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Juan de Verzosa y Ponce de León

Biografía

Verzosa y Ponce de León, Juan de. Zaragoza, IX.1522-II.1523 – Roma (Italia), 24.II.1574. Escritor y humanista.

El humanista zaragozano Juan de Verzosa debió de nacer entre septiembre de 1522 y febrero de 1523, ya que en su epitafio consta que murió con cincuenta y un años y —según Luis de Torres— tenía dieciséis cuando escribió su Martyrii encomium en septiembre de 1539.

Quedó huérfano de madre cuando sólo era un niño y, quizá por esta circunstancia, la relación con su padre fue muy estrecha.

Estudió en Zaragoza y partió hacia París para ampliar sus estudios poco después de escribir su Martyrii encomium. Se trata de un poema de trescientos setenta y ocho hexámetros que compuso Verzosa en conmemoración de la muerte de Pedro Arbués, canónigo de Zaragoza e inquisidor. Es una obra de juventud, carácter escolar e influencia erasmista.

Tanto en Zaragoza como en París —donde estuvo tres años— fue Verzosa un alumno precoz y aventajado, lo que despertaba la admiración de sus condiscípulos y maestros. En París acabó enseñando griego con gran éxito.

En 1542, expulsado de la capital francesa —como todos los españoles— a consecuencia del cerco del Delfín a la ciudad de Perpiñán, se estableció en Lovaina, donde también fue profesor de griego. Allí publicó su De prosodiis liber absolutissimus (1544) a instancias de sus alumnos y por necesidades económicas.

Poco después, tratados de retórica como éste se pondrían de moda. De Lovaina marchó a Ratisbona y de aquí a Trento en 1545, donde comenzó su trabajo de secretario de Diego Hurtado de Mendoza, quien ejerció durante el Concilio el cargo de embajador imperial.

Comienza entonces su carrera diplomática, en la que se sirvió del amplio conocimiento que tenía de lenguas clásicas y modernas. Dormer, en sus Progressos de la historia en el reyno de Aragón..., incluye a Verzosa entre los cronistas de Felipe II, destaca su gran amistad con Jerónimo Zurita y dice de él: “insigne poeta y gran maestro de las buenas letras y de las lenguas latina, y griega que aprendió en Paris, enseñó en Lovaina, donde tuvo mas de mil oyentes, y exercitó en Roma, instruyendose tambien en el uso de la Inglesa, Flamenca, Francesa, y Italiana [...] Tuvo ocupaciones de notable confiança, y estimacion en servicio del Rey Don Felipe el Prudente en Alemania, Inglaterra, Flandes, y Italia [...]; está tenido por uno de los mas eloquentes hombres de su tiempo en verso, y prosa [...]”.

A Hurtado de Mendoza lo acompañó Verzosa también en Roma, cuando aquél fue embajador español ante la Santa Sede, y luego en Siena, ciudad de la que Diego fue nombrado gobernador (1547-1552). Allí el zaragozano trabó amistad con otros humanistas hispanos —como Francisco de Figueroa— y se enamoró de una dama casada a la que dedicó su obra Charina siue Amores. Es ésta una colección de cien poemas de tema amoroso de marcada influencia petrarquista.

Aunque sus raíces son ovidianas, Verzosa incluye en ella temas procedentes de la Antología griega, así como de otras obras contemporáneas, tanto latinas como vernáculas. Todo ello convierte la Charina en un producto literario prototípico de su época.

1552 fue un año desgraciado para él. Entonces murieron su padre y varios de sus amigos. En ese mismo año se produjo la sublevación de Siena contra los españoles, lo que les obligó —a él y a Diego Hurtado de Mendoza, para quien trabajaba— a abandonar la ciudad.

En 1554, Verzosa viaja a Inglaterra formando parte de la comitiva que acompañaba al príncipe Felipe a su boda con María Tudor. Entra por entonces al servicio de Gonzalo Pérez, futuro secretario de Estado y padre del famoso Antonio Pérez.

De la intensa correspondencia que mantuvieron Jerónimo Zurita y Juan de Verzosa se sabe que entre 1555 y 1557 la vida de Verzosa se desarrolló entre Inglaterra, Flandes e Italia. En estas cartas cuenta a su amigo su intención de encontrar mujer para casarse y sus deseos de volver a su Zaragoza natal.

En septiembre de 1559, Verzosa vuelve a Roma, esta vez como secretario de Francisco de Vargas, nuevo embajador español ante la Santa Sede. El Rey había decidido abrir un archivo en la embajada en 1558 y —por recomendación de Francisco de Vargas y Gonzalo Pérez— nombra a Verzosa archivero el 17 de julio de 1562, en agradecimiento por los servicios prestados hasta entonces. En la ciudad de Roma y en el cargo de archivero permanecerá Verzosa hasta su muerte.

Al frente del archivo, brilló por su astucia diplomática y, junto a sus funciones oficiales, fue el informador del Rey en todos los asuntos de importancia. El trabajo fue intenso y en ocasiones agobiante, lo que hizo que, después de siete años, sintiera gran añoranza de su patria y pidiera una pensión que le permitiera retirarse. Llegó incluso a pensar en ordenarse sacerdote para verse libre de tan pesada carga.

Una de sus obras principales, las Epístolas, no se editó hasta poco después de su muerte (Palermo, 1575). Parece que ya en 1555 había intentado publicarlas y luego siguieron otros intentos, sin éxito.

Componen esta obra una colección de poemas en hexámetros, dirigidos a ciento cincuenta y tres destinatarios, tanto españoles como extranjeros. Se enmarca en la corriente horaciana que floreció en España en la segunda mitad del siglo XVI y es una buena muestra de los muchos amigos que hizo Verzosa durante toda su vida.

Entre su obra en prosa, se sabe que escribió unos scholios sobre Tácito, hoy perdidos, y de los que sólo se tiene noticia por una carta escrita a su amigo Jerónimo Zurita desde Roma en septiembre de 1555. El tacitismo fue una corriente de gran fuerza en la prosa latina de la segunda mitad del siglo XVI en España, frente al ciceronianismo de la primera mitad. De este tacitismo es buen ejemplo su Annalium liber primus, obra historiográfica que abarca desde el viaje de Felipe II a Inglaterra para casarse con María Tudor hasta la muerte del papa Pío IV en 1565. Verzosa —en una carta a Zayas— decía estar puliendo la obra en julio de 1567. Pero lo cierto es que la obra quedó inconclusa y que en ella trabajaba aún cuando murió. Su valor como fuente histórica es excepcional, ya que el autor estuvo presente en importantes acontecimientos de su época como la boda del príncipe Felipe con María Tudor, el Concilio de Trento o la sublevación de Siena contra los españoles. Además, por su cargo de archivero en Roma siguió muy de cerca todos los detalles de la política española de su tiempo. Esto fue determinante en la composición de su Annalium liber primus, tanto en su contenido como en su estructura.

De su intensa actividad queda constancia en la abundante documentación que se conserva en el Archivo General de Simancas.

Dormer cuenta cómo se produjo su muerte: “y estando escriviendo su historia [la de Felipe II] murió el año de 1574 en la misma Ciudad de Roma, donde está sepultado en la Iglesia del Hospital de Santiago de los Españoles, con un epitafio muy honorifico [...]”. El autor del epitafio fue su amigo Luis de Torres, arzobispo de Monreal, y en él se refiere a Verzosa así: “[...] pietate, prudentia et Musarum linguar[um] / cognitione praestanti, / in optimar[um] artium disciplinis / ac poeticae studio / magna cum laude versato / et omnium ordinum hominibus cariss[imo] [...]”. Tenía cincuenta y un años. Como corresponde a español ilustre, sus restos están perdidos y sólo su lápida fue trasladada a la Iglesia de Santa María de Montserrat, donde hoy se conserva.

