Hurtado de Mendoza, Luis. Marqués de Mondéjar (IV). Granada, 1543 – Valladolid, 4.XI.1604. Capitán general del reino de Granada y alcaide de la Alhambra de Granada.
Luis Hurtado de Mendoza, IV marqués de Mondéjar y V conde de Tendilla, era hijo primogénito de Íñigo López de Mendoza y de María de Mendoza y Aragón, y, por tanto, era bisnieto del Gran Tendilla, iniciador en tiempos de los Reyes Católicos de una saga de valientes soldados y hábiles gobernantes y diplomáticos que se distinguieron también por su afición, protección y fomento de la cultura y el arte de su época.
Su primera formación estuvo a cargo de su padre que le instruyó en el conocimiento de las letras y las artes liberales, en las que ya aquél había demostrado sus cualidades, como también lo habían hecho quienes le precedieron. Esa primera instrucción se completó con su asistencia a la Corte para formar parte del círculo de jóvenes aristócratas seleccionados para acompañar en su formación al príncipe don Carlos, hijo de Felipe II, tal y como era costumbre entre los hijos de las grandes familias de la nobleza hispánica.
En 1560, cuando sólo contaba con diecisiete años, su padre fue enviado a Roma como embajador, para participar en la ceremonia de obediencia con motivo de la proclamación de Pío IV como nuevo Pontífice de la Iglesia Católica, tras la muerte de su antecesor Pablo IV. Ante tal circunstancia, fue llamado a Granada para hacerse cargo del gobierno de la Alhambra y demás cargos y responsabilidades de su padre en la ciudad y en el reino de Granada. Cuando, dos años más tarde, en 1562, se produjo el regreso del III marqués de Mondéjar, éste pidió al Rey que, a cambio de los servicios prestados y de los gastos que había supuesto su estancia en Roma, y teniendo en cuenta la dedicación con que se había gobernado Granada durante su ausencia, concediera a su hijo las tenencias que éste poseía en el reino de Granada. Aprobada dicha petición, por una Cédula Real de 9 de marzo de 1562, el rey Felipe II ordenó “que de aquí en adelante por quanto fuese nuestra voluntad, vos el dicho Don Luis Hurtado de Mendoza seais nuestro Alcayde y tenedor de las dichas fortalezas del Alhambra, Vivataubin y Mauror, y lleveis en cada un año con la tenencia de ellas el mismo salario, derechos y otras coas que el dicho conde vuestro padre tenia, y llevaba, y os sean guardadas todas las preeminencias y prerrogativas que a el se guardauan […]”.
Uno de los acontecimientos más importantes durante el tiempo en que Luis Hurtado de Mendoza estuvo al frente de la Capitanía General de Granada fue el levantamiento y sublevación de los moriscos de la Alpujarra en 1568. Para luchar contra ellos, acudió su padre, mientras que él se quedó en la ciudad al cuidado de todo cuanto era necesario para controlar a la población del barrio del Albaicín, que era íntegramente morisca y que podía aprovechar la rebelión para alzarse también contra sus gobernantes.
De igual forma, participó también, al mando de una compañía, en la Guerra de Portugal, iniciada cuando, a la muerte del cardenal Henrique, Felipe II se personó en aquel reino como legítimo heredero de la Corona portuguesa.
En 1585 fue acusado de matar a su mozo de cámara y, aunque llegó a redactar en su defensa un memorial que en parte demostraba que todo se debía al ataque de ciertos particulares, acabó encarcelado en el castillo de Chinchilla. A pesar de que se pudo comprobar la falsedad de los delitos de que se le acusaba y de las peticiones de libertad hechas por otros miembros de su familia, hubo de esperar a la llegada al trono de Felipe III para su liberación.
Desde ese momento ya no regresó a Granada, quedándose en la Corte, que estaba entonces en Valladolid, donde murió el 4 de noviembre de 1604. Su cuerpo fue trasladado al convento de San Antonio de Mondéjar, donde ya se encontraban enterrados su abuelo y su padre.
Estuvo casado dos veces, la primera con su prima Catalina de Mendoza, casada en anteriores nupcias con Francisco de Mendoza, que era a su vez primo hermano de su padre. Catalina de Mendoza era hija de Bernardino de Mendoza, hijo del I marqués de Mondéjar y de Elvira Carrillo de Córdoba y Manrique. Para concertar dicho matrimonio, fue necesario pedir dispensa papal, debido a la existencia de impedimentos de consanguinidad, afinidad y espiritualidad, que no autorizaban en principio el matrimonio entre ambos. Los dos primeros de estos inconvenientes los dispensó el papa Pío V el 28 de marzo de 1566, y el tercero, san Carlos Borromeo el 15 de octubre de ese mismo año. De este matrimonio nació su único hijo, Íñigo López de Mendoza, que murió en accidente en 1592. Su segundo matrimonio, después de la muerte de Catalina de Mendoza, se celebró con Beatriz de Cardona, dama de la reina Margarita, que era hija de Adam Baron de Dietrichstein y de Nielasburg, comendador mayor de Alcañiz en la Orden de Calatrava, copero mayor hereditario de Carinthia, mayordomo mayor del emperador Fernando II y su embajador en la Corte de España, y de Margarita de Cardona, que fue dama de la emperatriz María, mujer de Maximiliano II. De este segundo enlace no nacieron hijos, y al quedar viuda, Beatriz de Cardona ingresó en el convento del Corpus Christi de Alcalá de Henares.
Fuentes y bibl.: G. Rodríguez de Ardila y Esquivias, “Historia de los Condes de Tendilla (ed. R. Foulché-Delbosc)”, en Revue Hispanique, XXXI (1914), págs. 72-88; F. Layna Serrano, Historia de Guadalajara y sus Mendoza en los siglos xv y xvi, Madrid, 1942; D. Gutiérrez Coronel, Historia genealógica de la Casa de Mendoza, Madrid, Instituto Jerónimo Zurita, 1946; H. N ader, “Noble Income in Sixteenth-Century Castile: The Case of the Marquises of Mondejar, 1480-1580”, en Economic History Review, XXX (1977), págs. 411-428; M. Lafuente Alcántara, Historia de Granada, Granada, Universidad, 1992; J. Hidalgo Ogáyar, Los Mendoza y Alcalá de Henares: su patronazgo durante los siglos xvi y xvii, Alcalá de Henares, Universidad, 2002.
Juan Manuel Martín García y Guillermo Burgos Lejonagoitia