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Pedro de Mendoza

Biografía

Mendoza, Pedro. Conde de Biñasco (o Vignasco) (I). ?, p. m. s. XVI – 1601. Maestre de campo, capitán, embajador.

Actuó como maestre de campo en Flandes en torno a 1561. Tenía a su cargo, junto con Julián Romero, 3.500 soldados españoles. En 1563 se comportó valerosamente en la defensa de Orán y en recompensa, ese mismo año, Felipe II le designó capitán ordinario y le asignó 300 ducados de ayuda de costa. En 1569- 1570, durante la Guerra de Granada, estuvo bajo las órdenes de Juan de Austria correspondiéndole destacadas acciones. Luego participó en la Guerra de Flandes.

Fue designado embajador ordinario en Génova el 15 de mayo de 1576 (despachando conjuntamente con Juan de Idiáquez hasta principios de 1577). Mantuvo esta posición hasta su muerte ocurrida en 1601, correspondiéndole por lo tanto encargarse de la representación española durante los últimos veintidós años del reinado de Felipe II, pasando luego a actuar bajo Felipe III. Entró a servir en un momento muy crítico: el final de la guerra civil entre la aristocracia vieja y la nueva de Génova (1573-1575). El haber sido escogido como embajador en una república tan importante para los intereses de España y en un momento tan delicado, habla elocuentemente de la buena opinión que de él tenía Felipe II. Su larga permanencia como embajador demuestra la satisfacción que se tenía de sus servicios (en 1580 recibió una primera merced real por ellos).

Se requería una persona de habilidades excepcionales para ocupar el cargo de embajador de Génova, república que ya desde Carlos V gozaba de una situación privilegiada en la política exterior de España. Además de velar por los intereses españoles en Génova, el embajador debía seguir atentamente todo lo que sucedía en Italia y debía comunicarse continuamente con los demás embajadores españoles que residían en Italia, los virreyes españoles, el duque de Saboya, el duque de Florencia, el duque de Ferrara, el duque de Mantua y el duque de Urbino. El embajador debía mantener, sobre todo, estrechísimo vínculo con Juan Andrea Doria, capitán general de la mar y miembro del Consejo de Estado, que residía en Génova. Había un sinfín de asuntos políticos, militares, navales y financieros que se ventilaban en Génova y de todo ello el embajador debía dar pormenorizada cuenta a Felipe II. Además, debía solucionar una larga serie de complicados problemas prácticos, como el alojamiento y disciplina de las tropas que pasaban por Génova, asuntos aduaneros, aspectos contables de los pagos que se hacían en Génova a servidores del Rey, etc. En su embajada, Pedro de Mendoza contó con la fiel colaboración del secretario Diego Ferrer.

Una de sus primeras actuaciones diplomáticas importantes fue obstaculizar el establecimiento de una nunciatura en Génova, según una perentoria orden de Felipe II: “[...] que no se admita en essa Rep[ubli].ca [de Génova] nunçio de Su Santidad [...]” (texto cifrado; Felipe II a Juan Andrea Doria, 26 de junio de 1577). Constantemente debió preocuparse de este asunto, porque a lo largo de toda su representación diplomática hubo intentos, por parte de los patricios viejos y nuevos, de obtener dicha nunciatura.

Su capacidad negociadora y habilidad política fueron a la par con cierta firmeza de carácter que se demostró innumerables veces; por ejemplo, en 1577 reaccionó enérgicamente por el asesinato, en acto de servicio, de Pedro Marrón, empleado de la embajada; en 1582 protestó con energía ante la república de Génova porque el correo mayor de Génova había abierto la correspondencia de la embajada; en abril de 1592 se negó a entrar en Florencia si no salía a recibirle personalmente el gran duque de Toscana y sólo una vez satisfecho en esto, participó en el bautizo del príncipe Cosme, apadrinando a éste en representación del príncipe Felipe de España.

Sus éxitos diplomáticos se vieron empañados con una historia familiar. El 28 de septiembre de 1589 fue asesinado, en una conjura, Alessandro Appiani, señor de Piombino, herido de muerte de tres arcabuzazos y golpes de alabarda, acción en la que desempeñó un papel principal la mujer de Appiani, Isabel de Mendoza, hija de Pedro de Mendoza, y el amante de ésta, Félix de Aragón, comandante del presidio español de Piombino. En ese mismo año afrontó la delicada situación diplomática que ocasionó la llegada a Génova de un embajador francés (de Mes) y logró hacer imperar la tradicional política española que se oponía al establecimiento de una embajada francesa en Génova, a pesar de la inclinación francesa de algunos ciudadanos principales. En 1589 viajó a Florencia para cumplimentar al gran duque de Toscana.

Además de la ya mencionada Isabel, tuvo otros descendientes. Su hijo García de Mendoza falleció en 1589 en Annaba, en acción de guerra. Otro hijo suyo, Jorge, le sucedió como conde de Biñasco y se encargó de llevar los asuntos de la embajada inmediatamente después de la muerte de Pedro Mendoza hasta que se nombró al sucesor de éste, Juan Vivas Cañamás.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado 1410/11, 13, 26; Estado 1413/125; Estado 1416/25, 27; Estado 1421/33, 35, 41-43, 45, 47, 89-91, 125, 142, 144, 153; Estado 1423/197-199; Estado 1424/31, 33; Estado 1486/236; Estado 1931/424;

L. Cabrera de Cordoba, Felipe Segundo, Rey de España, vols. I y II, Madrid, Aribau y Cía., 1876, págs. 334, 366, 374 y 384 y págs. 30, 53, 83 y 561, respect.; R. Vargas-Hidalgo, Enciclopedia del siglo XVI, Santiago de Chile, Ediciones Chile América CESOC, 2002, págs. 337 y 339-340; Guerra y Diplomacia en el Mediterráneo; Correspondencia Inédita de Felipe II con Andrea Doria y Juan Andrea Doria, Madrid, Polifemo, 2002, págs. XXXIV-XXXVII, 1021, 1054, 1172-1173 y 1181.

 

Rafael Vargas-Hidalgo

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