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Diego López de Haro

Biografía

López de Haro, Diego. Señor de El Busto y Rivilla (VI), de Sorbas, Lobrín y de El Carpio (IX). ?, 1438-1449 – ¿Córdoba?, c. 18.XII.1525. Embajador, adelantado mayor, gobernador y capitán general de Galicia.

Diego López de Haro, nacido entre 1438 y 1449 según recientes estudios, era hijo de Juan Alonso de Haro, V señor de las villas de El Busto y de la Rivilla, y de Aldonza Carrillo de Mendoza, hija de Diego Hurtado de Mendoza, conde de Priego, y de su mujer, Teresa Carrillo. El abuelo de Diego López de Haro, por el que llevaba nombre y apellido, había emparentado con uno de los más preclaros linajes castellanos al casarse con Ginebra Acuña Girón, hija del I conde de Valencia, Martín Vázquez de Acuña, y de Teresa Téllez Girón. Tanto su padre Juan como su abuelo Diego —que testó en 1460— habían sido leales servidores de los monarcas castellanos, Juan II y, más adelante, Enrique IV, ostentando el primero la dignidad de aposentador y el segundo, la de guarda mayor. Del matrimonio de Juan Alonso de Haro y Aldonza Carrillo nacieron, además de Diego, Juan —que fue comendador de Mestanza de la Orden de Calatrava—, Juana y María.

Ya en su juventud acompañó a su padre en enfrentamientos y alianzas. Dentro de este contexto destaca el Cartel de Desafío enviado a su enemigo Pedro Fajardo, si bien el duelo no llegó a materializarse al derogar ese privilegio nobiliar los propios monarcas. Algo que Diego recordó al propio Carlos V para que la ley de rieptos y desafíos fuera renovada.

Como todos sus parientes —Pacheco, Téllez Girón, Carrillo— Juan Alfonso de Haro no dudó en seguir la opción del príncipe-rey Alfonso en 1465 tras el acto de Ávila que depuso al rey Enrique IV. Juan Alfonso se convirtió en el copero mayor del joven Rey a partir del 20 de abril de 1466 al sustituir a Alfonso Enríquez. Tres años de guerra civil entre alfonsinos y enriqueños dejaron un legado difícil que recogería la futura Isabel la Católica. Heredera de su hermano Alfonso, Isabel fue jurada en Guisando en septiembre de 1468 y sólo un día después expidió un documento que constituye la primera noticia pública de Diego López de Haro.

El 30 de octubre de 1468, desde Colmenar de Oreja, Isabel, recién nombrada princesa heredera, le hizo merced a Diego López de Haro de un minero de alumbre por juro de heredad que se encontraba en el término de la ciudad de Alcaraz, ciudad de la que ella era señora desde el acto de Guisando, y en la que el padre de Diego, Juan, actuaba de corregidor. Todavía Isabel no se había desvinculado del que había sido marqués de Villena, Juan Pacheco, ahora maestre de Santiago, y aquella importante merced la hacía, según rezaba el documento, a petición de aquel, por los servicios que Juan de Haro y su hijo Diego habían hecho “al muy alto e muy eçelente príncipe rey e señor mi señor hermano el rey don Alfonso”. La ciudad de Alcaraz, fiel alfonsina durante los tres años de guerra civil, y al borde de su independencia, se debatía entre luchas que Pacheco no dudaba en utilizar a su favor, dominando, como siempre, todos los resortes del poder. Así, Isabel concedía un minero de alumbre —sulfato muy apreciado en tiempos medievales que se usaba como excelente mordiente en la industria textil— cerca de la ciudad, si bien el lugar permanece en blanco en el privilegio isabelino. Por su escasez e importancia, las noticias sobre alumbre revalorizaban el lugar y hacían rico al propietario. Era la primera vez, además, que se hablaba de alumbre en las tierras de Alcaraz.

