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Vicente Mariner de Alagón

Biografía

Mariner de Alagón, Vicente. Valencia, f. s. XVI – Madrid, 1.V.1642. Sacerdote y humanista.

De Mariner se sabe con certeza que era natural de Valencia, como él mismo proclama al unir invariablemente el gentilicio a su nombre latinizado, Vincentius Marinerius Valentinus. En cambio, acerca de su fecha de nacimiento no se dispone de datos exactos. Gregorio de Andrés, recogiendo noticias de los primeros biógrafos, señala el final del siglo XVI.

Desde muy joven se entregó al estudio de las Lenguas Latina y Griega, esta última bajo el magisterio de Juan Mingues. Además de las lenguas clásicas, estudió en la Universidad de su ciudad natal la Oratoria y demás disciplinas que configuraban la Facultad de Artes, en la que es de creer que se graduaría de bachiller o maestro, y de allí pasó a las Facultades mayores, concretamente a la de Teología, en la que se graduó de licenciado o doctor, títulos con que, además del de maestro, aparece en diversos documentos.

Se ignoran la fecha y lugar en que recibiría las órdenes sagradas, aunque es seguro que se ordenó de presbítero, como prueba el hecho de haber desempeñado una capellanía.

Con este bagaje de estudios inició su actividad literaria en su ciudad natal. Hay noticia de numerosos poemas latinos y castellanos, cuyas huellas se prolongan hasta 1610, insertados en obras de autores contemporáneos, escritas con motivo de solemnidades y efemérides civiles o religiosas de la ciudad de Valencia.

En ese mismo año debió de trasladarse a Madrid.

Se desconoce el motivo de este traslado, aunque, si no fue debido a algún quebranto económico familiar después de la expulsión de los moriscos en 1609, bien pudo ser por su deseo de encontrar un campo más favorable para su actividad literaria y filológica.

Una vez en la Corte, Mariner se situó en los aledaños del poder regio a través de su vinculación al personaje políticamente más influyente del reinado de Felipe III, Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, de cuya casa y familia no se separó hasta el fin de sus días, como preceptor que fue de su nieto el duque de Cea y capellán en el momento de su muerte de la hija de este último, Mariana de Sandoval, poseedora a la sazón de los títulos de duquesa de Cea y de Lerma. Con el de Lerma es de creer que había trabado lazos de conocimiento o amistad en los años en que éste fue virrey de Valencia (1592-c. 1595) con el título de marqués de Denia.

Junto a esta familia, aparecen otros personajes de cuyos hijos ofició de preceptor, como el duque de Alcalá, Fernando de Ribera, y otros grandes señores, a los que elogia en las más variadas ocasiones.

En esta nueva etapa es inmensa la producción literaria del humanista valenciano, tanto en traducciones al latín y castellano de obras griegas de poetas líricos y épicos, de filósofos y de autores sagrados, como obras de creación en todos los géneros: epigramas, epístolas, himnos religiosos y profanos, hasta el punto de que los manuscritos de sus obras inéditas, contando sólo las existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid, suman treinta y cuatro tomos en folio, en los que destacan las mencionadas traducciones al latín de clásicos griegos, como Homero, Hesíodo, Píndaro, Sófocles, Eurípides, Licofrón, Teócrito, Mosco, Bión, etc.

(Biblioteca Nacional, Matritensis, mss. 9859-9870), junto con la correspondiente al primer tomo de la traducción latina de la Ilíada (ms. 11415), dado por perdido hasta finales del siglo pasado (G. Rodríguez Herrera, 1994-1995).

No se puede silenciar su relación epistolar con ilustres personajes de la época, tanto nacionales como extranjeros.

Entre los primeros fue estrecha su amistad con dos afamados poetas, Francisco de Quevedo y Félix Lope de Vega, relacionados a su vez, sobre todo el primero, con altos personajes de la política.

Con el autor de El Buscón entró Mariner en contacto literario en 1611, fecha en que aquél residía en Madrid. Hay constancia también de un epigrama en versión griega y latina dirigido a Quevedo, que data probablemente de 1618, aunque el episodio más importante protagonizado por ambos escritores tuvo lugar en 1625, y está documentado por la dedicatoria a Quevedo de la traducción al latín del original griego del Canto al Rey Sol del emperador Juliano. En la obra se incluye un prólogo dirigido a Quevedo y una epístola de éste a Mariner alabando su labor filológica, en la que incluye un catálogo de sus obras hasta abril de 1625, fecha de su carta (F. Buendía, 1974).

En cuanto a los humanistas que residían fuera de las fronteras, es muy abundante la correspondencia que mantuvo con ellos desde 1615 hasta 1625 (G. de Andrés, 1979: 144-149). Se carteó con Andrés Escoto, Daniel Heinsio, Erycio Puteano, Juan Meursio, Dionisio Petavio, Federico Morelio, entre otros.

