exactitud: “Podría haber rendido inmensos servicios si no hubiese recibido de sus compatriotas una indiferencia tan absoluta como culpable”.

Con todas sus deficiencias, la vastedad del proyecto de Saldoni y el trabajo ingente de su realización constituyen uno de los más nobles ejemplos de afán compilador y divulgador y de capacidad de compromiso y fe en una idea de dimensiones extraordinarias. Al mérito añadido de que su obra historiográfica sea fruto de su abnegación y de su sacrificio puramente personal, se suma el haber establecido las bases para una historiografía fundamentada en datos ciertos y comprobables, en “documentos auténticos y originales”, como expresa el autor en varias ocasiones. Por su formidable acopio de información, la obra de Saldoni constituye un ejemplo de tesón y perseverancia tan admirable como digno de gratitud, y la figura de su autor perfila un modelo de vocación y generosidad, de fe en sus propósitos y de congruencia moral e intelectual.

 

Obras de ~: Música para la escena: El triunfo del amor, 1825; Saladino e Clotilde, 1831; con. F. Piermarini, P. Albéniz y R. Carnicer, Los enredos de un curioso, 1832; Ipermestra, 1837; Cleonice, Regina di Siria, 1839; Boabdil, último rey moro de Granada, 1844; El rey y la costurera, 1853; La Corte de Mónaco, 1855; Guzman il Buono, 1855; Los maridos en las máscaras, o sea, No más bailes, 1864. Música sinfónica-Banda: Polaca, 1838; Tanda de rigodones; El Caprichoso; El Paseo en el Prado de Madrid, 1848; Boleras jaleadas, 1848; Manchegas jaleadas, 1848; Popurrí o miscelánea de bailes, 1848; Los Gemelos, 1849; L’Ilusion, 1849; Popurrí de bailes, 1849; L’Autunno, 1849; La Aurora, 1849; Dos grandes marchas. Paso doble-Gran polka, 1854; A mi patria, 1863; Un recuerdo de Vinaroz, 1863.

Voces y orquesta: Misa de Gloria en Mi bemol, 1828; Misa de Gloria en Do, 1850; Stabat Mater, 1842; Miserere, 1843; Oficio de difuntos, 1855; Rosario, 1828; Santo Dios, c. 1830; El pecador arrepentido, 1842; Tremens factus sum ego, 1844; Después de la victoria de África, 1861; Plegaria-himno, 1863; Recordare Jesu pie, 1864; Bendita sea tu pureza, 1878; Acudamos, que el fuego es terrible; Quell’acciaro che al campo riede; Ah che non serve il piangere, 1829; Coro para la comedia El bandido incógnito, 1830; Arieta, Romanza y Final en El criado fingido, 1832; Stanco di più combattere; 2 Cavatinas en La travesura, 1833; Coro en Luis el Onceno, 1836; Di quei begli occhi neri; Canción francesa, 1839; Ah chi sá l’amato bene, 1839; DiTurno al nome solo, 1839; Perché infelice, 1839; Dúo en Vanne da me, 1842; O guardate che figura!, 1842; Señor Don Pancracio, 1842; Himno al Dios de las artes, 1842; Himno nacional: ¡Dios salve a la Reina!, ¡Dios salve al Rey!, 1843; Coro y Marcha en Receta para caer, 1848; Coro en Quien bien te quiere, 1848; Coros y Romanza en Saúl, 1849; Baile con coros en La dama valenciana, 1849. Coro solo y con acompañamiento: Suba a los cielos, 1849; De Lamentatione Jeremiae Prophetae, 1851; Aleph. Ego vir videns, 1852; Incipit oratio Jeremiae Prophetae; La oración; Stabat Mater, 1857; Rosario en catalán, 1860; Gozos a Santa Magdalena, 1849; Anima Christi, 1845; Gozos de San Benito y de Santa Escolástica, 1845; Miserere, 1850; Suscepit nos Dominus, 1851; Gozos de la Virgen, 1852; Misa de Gloria, 1855; Benedictus, 1856; O Salutaris Hostia, 1856; Dos motetes al Santísimo Sacramento, 1858; Tres villancicos a la Natividad del Señor, 1858; Música para el setenario de la Virgen de los Dolores, 1859; Salve, 1860; Tantum ergo, 1863; ¡Oh admirable sacramento!, 1863; Gozos a San Roque, 1866; El Padre Nuestro en verso, 1873; Coro en La moza del cántaro, 1843; Coro de señoritas, 1853; Amor de patria, 1863; Lo ball del diumenge, 1864. Canciones: Job: Manum suam misit hostis, 1856; Discite a me quia mitis sum, 1855; Dos lecciones del oficio de difuntos, 1860; Grito santo de paz; De Himeneo la antorcha; Mi sei cara, dúo; Las Aldeanas, 1854; Vien di quest’elci; Perché mio caro bene, 1834; El sepulcro; La Eloísa; A un artista, 1837; Dal primo di, 1832; Dulce es aspirar el aura, 1832; Es mi vida pasada en el llanto, 1832; Romanza en Don Rodrigo Calderón, 1832; La oración, 1832; La plegaria de Cristina, 1844; Il consiglio; Il lamento, 1850; Ayes del corazón, 1850; ¡Perdóname!, 1851; Oh, tu amor de padre, 1851; Guerra a María en Haz bien y no mires a quién, 1854; El regreso de un padre; El adiós de una habanera; Odi d’un uom che more, 1856; La rosa, 1857; Barcarola, 1859; Después de la victoria, 1860; Improvisación, V1863; Près de toi c’est la vie, 1863; Dal primo di ch’io vidi, 1863; Angiol mio, o Angiol dicesso dal celo, 1864; Pietoso amor deh rendi, 1866; Caro, guardami il puro affetto, 1866; El Quiá; El mareo; La rabanera; No me dejes, 1871; Pianto d’amor, 1883; Ave María, 1886. Obras para solista: Salve (T.), 1860; Setenta versos por varios tonos (órg.); Veintinueve versos (órg.); Treinta y nueve versos (órg.); Setenta y dos versos (órg.); Doce versos sobre el Sacris Solemnis (órg.); Seis versos sobre el Pange Lingua (órg.); Diez fugas en diversos tonos (órg.); Tres Grandes fugas a 4 voces (órg.); Grande fuga a 3 voces (órg.); Variaciones para arpa en Matilde di Shabran, de Rossini; Aria (cl.); Tandas de rigodones sobre L’Elisir d’amore, La Straniera, El Colón, La Caritea y La Vestale (p.); Tanda de rigodones patrióticos (p.); Tanda de rigodones originales (p.); Vals sobre motivos de L’Elisir d’amore (p.); Vals sobre motivos de Ipermestra (p.); Doce valses originales (p.); Seis sinfonías (p.); Variaciones sobre Elena e Malvina (p.); Variaciones sobre Semiramide (p.); Cuatro juegos de variaciones sobre motivos originales (p.); Mazurca fácil (p.); El Candoroso (p.); El Inocente (p.); El Aéreo, vals (p.); Polka fácil (p.); Catorce años en seis minutos, (p.), 1866; La bella Adela, polka-mazurca (p.), 1867; El Elegante, vals (p.), 1876. Instrumentaciones de obras ajenas: Tu vedrai la sventurata en El pirata, de Bellini; Come per me sereno en La sonnambula, de Bellini; Terceto final en Amazilia e Zadir, de Pacini; Terceto bufo en Testa meravigliosa, de Generali; Una apuesta en la velada de San Juan en Todo extremo es vicioso, de N. de Rojas, 1865.

