Ayuda

Francisco de Salamanca

Biografía

Salamanca, Francisco de. ¿Salamanca?, c. 1514 – Valladolid, 14.I.1573. Trazador mayor de Felipe II.

Vecino de Valladolid desde 1525 hasta su muerte, se ignora su lugar de nacimiento, aunque probablemente su apellido haga referencia toponímica a su origen. Debió de formarse como aprendiz en talleres de artesanos y artífices diversos, pues mostró posteriormente conocimientos de escultura, carpintería, rejería, arquitectura y urbanismo. En 1567, Felipe II le nombró criado de Su Majestad, como carpintero real, con salario anual de 100 ducados. Murió en Valladolid a los sesenta años, sucediéndole su hijo Juan de Salamanca en las obras que en ese momento realizaba.

En 1546, aparece por primera vez entregando una traza para la reconstrucción de las casas consistoriales del concejo vallisoletano, en la acera de San Francisco, en colaboración con Rodrigo de la Riva, Juan Sanz de Escalante y Rodrigo Gil de Hontañón. La obra, iniciada inmediatamente, se vio afectada por el incendio de 1561, que supuso su abandono, ya que la nueva traza para la reconstrucción definía el edificio del Ayuntamiento en otro emplazamiento.

En 1555 firmó las trazas para la ampliación de la Real Chancillería, mediante un edificio de corte clasicista adosado al palacio de los Vivero, que albergaba esta institución.

Durante toda la década de 1550 fue el encargado de trazar y construir los túmulos funerarios requeridos por la Casa Real para Valladolid, y así, en 1557 proyectó y construyó el túmulo para las exequias en honor de Juan II de Portugal, tío de Felipe II, en la iglesia de San Pablo; en 1558, el erigido en honor de Leonor de Austria, hermana del emperador Carlos; y, finalmente, en el mismo año, el catafalco para las exequias en honor del propio Carlos V, a celebrar en la iglesia de San Benito.

Este monumento efímero tiene especial importancia por cuanto se conserva un grabado descriptivo, y ha sido objeto de diversos estudios y análisis, que lo consideran como una de las primeras manifestaciones del gusto por lo romano en la arquitectura de Castilla la Vieja, todavía anclada en lo gótico y plateresco.

El 21 de septiembre de 1561 se produjo un devastador incendio en el ámbito de la plaza y mercado de la ciudad, que destruyó no menos de cuatrocientas casas, y duró tres días. Para atender las consecuencias del desastre, el Concejo vallisoletano llamó a Francisco de Salamanca para que planificase, mediante una traza, la instalación de “tiendas de prestado” en espacio abierto del mercado, y dos días después, para hacerle lo que se puede considerar como encargo del proyecto de reconstrucción, materializado en dos trazas, una de cómo estaba la ciudad antes del incendio, con indicación de los propietarios, superficie, grado de afectación por el fuego, y cargas que pudieran existir sobre la propiedad o el uso, y otra para reedificación de lo destruido, que debería prever la existencia de una gran plaza y sitio para edificar las casas consistoriales, cuyo proyecto también debía incluirse.

Este encargo, primero de estas características del que se tiene conocimiento histórico, supuso la planificación urbanística y arquitectónica de un terreno de cerca de ocho hectáreas, inmediato al centro primitivo, en lo que ya se había consolidado como el desarrollo de la ciudad hacia el sur a partir de una primera aparición de la actividad mercantil en torno a la Costanilla o Platería. Y supuso también la organización, seguimiento y control de las obras desde su inicio, es decir, la dirección de las obras.

El proyecto de Salamanca fue entregado al Concejo el 17 de noviembre, y enviado a Madrid, con el propio Salamanca, para su estudio y aprobación por el Consejo Real. Le acompañó Juan de Escalante con su proyecto para el Ayuntamiento que había sido elegido por el Concejo con preferencia, sobre el que Salamanca incluía en su traza general. Una Provisión Real de 19 de marzo de 1562 aprobó la traza de Salamanca, con algunas acotaciones de los miembros del Consejo, y declaró que debería cumplirse en todas sus partes; al mismo tiempo, establecía el sistema de organización y control del desarrollo de las obras, que denominó “juez de la traza” que estuvo vigente hasta la finalización de las mismas.

Las obras comenzaron en octubre de ese año y pueden considerarse concluidas a finales de 1576, a falta de algunas pocas edificaciones sobre las que se habían planteado litigios. La actuación sobre el centro de Valladolid ha sido considerada como el nacimiento del urbanismo moderno, aunque debe ser puesta en relación con toda la tradición creada en la planificación de nuevas ciudades en América, así como con las actuaciones renacentistas italianas. El nuevo centro urbano de Valladolid será abierto, regular, y racional, como la nueva ciudad de las Indias.

Ciertamente, la operación reunía características que le proporcionaron una importancia histórica notable. Así, la formalización de una plaza mayor, considerada como primera plaza mayor regular, de carácter abierto, claro precedente de lo que, a partir del siglo siguiente, constituyeron las plazas mayores barrocas. El trazado de una calle comercial salón, la Platería, superpuesta al puente sobre el cauce del río Esgueva, con dos extremos enfáticos: la puerta sobre la cerca de la vieja ciudad y la plaza del Ochavo, intersección ortogonal con el resto de la actuación, mediante el achaflanado de las cuatro esquinas. Perpendicular a esta, la fachada de Soportales, como elemento unificador de los diversos ámbitos urbanos producidos. La Lonja, como espacio de tratos mercantiles, más recogido, en una escala y forma muy próximas a los trazados basilicales. Y todo ello, en una operación dotada de un marcado carácter unitario, proporcionado por la montea o alzado uniforme de las fachadas, en las que se adopta el orden toscano, con dos soluciones, con soportal o sin él.

