González de Oviedo, Diego. ?, p. m. s. xiv – s. m. s. xiv. Merino de León y Asturias.
Miembro de un linaje que comenzó a ascender socialmente en el siglo xiv, y que posteriormente buscó sus orígenes en el rey Fruela II de León, tomó su apellido del solar familiar, las casas del Portal, en la ciudad de Oviedo. Diego González era el segundo hijo varón de Gonzalo Martínez de Oviedo, maestre de Alcántara ejecutado en 1338 por orden de Alfonso XI; luchó durante años por reivindicar el honor de su padre y, cuando Pedro I llegó al trono, habiendo muerto ya su hermano mayor, consiguió que le fueran devueltos los bienes que pertenecieran al maestre. Por órdenes del nuevo Rey combatió a Enrique de Trastámara, refugiado en Asturias tras la muerte de Leonor de Guzmán, e intentó sin éxito prenderlo.
Tras las bodas del Monarca con Blanca de Borbón y el posterior abandono de la novia, se mantuvo junto al hasta entonces gran privado, Juan Alfonso de Alburquerque, confiando en que tarde o temprano éste volvería a ganarse el favor del Monarca. Enviados para entrevistarse con don Pedro, en 1355 Diego González y otros caballeros se separaron de Alburquerque en Carvajales y de allí tomaron camino a Olmedo. Fueron primero a Tordesillas, en donde se encontraban la reina madre doña María y la esposa abandonada doña Blanca. Supieron allí que no existía posibilidad alguna de reconciliación, y regresaron sin llegar a verse con el Rey. Posteriormente, muerto Alburquerque y controlada la rebelión de la nobleza, Diego de Oviedo debió de recuperar la confianza del Monarca, pues estaba en 1359 a bordo de la galera de don Pedro, a la cabeza de la armada contra Aragón, y entre 1360 y 1363 desempeñó los cargos de merino mayor y adelantado de León y Asturias. Simultáneamente realizaba otros servicios: en 1362 lo sustituyó en sus funciones Arias González de Valdés porque él se dirigía a proteger la frontera. Se desconoce lo que hizo en los años siguientes, aunque parece claro que ya no abandonó al Monarca. En 1369 era uno de los pocos caballeros que lo acompañaba en el cerco de Montiel, y fue testigo del asesinato de don Pedro. Apresado por el nuevo Rey, Enrique de Trastámara, consiguió salir del reino, y parte de sus bienes pasaron a Suer Pérez de Quiñones. Debió de congraciarse años más tarde con la nueva dinastía, pues en 1383, en el contexto de una disputa con el conde de Noreña, residía de nuevo en Oviedo y Juan I se dirigía a él llamándolo “su vasallo”.
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Covadonga Valdaliso Casanova