Una vez fallecido su padre —cuya herencia condujo a un pleito—, Diego López de Haro y Hurtado de Mendoza destacó, ya en tiempos de los Reyes Católicos, como un fiel servidor de aquellos, a pesar de que pudo haber apoyado a Juana la mal llamada Beltraneja. Tomó parte en la Guerra de Granada y, en 1484, ostentó la dignidad de gobernador y capitán general de Galicia, un territorio problemático por los muchos enfrentamientos internos. Fue el único gobernador que actuó como corregidor de La Coruña. López de Haro ocupó el cargo durante más de una década recibiendo la visita de los Reyes Católicos a Santiago de Compostela en 1487, año que los monarcas publicaron una amnistía general para los gallegos que participaran en la citada Guerra de Granada, bajo las órdenes de su gobernador.

El señor de El Busto se casó en dos ocasiones. En primeras nupcias, lo hizo con Leonor de Ayala —hija de Pedro López de Ayala, I conde de Fuensalida, y de su mujer María de Silva—. Del 17 de febrero de 1478 se conserva la dispensa del parentesco emitida por el obispo de Palencia para que pudiera casarse con Beatriz de Sotomayor, señora de El Carpio, que, un año después, en Córdoba, declaraba la dote que llevaba para su matrimonio. De este último matrimonio nacieron, entre otros, Diego López de Haro y Portocarrero, I marqués del Carpio (1559), que fue quien le sucedió, y Luis Méndez de Haro y Portocarrero, comendador de Alcañiz en la Orden de Calatrava, y gentilhombre de cámara de Felipe II. López de Haro acabó permutando sus villas de El Busto y de Rivilla, por las de Sorbas y Lobrín, en el Reino de Granada, trueque que realizó con Bernardino Fernández de Velasco condestable de Castilla en 1502 en calidad de señor El Carpio. Fernando el Católico aprobó aquella operación sólo un año más tarde.

Diego sirvió como embajador en Italia, y concretamente en Roma, a raíz de la nueva situación surgida en Nápoles tras la amenaza del rey francés sobre el reino. Escoltado por el duque de Gandía, César Borja, y Giovanni Sforza recién casado con Lucrecia Borja, López de Haro actuó ante Alejandro VI a mediados del año 1493, a través de una embajada denominada de obediencia siguiendo una tradición medieval, en el sentido de acatamiento a la autoridad del pontífice. Así obtuvo del Papa el reconocimiento al derecho castellano sobre las Indias y diversas bulas relacionadas con la reforma eclesiástica. Al tiempo le hizo saber al Pontífice sobre los derechos del rey Fernando sobre Nápoles y la desconfianza de la reciente alianza de Roma con Milán y Venecia. A raíz de su estancia en Roma Alejandro VI le regaló a López de Haro un trozo de la Cruz, reliquia que se venera hoy en la iglesia de El Carpio, donde se conserva el sepulcro de la familia. En Roma, López de Haro se dedicó a una actividad que le apasionaba tanto como la política y la milicia: la literatura. Así, participó en justas poéticas y escribió una obra poco extensa y conocido, pero de gran calidad. Citado como modelo por autores contemporáneos la obra de López de Haro forma parte de los cancioneros más relevantes del siglo XV, a saber, el Cancionero general de Hernando del Castillo y el manuscrito Cancionero de la British Library. Tras su estancia en Roma, Diego López de Haro volvió a ocuparse de la gobernación de Galicia hasta 1497, siendo relevado por Hernando de Vega, señor de Grajal y comendador mayor de Castilla.

Del 18 de diciembre de 1525 se conserva el inventario de sus bienes realizado en Córdoba. Probablemente, alrededor de esa fecha data su muerte. Sucedió a Diego López de Haro su hijo Luis Méndez de Haro y Sotomayor, casado con Beatriz Portocarrero, hija de los señores de Moguer, cuyos descendientes confirmaron definitivamente el asentamiento de esta rama de los Haro en tierras cordobesas.

 

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Dolores Carmen Morales Muñiz

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