Fruto de la unión entre don Juan Manuel, nieto de Fernando III de Castilla, y Constanza, hija de Jaime II de Aragón y nieta del rey de Nápoles, unía en sus venas la sangre real con la de uno de los linajes más importantes y poderosos de la Castilla de inicios del siglo XIV. Nacida en tiempos en que los pactos y las alianzas políticas se sellaban mediante matrimonios, desde muy niña Constanza, a la que la documentación califica como hermosa y de esmerada educación, fue considerada pieza clave en un complejo y peligroso juego político. En principio se acordó su enlace con Juan el Tuerto, que por entonces conspiraba con don Juan Manuel en contra del monarca castellano. Alfonso XI atajó la estrategia pidiendo él mismo la mano de Constanza, quien así se convertiría en reina de Castilla. En Peñafiel, primero, se habló de las condiciones, y poco más tarde en Valladolid se celebraron los desposorios. Corría el mes de noviembre del año 1325, y la corta edad de Constanza hizo que el matrimonio no se consumase, quedando la niña bajo custodia de su aya Teresa. Poco más tarde Alfonso XI mató a Juan el Tuerto, lo que llevó a don Juan Manuel a la rebelión. Para estar más seguro, el Rey hizo que Constanza fuese enviada de Valladolid a Toro en octubre de 1327, y sólo un año más tarde, casado ya Alfonso XI con María de Portugal, regresó junto a su padre. [...]