Fue, sin duda, una de las grandes actrices del Madrid isabelino. Se dio a conocer en Cádiz, adonde llegó desde Lisboa, ciudad a la que tuvo que huir su padre, un liberal convencido, en 1823. Ya en su debut y a pesar de su juventud, tuvo gran éxito, ecos de ese éxito llegaron a Sevilla, donde a la sazón estaba Grimaldi, que sin más preámbulos la contrató para el Teatro del Príncipe en 1834, donde actuó con sólo dieciséis años en la comedia de Martínez de la Rosa La niña en casa y la madre en las máscaras, con la que obtuvo un éxito resonante. Después obtuvo otro gran éxito con Preciosilla, personaje de la obra del duque de Rivas Don Álvaro. Las crónicas cuentan que el propio Grimaldi al felicitar a su mujer, Concepción Rodríguez, que era la primera actriz, le dijo: “en Preciosilla está la actriz que te va a eclipsar [...]”. [...]