De esta correspondencia se pueden espigar noticias sobre su actividad filológica, las dificultades de edición de sus obras, y su deseo de obtener el cargo de bibliotecario de los fondos de manuscritos griegos de El Escorial.

En esa dirección estaban sus contactos con personajes eclesiásticos. Su relación con el cardenal bibliotecario de la Vaticana, Escipión Cobelluzzi, con motivo de la copia que le fue encargada en 1619 del De martyribus Palaestinae de Eusebio de Cesarea, existente en la Biblioteca de El Escorial, evidencia que su fama de helenista había traspasado las fronteras.

Esta ocasión sirvió para avivar su deseo de obtener el mencionado cargo de bibliotecario, y con tal fin solicitó a Andrés Escoto, en carta de 1 de junio de 1620, una recomendación ante el poderoso Baltasar de Zúñiga, miembro del Consejo de Estado y ayo del futuro Felipe IV.

Aunque vio publicado su Panegyris ad Serenissimum Carolum Stubardum, con ocasión de la visita a España del príncipe de Gales el 21 de agosto de 1623, y también publicó en honor del cardenal-infante Fernando, hermano de Felipe IV, su Panegyris ad Ferdinandum ab Austria Hispaniarum Infantem S. R. E. Cardinalem, por el que consiguió una capellanía, no por eso cejó en la búsqueda de un protector para la edición de sus obras. Mas ante la inutilidad de sus esfuerzos, encaminó sus pasos hacia la obtención de una prebenda que le permitiera editarlas por su cuenta. Así, en 1632 solicitó y obtuvo carta de naturaleza para tomar posesión de la dignidad de tesorero de la iglesia de Ampudia, en Palencia, habiendo alcanzado anteriormente este derecho para poder disfrutar de una canonjía en Lerma, según consta en las consultas del Consejo de la Cámara del año 1632.

En un memorial, visto en marzo de 1633 por el Consejo de la Cámara, solicitaba Mariner el nombramiento de bibliotecario “de los libros manu escriptos que hay en San Lorenzo”. A propuesta de la Cámara, el Rey respaldó la petición ordenando la concesión de una pensión de 200 ducados. A esta misma solicitud, unía la de cronista general, intento que repitió en 1639 con idéntico resultado negativo. Esta denegación se producía después de haber compuesto Mariner en 1637, seguramente para acumular méritos, la Historia de rebus gestis Ferdinandi et Isabellae regum Catholicorum, dedicada ad Augustissimum et inuictissimum Philippum quartum Hispanorum et Indiarum regem, e integrada por 24.368 hexámetros. Pero ni aún así logró sus propósitos.

Aún tuvo arrestos para aspirar al cargo de cronista de Indias por muerte de Tomás Tamayo de Vargas, ya que su nombre figura en una relación de aspirantes con fecha de 21 de octubre de 1641 (J. M.ª Baranguán, 1946: 49 y ss.). Desde esta fecha no hay noticias de él hasta el día 25 de enero de 1642, en que otorgó testamento ante el escribano Juan de la Lanza. Un punto importante de este testamento es el interés del anciano humanista por que sus libros caigan en buenas manos. Así, concertó primero con los clérigos menores de la iglesia del Espíritu Santo el depósito de sus obras manuscritas a cambio de su enterramiento y pompas fúnebres. Pero no llegando a un acuerdo, son los trinitarios descalzos, por vía de codicilo de 30 de abril de ese mismo año, los que se hicieron cargo de su biblioteca y de darle digno enterramiento.

Tuvo lugar éste en el convento de trinitarios descalzos el día 1 de mayo de 1642, según consta por un documento tan fehaciente como la partida de defunción (el folio 97 del libro 9 de difuntos) de la parroquia de San Sebastián de Madrid.

Ante la inmensidad de su legado manuscrito, es de todo punto imposible hacer una relación de sus obras. Autores como Nicolás Antonio, Vicente Ximeno, Juan de Iriarte, Menéndez Pelayo, Serrano Caldero, Gregorio de Andrés, García de Paso o Rodríguez Herrera han elaborado catálogos de las mismas.

 