Escritos: Veinticuatro solfeos para contralto y bajo, Madrid, Lodre, 1837; Nuevo método de solfeo y canto para todas las voces Madrid, Lodre, 1840; “El Seise de la catedral de Sevilla”, en Los españoles pintados por sí mismos. Madrid, Ignacio Boix, 1843- 1844, 2 vols. (reimp. en uno solo en 1851); Reseña histórica de la Escolanía o Colegio de música de la Virgen de Montserrat, en Cataluña, desde 1456 hasta 1856, con un catálogo de algunos de los maestros [...], Madrid, Repullés, 1856; Efemérides de músicos españoles, así profesores como aficionados, Madrid, Imprenta La Esperanza, a cargo de D. Antonio Pérez Dubrull, 1860; Cuatro palabras sobre un folleto escrito por el maestro compositor Sr. D. Francisco Asenjo Barbieri, Madrid, Antonio Pérez Dubrull, 1864; Diccionario biográfico-bibliográfico de efemérides de músicos españoles [...], Madrid, Imprenta de Antonio Pérez Dubrull, 1868-1881, 4 vols. (ed. facss, de Jacinto Torres, con índices completos de personas, materias y obras, Madrid, Ministerio de Cultura, Centro de Documentación Musical, 1986, 4 vols.).

 

Bibl.: A. de La Riva, “Baltasar Saldoni”, en Galería de artistas y escritores contemporáneos, Madrid, 1848; J. Parada y Barreto, Diccionario técnico, histórico y biográfico de la música, Madrid, Imprenta de Pérez Dubrull, 1868; J. M. Varela Silvari, “El maestro Saldoni: sus Efemérides de músicos españoles”, en El Mosquito (Barcelona), 14 de noviembre de 1880; F. Arteaga y Pereira, Celebridades musicales, o sea biografías de los hombres más eminentes en la música, Barcelona, Torres y Seguí, 1887; Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes de S. Fernando en la recepción pública de D. Antonio Peña y Goñi [...], Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1892; J. Torres Mulas et al., Índices del Diccionario Biográfico [...] de Baltasar Saldoni, Madrid, Instituto de Bibliografía Musical, 1986; “Baltasar Saldoni, músico e historiador”, en Cuadernos de Música (Madrid), I (1990); “Saldoni y Remendo, Baltasar”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Músca Española e Hispanoamericana, vol. IX, Madrid, Sociedad General de Autores y Escritores, 2002, págs. 587-591.

 

Jacinto Torres Mulas

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