Iturbe e Iraeta, Gabriel de. Anzuola (Guipúzcoa), 1753 – México, 5.VII.1812. Comerciante.
Sus padres fueron José Rafael Ignacio de Iturbe y Prudenciana Josefa de Iraeta, “dueños y poseedores” de los mayorazgos de Iñurrigarro en Anzuola y del de Erosidieta en Villarreal. Gabriel arribó a Nueva España en 1769 a instancias de su tío, el comerciante Francisco Ignacio de Iraeta, de quien más tarde fue su yerno y heredero en la actividad mercantil. Le siguieron sus hermanos, José Ignacio, quien en México se ordenó sacerdote y regresó a su patria al curato o beneficio de la parroquia de Nuestra Señora de la Piedad y al de la iglesia de Santa María de Vergara, patronazgos a cargo del conde de Oñate; Manuel, quien retornó a España para seguir la carrera militar, más tarde regresó a México donde estuvo en 1790 a cargo del batallón de Guanajuato y, por sus méritos y relaciones, ocupó el gobierno del Nuevo Santander, hoy Tamaulipas (de 28 de septiembre de 1804 a 15 de junio de 1811); y Francisco, sacerdote cura en Tenancingo y Tlaxco. Gabriel se casó con su prima Margarita de Iraeta (8 de julio de 1784), con quien engendró diez hijos, de los que sólo sobrevivieron cinco, entre éstos, Manuel Gabriel, su sucesor en la empresa mercantil. De 1785 a 1797 estableció compañía de comercio con su tío Yraeta. Fue regidor honorario (1785-1786) y alcalde ordinario de Ciudad de México (1787-1788); 2.º consignatario de la Real Compañía de Filipinas (1790), 1.er consignatario (1797) y cónsul del Consulado de México (1805-1806). Ingresó en el Regimiento Urbano de Infantería de México (1780); dos años después ascendió a subteniente (1782), alférez (1788), capitán (1791) y coronel (1810). Fue tesorero de la Cofradía de Aránzazu y del colegio de San Ignacio o de las Vizcaínas (1791-1793) y diputado de la Archicofradía del Santísimo Sacramento y Caridad. Miembro de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (1787) y caballero de la Orden de Carlos III (1792). Iturbe fue el prototipo de los individuos que, de familia de labradores, mediante un proceso migratorio estratégico, en el lapso de una generación, se incorporaron a la elite novohispana. Fue ejemplo de los empresarios que, con la apertura del libre comercio y la creación de los consulados de Guadalajara y Veracruz, redujeron su radio de acción en el mercado interno y canalizaron una parte sustancial de sus capitales a la producción agraria de exportación, a la adquisición de inmuebles urbanos y utilizaron sus relaciones adquiridas en el comercio para el desarrollo de sus operaciones financieras.
Bibl.: M. C. Torales et. al., La Compañía de Comercio de Francisco Ignacio de Yraeta (1767-1797), México, IMCE, 1985, 2 vols.; “Suegro comerciante yerno financiero: La compañía de comercio de Gabriel de Iturbe 1797-1812”, en Ibero-Amerikanisches Archiv, Neue Folge, Jahrgang 22 (1996), Heft 1-2, págs. 73-102.
María Cristina Torales Pacheco
