Montesdoca, Martín de. Utrera (Sevilla), 1525- 1526 ‒ Ycalço (Guatemala), c. 1585. Impresor.
No se sabe con exactitud cuándo nació Martín Montesdoca. En un documento fechado en 1549 declaraba ser mayor de veintidós años y menor de veinticinco, por lo que se puede deducir que nació en 1525 o 1526. Sí se sabe que lo hizo en Utrera, en la calle de Ginetes. Primogénito de cuatro hermanos, en una familia dedicada a la agricultura y la cría de ganado, Martín se vio obligado a interrumpir sus estudios en 1547 en el Colegio de Santa María de Jesús y durante un tiempo dedicarse a administrar la herencia paterna. Se casó a principios de 1547 con Elvira de Montesdeoca y del matrimonio nacieron dos hijos.
Desconcierta en cierta medida la trayectoria de su imprenta, desde su aparición repentina en 1553, hasta el sorprendente final de la carrera del tipógrafo. Nada se sabe, acerca de dónde y con qué maestro impresor aprendería el oficio. Cuando se decidió a imprimir contaba ya con veinticinco años, lo que puede llevar a hacer pensar si se trató de un impresor o simplemente era el dueño de una imprenta para la que trabajaban operarios a sueldo. Tampoco se conoce nada acerca de la capacidad de su empresa ni de cuántos trabajadores tenía.
A partir de 1550 se fue introduciendo poco a poco en el mundo del libro y de la imprenta. En mayo de 1551, se encontraba ya alquilando una tienda en la colación de Santa María, llamándose por primera vez impresor de libros. Pero hasta el 26 de octubre de 1552 no se tienen noticias de su nueva actividad. En esta fecha acordó con Pedro Cieza de León la impresión de mil cincuenta ejemplares de su Parte primera de la Chronica del Perú, primer libro que salió del establecimiento tipográfico de Montesdoca. Se trata de un programa editorial ambicioso. A éste le siguieron la reedición de la Chronographia de Jerónimo de Chaves y una magnífica edición del Libro de música para vihuela de Miguel de Fuenllana.
La capacidad de producción de sus prensas fue modesta a juzgar por el número de títulos publicados. En 1553 fueron dos las obras que salieron de sus tórculos.
El año siguiente experimentó un considerable incremento que se mantuvo igualmente durante 1555.
En resumen, entre los años de 1553 y 1558 en que cesó toda actividad tipográfica, Montesdoca imprimió cuarenta y ocho obras, de las cuales doce se corresponden con ediciones cuya autenticidad no está asegurada.
La mayor parte de estas impresiones son de carácter religioso, teológicas y en menor medida filosóficas.
Parece que a finales de 1554 se produjo un cambio profundo en la mentalidad del impresor.
Tras la publicación de la Comedia pródiga de Luis de Miranda, cuya intencionalidad moralizadora es evidente, abandonó del todo la literatura profana para dedicarse a la impresión de escritores religiosos, entre los que destaca Domingo de Valtanás, de quien fue en adelante el principal editor en Sevilla y en España.
Viudo a los treinta y uno o treinta y dos años, se ordenó sacerdote el mismo año de la muerte de su esposa. El 21 de enero de 1561 se embarcó con destino a Honduras. Antes de esta fecha fue vendiendo progresivamente todos sus bienes, abandonando definitivamente Sevilla. Algunos piensan que su huida a América estuvo motivada por el proceso abierto a Domingo Valtanás, que concluiría con la detención del fraile dominico en 1561. La última noticia que se tiene de él es de 1585 cuando se retiró a Yçalco (Guatemala).
Su formación humanística se manifiesta en sus conocimientos de latín y de los autores clásicos. Intervino en ocasiones en las partes preliminares de los libros que imprimía, contribuyendo con poesías de su pluma.
En el caso de Martín de Montesdoca no está clara la diferencia entre sus actuaciones como impresor-editor, y cuando simplemente trabajaba como tipógrafo por encargo. Sólo existe cierta seguridad de que fue él quien editó a su costa los libros de Domingo de Valtanás. Desgraciadamente no se cuenta con documentación que informe de las relaciones entre los dos hombres. No se debe olvidar, sin embargo, que en la Sevilla de mediados del siglo XVI corrían tiempos difíciles y que fray Domingo Valtanás estaba, como teólogo y escritor, impregnado de humanismo cristiano y cercano a las teorías luteranas. Si se examinan el conjunto de obras impresas por Montesdoca, se cae en la cuenta de que estableció un concepto propio de su misión como impresor y editor. Incluso cuando trabajaba por encargo, las obras cuya impresión se le encargaba encajaban perfectamente en su programa editorial por la afinidad temática que presentaban.
Cuando a mediados del siglo XVI la tipografía sevillana acusaba cierto decaimiento, Martín de Montesdoca se reveló como el impresor más importante de su época. Puede considerarse un digno sucesor de los Cromberger o Varela de Salamanca, tanto por sus impresiones de obras profanas como por sus impresiones musicales. Sin embargo, el mayor éxito de Montesdoca se corresponde con su desinteresada y decidida labor de dar a conocer las obras más importantes que la literatura religiosa y espiritual produjo en su tiempo.
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Isabel Moyano Andrés