 

Obras de ~: De prosodiis liber absolutissimus nunc primum in gratiam linguae Graecae aeditus, Lovanii, ex officina Rutgeri Rescii, 1544; Epistolarum libri IIII, Panhormi, apud Ioannem de Mayda, 1575; Martyrii encomium siue de laudibus Petri Arbuesii Epilensis heroicum carmen, ed. de V. Blasco de Lanuza en su Peristephanon seu de coronis sanctorum Aragonensium, uita, morte, miraculis beati Petri Arbuesii canonici Caesaraugustani et primi inquisitoris, libri quinque, Caesaraugustae, apud Ioannem a Lanaja et Quartanet, 1623, págs. 133-157; Charina siue Amores, ed. de I. de Asso del Río, Amstelaedami, apud Haeredes C. Sommer et socios, 1781 (en Clariorum Aragonensium monumenta, ibid., 1786); Epístolas de Juan Verzosa (primera traducción en lengua castellana), ed. de J. López de Toro, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1945; Annalium liber primus, ed. de J. López de Toro en “Los Anales de Juan de Verzosa”, Boletín de la Real Academia de la Historia, (Madrid) t. CL, cuaderno II (1962), págs. 91-122; Ioannis Verzosae Caesaraugustani Martyrii encomium siue de laudibus Petri Arbuesii Epilensis (primera traducción en lengua castellana), ed. de E. del Pino González, Cádiz, 1991 (inéd.); E. del Pino González, “La oda a Julio III de Juan de Verzosa”, Excerpta Philologica Iosepho Ludouico Pereira Iglesias sacra, X-XII (2000-2002), págs. 291-300; Anales del reinado de Felipe II (primera traducción en lengua castellana), ed. de J. M. Maestre Maestre, Alcañiz–Madrid, Instituto de Estudios Humanísticos–Laberinto–CSIC, 2002; Carina o Amores (primera traducción en lengua castellana), ed. de M. M. Pérez Morillo, Alcañiz–Madrid, Instituto de Estudios Humanísticos–Laberinto–CSIC, 2002; Epístolas, introd., ed. crítica, trad. anotada e índices de E. del Pino González, Alcañiz - Madrid, Instituto de Estudios Humanísticos - CSIC, 2006.

 