Toda esta operación no se produjo como creación ad novo, sino sobre la parte de ciudad destruida por el fuego, que tenía una organización espacial adecuada al desarrollo de la actividad principal, el mercado, espacio abierto, de gran amplitud, que paulatinamente se rodeó de edificios de viviendas, talleres y comercios de artesanos y mercaderes, con el soportal como elemento específico en el que el espacio público se funde y confunde con el privado y atiende a la celebración de tratos e intercambios. Es este origen el que da lugar a una configuración, plaza de mercado, de larga tradición en toda Europa, que, como consecuencia del incendio y de la actuación de Francisco de Salamanca, pasará a ser Plaza Mayor regular con Ayuntamiento, la primera de estas características y origen de las futuras plazas mayores barrocas, éstas ya cerradas.

A partir de 1565, como consecuencia de sus trabajos en la reconstrucción de la ciudad y del prestigio que tal tarea debió proporcionarle, es llamado con frecuencia a la Corte para participar en las tareas que por esos años se efectuaban en Madrid, dirigidas por Juan Bautista de Toledo. Son destacables dos actuaciones sobre todo: la de 1565, en que realizó las puertas, ventanas y rejería en las obras de la Torre Dorada del Alcázar Real madrileño. Y la de 1566, para las ventanas, rejería y cajonería de la Armería Real, que se estaba instalando en las antiguas caballerizas frente al Alcázar.

A su fallecimiento en 1573, cuando las obras de reconstrucción del centro de Valladolid iban bastante avanzadas, su hijo Juan de Salamanca fue designado para sucederle en su dirección, lo que se produjo sin alteración esencial de la traza inicial.

Puede decirse que el trazado de Salamanca se conserva en la actual Valladolid, salvo la desaparición de algunas calles alrededor de la plaza del Ochavo, aunque con la modificación generalizada de la montea primitiva después de diversas sustituciones de edificios y reformas de la propia ordenanza uniformadora de las fachadas en la zona histórica de la ciudad.

El túmulo de Carlos V, la ampliación de la Chancillería y, sobre todo, la traza para la reconstrucción del centro de Valladolid definen a Francisco de Salamanca como uno de los más notables protagonistas del foco clasicista vallisoletano del xvi y destacada figura en la renovación urbanística española.

 

Obras de ~: Ampliación de la Chancillería, Valladolid, 1555; Túmulo de Carlos V, Valladolid, 1558; Traza para la reconstrucción del centro, Valladolid, 1561-1573.

 

Bibl.: E. García Chico, Documentos para el estudio del arte en Castilla. Arquitectos, Valladolid, Universidad, 1940; F. Arribas, El incendio de Valladolid en 1561, Valladolid, Universidad, 1960; F. Wattemberg, Valladolid, desarrollo del núcleo urbano de la ciudad desde su formación hasta el reinado de Felipe II, Valladolid, 1970; E. Llaguno y Amírola, Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, Madrid, Turner, 1977; F. Chueca Goitia, La destrucción del legado urbanístico español, Madrid, Espasa Calpe, 1977; Breve historia del urbanismo, Madrid, Alianza, 1978; A. Represa Rodríguez, Origen y desarrollo urbano del Valladolid medieval, Valladolid, Universidad, 1980; J. M. Ruiz Asencio et al., Historia de Valladolid. Valladolid medieval, Valladolid, Ateneo, 1980; VV. AA., Valladolid, corazón del mundo hispánico. Siglo xvi, Valladolid, Ateneo, 1981; J. Urrea, Breve historia de la Plaza Mayor de Valladolid, Valladolid, Banco de Santander, 1981; B. Bennasar, Valladolid en el Siglo de Oro, Valladolid, 1982; A. Bustamante García, La arquitectura clasicista del foco vallisoletano (1561-1640), Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1983; J. J. Martín González, Monumentos civiles de la ciudad de Valladolid, Valladolid, Diputación, 1983; J. Rivera Blanco, “Francisco de Salamanca (c. 1514-1573), Trazador Mayor de Felipe II”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (Valladolid), vol. XLIX (1983), págs. 297-323; Juan Bautista de Toledo y Felipe II, Valladolid, Universidad, 1984; M. R. Fernández González, Edificios municipales de la ciudad de Valladolid de 1500 a 1561, Valladolid, Universidad, 1985; VV. AA., Herrera y el Clasicismo, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1986; J. Altés Bustelo, “La plaza mayor española: tipología y funcionalidad”, en VV. AA., Arquitectura y orden, Valladolid, Universidad, 1988; págs. 33-43; T. Pinheiro de Vega, Fastiginia. Vida cotidiana en la corte de Valladolid, ed. facs., Valladolid, Ámbito, 1989; J. M. Altés Bustelo, La Plaza Mayor de Valladolid, Valladolid, Ayuntamiento, 1998.

 

José María Altés Bustelo

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares