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Álvaro de Albornoz y Liminiana

Biografía

Albornoz y Liminiana, Álvaro de. Luarca (Asturias), 13.VI.1879 – Ciudad de México (México), 22.X.1954. Abogado, político y escritor.

Estudia en su villa natal la enseñanza primaria y secundaria, destacando por su aplicación, inteligencia y fluido verbo. Mientras cursa en la Universidad de Oviedo los estudios de Derecho y gracias a la influencia de eminentes catedráticos como Leopoldo Alas Clarín, Adolfo Álvarez Buylla, Aniceto Sela y otros, todos ellos republicanos, el joven Albornoz abraza el ideario de sus maestros y pronto destaca entre sus compañeros por su elocuencia y facilidad de palabra.

Licenciado en Derecho, a los veinte años, se traslada a Madrid con el propósito de realizar el doctorado. En la capital del reino vive intensamente el ambiente político, justo en la crisis finisecular, entra en contacto con Francisco Giner de los Ríos y los hombres de la Institución Libre de Enseñanza, frecuenta los círculos intelectuales y, sin embargo, no llega a culminar la tesis.

En 1901 regresa a Oviedo, abriendo un bufete de abogado con el que alcanza gran prestigio como excelente jurista. Previamente, en noviembre de 1899 se había casado, en Luarca, con Amelia de Salas y Abella- Fuertes. En la capital del Principado comparte la actividad del foro con las de la política durante una década. Pronto alcanza gran renombre en los círculos antimonárquicos, gracias a sus excepcionales condiciones tribunicias de orador documentado, brillante y fogoso. Dotes que demuestra en la velada necrológica con motivo del primer aniversario del fallecimiento de Francisco Pi y Margall, en el teatro Jovellanos de Gijón (1901).

En una primera etapa se siente atraído por los problemas del proletariado e ingresa en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El 1.º de mayo de 1898 participa, en Gijón, en el mitin socialista y habla a favor de los huelguistas de la fábrica de Moreda.

Durante varios años interviene en numerosos mítines societarios por las cuencas mineras asturianas. Un artículo suyo aparece publicado en el número 2 del semanario socialista La Aurora Social. En esta época publica, además de artículos de combate político, estudios doctrinales de enjundia en revistas como Nuestro Tiempo, Helios y La España Moderna de Madrid (La expansión de la doctrina socialista [...], 1902; Evolución del socialismo, El contrato colectivo de trabajo, Armonías económicas y lucha de clases, 1903; Individualismo y socialismo, La cooperación y el problema obrero, 1904). Sin embargo, al cabo de un tiempo se siente desencantado por la línea intransigente y sectaria del PSOE —eran los años del dogmatismo de Pablo Iglesias que llegan hasta 1909—, y abandona anterior, choca el radicalismo de Albornoz. También emplea su pluma al servicio de sus ideales republicanos, publicando artículos en el diario El Noroeste de Gijón (1902-1909), El Progreso de Asturias de Oviedo (1903-1906) y La Voz de Luarca (1905-1907). Y continúa trabajando en aspectos teóricos, apareciendo sus estudios en revistas ya citadas y en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia (El colectivismo y la evolución industrial, La reforma agraria: la pequeña propiedad, 1904; La Iglesia y el Estado, 1907; Sociología, 1908). Su compromiso con los valores democráticos le hacen vincularse a la Extensión Universitaria organizada por el alma máter ovetense, participando como profesor en todos los cursos, entre 1903 y 1910.

En 1908, Alejandro Lerroux funda el Partido Republicano Radical, con la intención de modernizar el ideario republicano y adaptarlo a los nuevos tiempos.

Al año siguiente, Albornoz abandona las filas unionistas e ingresa en la nueva formación política en la que permanecerá cinco años. A finales de 1909 se traslada a vivir a Madrid, abre su bufete de abogado, y frecuenta los círculos intelectuales antimonárquicos. Al inicio de 1910, Joaquín Costa le propone irse a Zaragoza con la finalidad de optar a un escaño en el Parlamento.

Instalado en la capital aragonesa, recorre la circunscripción participando en mítines, funda y dirige La Correspondencia de Aragón que le sirve como plataforma electoral, y gracias al apoyo del líder regeneracionista y de su partido, logra un acta de diputado en las elecciones generales de mayo de dicho año, obteniendo 8.349 votos (22,4 por ciento de los electores).

En el Congreso tuvo oportunidad de dar a conocer sus amplios conocimientos sobre los problemas (“pan, cultura y justicia”) que aquejaban al país. Su participación en mítines y conferencias por toda la geografía nacional le permite realzar su personalidad política.

Desde 1914 se aparta de la militancia activa en el Partido Radical, continuando, no obstante, con sus campañas de propaganda republicana como orador y periodista, y dedicando más tiempo a su bufete de Madrid, como medio de sustento de su familia. En ésta época colabora asiduamente en la prensa madrileña, El Liberal (desde 1909), El Radical (desde 1911 y director durante algún tiempo), España (1915-1917), El Mundo (1916-1918), El Parlamentario (1917- 1918), La Libertad (1920-1931), Vida Nueva (1921- 1922), La Opinión (1923), y El Pueblo, de Valencia (1923-1930). Su popularidad aumenta durante la Gran Guerra gracias a sus valientes e incisivos artículos periodísticos a favor de Francia y en contra de los imperios centrales. Años después, en 1921, cuando el desastre de Annual (Marruecos), donde perdieron la vida diez mil soldados españoles, es Albornoz quien inicia la campaña de exigencia de responsabilidades desde la tribuna del Ateneo de Madrid.

Entregado a la causa republicana, sus constantes campañas de propaganda, como orador y periodista, fueron decisivas en el cambio de régimen en España.

Mantuvo su fe inquebrantable en los valores de la libertad, la democracia y los derechos ciudadanos, y su faro fue siempre la gloriosa revolución francesa de 1789. Durante la dictadura de Primo de Rivera, participa en todas las conspiraciones tramadas contra ella, siendo procesado y sufriendo varios meses de cárcel en 1929. En julio de ese mismo año funda, junto con Marcelino Domingo y Ángel Galarza, el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS), situado en el arco político a la izquierda del Partido Radical y a la derecha del PSOE, que colabora eficazmente en el triunfo de la República por el prestigio de sus dirigentes y la influencia de sus afiliados entre las profesiones liberales del país. En marzo de 1927 ingresa en la logia Dantón, del Gran Oriente Español, con el nombre simbólico de Juan Prouvaires.

Participa en el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) y en el Comité Revolucionario allí creado para preparar el advenimiento de la República. En el I Congreso del PRRS (septiembre de 1930) redacta la ponencia sobre el ideario del partido que es aprobada por aclamación y es elegido miembro del Comité Ejecutivo del PRRS. Fracasado el movimiento republicano del 15 de diciembre, es detenido, procesado y encarcelado hasta el 23 de marzo del año siguiente. El triunfo de la Conjunción republicano-socialista en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 significa la proclamación de la II República dos días después.

Albornoz forma parte del Gobierno Provisional de la República, ocupando la cartera de Fomento.

Durante los ocho meses que permanece al frente del ministerio, revisa las disposiciones dictadas por Primo de Rivera, crea la Dirección General de Ganadería e Industrias Pecuarias y prepara planes de nacionalización de los ferrocarriles y de repoblación forestal.

En el II Congreso del PRRS (mayo de 1931) obtiene la mayor votación de los siete miembros que integran el Comité Ejecutivo Nacional. En las elecciones generales del 28 de junio de 1931, se presenta en la lista de la Conjunción Republicano-Socialista por Asturias logrando el acta de diputado con 81.549 votos, el 65 por ciento de los votantes y el tercer puesto las filas socialistas.

Entonces se centra en divulgar el pensamiento laico y republicano, mediante mítines y conferencias por toda la región. Adscrito a la Unión Republicana, presto se distancia del líder de ésta en Asturias, Melquíades Álvarez, tanto por talante como por motivos estratégicos, pues frente a la flexibilidad del de la candidatura de doce miembros. También consigue acta por la provincia de Zaragoza, si bien renuncia a ella. En el Congreso tuvo ocasión de demostrar sus dotes de gran orador y su profunda erudición en materia jurídica e histórica, siendo reconocido como uno de los mejores parlamentarios de esa época.

El 16 de diciembre de 1931, al formarse el gobierno presidido por Manuel Azaña, Albornoz ocupa el Ministerio de Justicia. Más en consonancia con sus conocimientos, desarrolla un intenso trabajo: Decreto de disolución de la Compañía de Jesús, Ley del Divorcio, creación del Instituto de Estudios Penales, supresión del presupuesto de Culto y Clero, reorganización del Tribunal Tutelar de Menores, Ley de Inspección de Tribunales, Reforma del Código Penal con la supresión de la pena de muerte, Ley de responsabilidad criminal del Presidente de la República, Reglamentación de Confesiones y Congregaciones religiosas, organización del Tribunal de Garantías Constitucionales, y otras. Toda la regulación civil laica de la II República es obra de su pluma.

El 13 de julio de 1933 abandona el Ministerio de Justicia por haber sido elegido por el Congreso, primer Presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales (TGC). Su candidatura logra 204 votos frente a 80 de José Ortega y Gasset. Su labor al frente de la alta magistratura es encomiable, como garante del recto cumplimiento de la Constitución de 1931.

Sin embargo, el 5 de octubre de 1934, dimite de su cargo, debido a la entrada de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) en el gobierno presidido por Lerroux, haciendo patente su incompatibilidad con un partido de dudosa lealtad republicana, según su criterio.

En el III Congreso del PRRS celebrado en septiembre de 1933, Albornoz no interviene directamente, en razón a su alto cargo institucional. Empero, cuando del partido se desgaja el grupo fundacional para formar el PRRS Independiente, muestra su solidaridad con éste. Por el mismo motivo tampoco participa en la fundación de Izquierda Republicana cuando, en abril de 1934, Acción Republicana (AR), el PRRSI y la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA) deciden fusionarse. Sin embargo, tras su dimisión de la presidencia del TGC, es el primer dirigente republicano que inicia las gestiones (reunión celebrada el 31 de diciembre de 1934) conducentes a la alianza de los partidos republicanos, antesala de lo que será, un año después, el Frente Popular, e ingresa en Izquierda Republicana.

Cuando tienen lugar las elecciones del 16 de febrero de 1936, figura como candidato de Izquierda Republicana en la lista del Frente Popular por Asturias, obteniendo 171.241 votos, el 52,96 por ciento de los votantes, y resulta el más votado de los trece miembros de la candidatura. Tras la destitución, en abril, del Presidente Niceto Alcalá-Zamora, Albornoz es uno de los dos máximos aspirantes a la sucesión, aunque finalmente resulta elegido presidente de la República, Manuel Azaña.

Pocos días después de iniciarse la sublevación militar, el presidente de Gobierno José Giral le nombra embajador de España en París (27 de julio de 1936). Pocos meses después, fue sustituido por Luis Araquistáin.

En Francia, trabajó intensamente en atraerse al gobierno francés hacia la legitimidad republicana.

Finalizada la contienda bélica, dimite de su puesto y se exilia en México. A partir de ahora y durante 15 años dedicará todos sus esfuerzos y energías a luchar, con la palabra y la pluma, contra el franquismo y para devolver al pueblo español las libertades y la democracia perdidas.

Poco después de instalarse en México, inicia una campaña de apoyo a la causa republicana pronunciando una conferencia en La Habana y dos en Nueva York, seguidas de otras en varios países hispanoamericanos.

En octubre de 1940, varias personalidades republicanas fundan Acción Republicana Española, nombre propuesto por don Álvaro, para tratar de coordinar a los tres partidos republicanos existentes, y entra a formar parte de su Comité Nacional. Cuando, en noviembre de 1943, se crea la Junta Española de Liberación (JEL), con el objetivo de conservar la legalidad institucional republicana, Albornoz forma parte de su Comisión Ejecutiva, como representante de Izquierda Republicana. Tras la dimisión de Martínez Barrio, resulta elegido presidente de la JEL, siendo autor de un extenso informe que la JEL presenta en la Conferencia de San Francisco el 25 de abril de 1945.

Durante dos meses permanece en dicha ciudad entrevistándose con numerosas delegaciones de los cuarenta y nueve países asistentes y pronuncia conferencias en Nueva York y Los Ángeles.

Tras el éxito logrado por la causa republicana en la Conferencia, se reconstruyen las instituciones republicanas en el exilio. El nuevo presidente Martínez Barrio encarga a José Giral la formación del gobierno, que presenta en agosto de 1945 y en el que figura Albornoz como ministro de Justicia, en representación de Izquierda Republicana. El objetivo fundamental del gobierno Giral es buscar el apoyo internacional y, en principio, lo consigue en la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de diciembre de 1946, a la que asiste don Álvaro, condenando el régimen del general Franco y recomendando la ruptura de relaciones diplomáticas.

El 15 de agosto de 1947, Álvaro de Albornoz es designado presidente de Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores. La coyuntura internacional dominada por la guerra fría aconsejaba un gobierno exclusivamente republicano. El nuevo presidente elabora un memorándum que presenta en la Asamblea General de Naciones Unidas cuando en noviembre, en Nueva York, vuelve a debatirse el caso de España. En febrero de 1948 es invitado por el gobierno de Venezuela para asistir en Caracas a la toma de posesión del nuevo presidente Rómulo Gallegos. Recorre diversos países hispanoamericanos dando conferencias y recabando el apoyo de intelectuales y gobiernos. Mientras tanto, se enfrenta a la posición defendida por Indalecio Prieto de colaboración con los monárquicos de don Juan.