Bibl.: L. de Torres, “Auctoris uita”, en Ioannis Verzosae Caesaraugustani Epistolarum libri IIII... fols. 3r.-4v.; J. F. Andrés de Uztarroz y D. J. Dormer, Progresos de la historia en el reyno de Aragón y elogios de Gerónimo Zurita, su primer coronista..., Zaragoza, Herederos de Diego Dormer, 1680, págs. 29, 79, 140, 239, 314-315 y 548-557; F. de Latassa y Ortín, Biblioteca nueva de los escritores aragoneses que florecieron desde el año 1500 hasta 1599, t. I, Pamplona, Joaquín Domingo, 1798, págs. 301-309; B. J. Gallardo, Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos, vol. IV, Madrid, Manuel Tello, 1889, cols. 1442-1448; Á. González Palencia y E, Mele, Vida y obras de Don Diego Hurtado de Mendoza, t. I, Madrid, 1941, págs. 331- 334; J. López de Toro, El archivero de Felipe II en Roma, Madrid, Escorial, 1942; Á. González Palencia, Verzosa, traducido por López de Toro, Madrid, 1946; E. del Pino González, “Presencia patrística e influencia clásica en la formación del humanista. Un ejemplo en Juan de Verzosa”, Excerpta philologica, 2 (1992), págs. 173-186; M. M. Pérez Morillo, “Los Amores de Ovidio y Verzosa”, Excerpta philologica, 3 (1993), págs. 333-348; “Contactos entre las obras poéticas amorosas de dos humanistas españoles: Garcilaso de la Vega y Juan de Verzosa”, Excerpta philologica, 4-5 (1994-95), págs. 317-333; “El impacto de la retórica en la Charina siue Amores de Juan de Verzosa” y E. del Pino González, “Tradición retórica y epístola poética renacentista: la epístola de Verzosa a Marco Antonio Bobba”, en E. Sánchez Salor, L. Merino Jerez y S. López Moreda (eds.), La recepción de las artes clásicas en el siglo XVI, Cáceres, Universidad de Extremadura, 1995, págs. 385-391 y 614-619, respectivamente; M. M. Pérez Morillo, “El motivo amoroso de la caza en la Charina siue Amores de Juan de Verzosa”, en A. M. Aldama (ed.), De Roma al siglo XX, t. II, Madrid, Sociedad de Estudios Latinos–Universidad Nacional de Educación a Distancia-Universidad de Extremadura, 1996, págs. 833-843; E. del Pino González, “El limae labor de Juan de Verzosa (I): la epístola a Jerónimo Zurita”, en J. M. Maestre, J. Pascual y L. Charlo (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. II. Homenaje al profesor Luis Gil, v. II.3, Cádiz, 1997, págs. 1245-1252; E. del Pino González, “El impacto del De conscribendis epistolis de Erasmo en el epistolario poético de Juan de Verzosa”, en A. J. Martín, F. Velázquez y J. Bustamante (eds.), Estudios de la Universidad de Cádiz ofrecidos a la memoria del profesor Braulio Justel Calabozo, Cádiz, Universidad, 1998, págs. 137-145; E. del Pino González, “La retórica escolar y el texto renacentista: a propósito de una epístola inédita del humanista español Juan de Verzosa”, en A. Ruiz, A. Víñez y J. Sáez (eds.), Retórica y texto, Cádiz, Universidad, 1998, págs. 435-438; J. M. Maestre Maestre, “La crítica de Ignacio Jordán Asso del Río a Javier Llampillas en el prólogo a su edición de la Charina siue Amores de Juan de Verzosa (Ámsterdam, 1781): un curioso caso de autocensura”, en J. M. Maestre, J. Pascual y L. Charlo (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. III. Homenaje al profesor Antonio Fontán, v. III.5, Alcañiz-Madrid, Instituto de Estudios Humanísticos-Laberinto-CSIC, 2002, págs. 2169-2200; J. M. Maestre Maestre, “Introducción” a J. de Verzosa, Anales del reinado de Felipe II, Alcañiz-Madrid, Instituto de Estudios Humanísticos-Laberinto-CSIC, 2002, págs. XXIII-CCXXX; M. M. Pérez Morillo, “Introducción” a J. de Verzosa, Carina o Amores, Alcañiz-Madrid, Instituto de Estudios Humanísticos-Laberinto-CSIC, 2002, págs. XVIICXIX; E. del Pino González, “Dos epístolas desconocidas de Juan de Verzosa”, en J. M. Maestre, J. Pascual y L. Charlo (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. III..., vol. III.3, 2002, págs. 1289-1305; E. del Pino González, “El humanista español Juan de Verzosa y sus contactos en Flandes: un intercambio con el humanista Joaquín Polites”, Humanistica Lovaniensia, LI (2002), págs. 83-121; E. del Pino González, “Grudia me tenuit cultrix studiosa Mineruae: textos relacionados con la estancia en Lovaina del humanista español Juan de Verzosa”, Cuadernos de Filología Clásica, 23 (2003), págs. 171-209; J. F. Alcina Rovira, El origen de los fondos italianos de la biblioteca de Antonio Agustín: la compra de la biblioteca de Juan de Verzosa, Alcañiz – Madrid, Instituto de Estudios Humanísticos – CSIC, 2010 (Separata de Humanismo y pervivencia del mundo clásico: homenaje al profesor Antonio Prieto, IV.5, págs. 2445-2480).

 

María del Mar Pérez Morillo

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