Obras de ~: “Index omnium operum, quae Vincentius Marinerius Valentinus, usque ad annum 1630 composuit”, en Pindari Olympia, Pythia, Nemea, Isthmia [...], s. f. (inéd.) (Biblioteca Nacional, Matritensis, ms. 9866, fols. 8r.-11v.); Panegyris ad Serenissimum Carolum Stubardum, Matriti, Thomas Junta, 1623; Panegyris ad Ferdinandum ab Austria Hispaniarum Infantem S. R. E. Cardinalem, Matriti, apud Thomam Iuntam, 1624; In varias virtutum dotes et Thaumata B. Francisci Borgiadae Ducis Gandiae, Tertij Praepositi Generalis Societatis Ies, Hymni, & Epigrammata, Matriti, 1625; Iuliani Caesaris in Regem Solem ad Salustium Panegyricus, Matriti, 1625; Al doctor Duarte Váez, Doctísimo Médico de Familia de su Magestad, Madrid, 1633; Soteria pro Philippo Qvarto, Hispaniarum & Indiarum Rege, Turmoni, apud Ludovicum Pillhet, 1633; Opera omnia, Poetica et Oratoria in IX libros divisa, Turmon, apud Ludovicum Pillhet, 1633; Melodimata Platonica, Diogenica, Theophrastica, Aristotelica, Matriti, 1635; Discurso a don Ivan Idiaques y de Isacio, Madrid, 1636; A Francisco Daza, secretario del Duque de Lerma [...] Epistola, Madrid, 1636; Panegyris heroica ad clarissimum Virum Iohannem Fernandum Pizarrum, Peruanae Expugnationis Marchionem, Matriti, ex Typographia Mariae de Quiñones, 1642; Panegyris heroica ad [...] D. Ioannem Fernandum Pizarrum [...], Matriti, ex Typographia Mariae de Quiñones, 1642.

 

Bibl.: V. Ximeno, Escritores del Reyno de Valencia, t. I, Valencia, Oficina de Joseph Estevan Dolz, 1747, págs. 333, col. 2, a 338, col. 1; J. de Iriarte, Regiae Bibliothecae Matritensis codices Graeci Mss., Matriti, ex Typographia Antonii Pérez de Soto, 1769, págs. 503-572; N. Antonio, Bibliotheca hispana noua siue Hispanorum scriptorum qui ab anno MD ad MDCLXXXIV floruere notitia, t II, Matriti, Joaquín Ibarra, 1788 (2.ª ed.), págs. 326-328 (trad. de G. de Andrés y M. Matilla Martínez, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999); C. Pérez Pastor Bibliografía madrileña, t. III, Madrid, Tipografía de los Huérfanos, 1907, págs. 227, col. 1, a 229, col. 1; J. M.ª Baranguán, Vicente Mariner de Alagón. Sus epigramas, tesis doctoral, Madrid, 1946 (inéd.) (Universidad Complutense, Archivo de tesis inéditas, sign. T. 454, págs. 23-76); J. López de Toro, “Una crónica de los Reyes Católicos en versión poético-latina”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (Madrid), t. 52, año V (1951), págs. 553-578; M. Menéndez Pelayo, Biblioteca de traductores españoles, vol. III, Santander, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1953, págs. 20-101; J. Serrano Caldero, “Las obras del humanista Vicente Mariner: sus manuscritos existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid”, en VV. AA., Actas del primer Congreso Español de Estudios Clásicos (Madrid, 15-19 de abril de 1956), Madrid, Sociedad Española de Estudios Clásicos, 1958, págs. 500-506; F. Buendía, Obras completas de Francisco de Quevedo, t. II, Madrid, Aguilar, 1974, págs. 876-879; G. de Andrés, “Cronología de las obras del polígrafo Vicente Mariner”, en Cuadernos Bibliográficos (Madrid, CSIC), XXXVIII (1979), págs. 139-152; L. de Cañigral, “Un entusiasta admirador de Francisco de Quevedo: Vicente Mariner”, en VV. AA., Homenaje a Quevedo, Ciudad Real, CSIC, Instituto de Estudios Manchegos, 1980, págs. 13-21; G. Rodríguez Herrera, “El tomo primero de la versión latina de la Ilíada realizada por el humanista valenciano Vicente Mariner: un manuscrito recuperado”, en Excerpta Philologica (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz), IV-V (1994- 1995), págs. 401-414; M.ª D. García de Paso y G. Rodríguez Herrera, Vicente Mariner y sus traducciones de la Ilias y Odissea, Córdoba, Universidad, Servicio de Publicaciones, 1996, págs. 11-86; M. A. Coronel Ramos (ed.), L’Ausiàs March llatí de l’humanista Vicent Mariner, Valencia, Edicions Alfons El Magnànim, 1997; M.ª D. García de Paso (ed.), Una traducción latina de Vicente Mariner: La Odyssea, Las Palmas de Gran Canaria, Universidad, Servicio de Publicaciones, 1997; D. Castro de Castro, La traducción latina de los idilios de Teócrito de Vicente Mariner, Murcia, Universidad, Servicio de Publicaciones, 1999 (recurso electrónico); F. Bravo de Laguna, Estudio, edición y traducción del Libro I de los Gvsmaneidos Libri Qvinqve de Vicente Mariner, tesis doctoral, Las Palmas de Gran Canaria, Universidad, 2001; J. de la Fuente Santo, Vicente Mariner de Alagón: Batracomiomaquia e Himnos homéricos, Alcañiz-Madrid, CSIC, 2010 (Palmyrenus. Colección de Textos y Estudios Humanísticos).

 

Juan de la Fuente Santo