Viaja a París para estar presente en la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en la capital francesa en el otoño de 1948. En octubre pronuncia en la ciudad del Sena una importante conferencia titulada “La República española ante las Naciones Unidas”.

Decepcionado por el resultado de aquélla, presenta su dimisión ante el presidente Martínez Barrio, quien, no obstante, le reitera la confianza, por lo que forma su segundo gobierno, febrero de 1949, en el que se reserva la cartera de Estado. Siempre necesitado del apoyo internacional publica el 22 de febrero de 1950 un llamamiento a la opinión pública de los países democráticos y en especial a la norteamericana.

Sin embargo, en noviembre de 1950, las Naciones Unidas levantan el veto al general Franco. Es el fin de las esperanzas republicanas. En ese contexto, Albornoz presenta la dimisión de su gobierno el 8 de julio de 1951. Cuando falleció, tres años después, “había en su casa una “fortuna” de 14 pesos y para enterrarlo hubo de recurrirse a la generosidad de un amigo”, según afirma Javier Tusell.

 

Obras de ~: La instrucción, el ahorro y la moralidad con respecto a las clases trabajadoras, Luarca, Imprenta Manuel Méndez, 1900; No liras, lanzas, Madrid, Librería Victoriano Suárez, 1903; Aristocracia y democracia, Madrid, 1905; Individualismo y socialismo, Barcelona, Imprenta Heinrich y C.ª, 1908; La libertad religiosa, Bilbao, 1910; Ideario radical, Madrid, Imprenta de la SPH, 1913; Estudios políticos, Tortosa, Editorial Mondiu, 1918; El partido republicano: las doctrinas republicanas en España y sus hombres, Madrid, Biblioteca Nueva, 1920; El temperamento español, la democracia y la libertad, Barcelona, Minerva, 1922; La tragedia del Estado español, Madrid, Caro Raggio, 1925; Intelectuales y hombres de acción: problemas españoles, Madrid, Sociedad Española de Librería, 1927; El gran collar de la justicia: doctrina y polémica, Madrid, Ediciones Oriente, 1930; El gobierno de los caudillos militares, Madrid, Imprenta Argis, 1930; Discurso pronunciado por [...] en la solemne apertura de los Tribunales, Alcalá de Henares, Imprenta Escuela de Reforma, 1932; Ideario Radical Socialista, Alcalá, Imprenta E.R., 1932; Discursos pronunciados por Fernando Valera y [...] en las Cortes constituyentes, con motivo del proyecto de ley sobre Confesiones y Congregaciones religiosas, Madrid, Imprenta de Galo Sáez, 1933; La política religiosa de la República, Madrid, 1935; Al servicio de la República: De la Unión Republicana al Frente Popular. Criterios de Gobierno, Madrid, 1936; El fascismo y las armas y las letras españolas, Barcelona, Ediciones Españolas, 1938; En los caminos de la libertad, New York, SHC, 1939; Páginas del destierro, México, Quetzal, 1941; La política internacional de España: Galdós o el optimismo liberal, Buenos Aires, 1943; Izquierda Republicana en la Junta Española de Liberación, México, 1944; Cincuenta años de republicanismo, México, 1947; La crisis española y las instituciones republicanas, Paris, 1948; La República Española ante las Naciones Unidas, París, 1948; El Gobierno de la República española en el destierro a los gobiernos y a la opinión pública de todos los países democráticos, México, 1950.

 

Bibl.: C. Suárez, Escritores y artistas asturianos. Índice biobibliográfico, t. I, Madrid, Espasa Calpe, 1936, págs. 142-149; J. M. del Valle, Las instituciones de la República española en exilio, París, Ruedo Ibérico, 1976; J. Tusell Gómez, La oposición democrática al franquismo (1939-1962), Barcelona, Planeta, 1977; J. Girón Garrote, Elecciones y partidos políticos en Asturias (1890-1936), t. II, vol. III, Oviedo (Asturias), Universidad de Oviedo, 1981, págs. 987, 1015, 1102 y 1116; D. Martínez Barrio, Memorias, Barcelona, Planeta, 1983; J. Avilés Farré, La izquierda burguesa en la II República, Madrid, Espasa Calpe, 1985.

 

José Girón Garrote

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