Abū l-Walīd al-Bayī: Abū l-Walīd Sulaymān b. Jalaf b. Sa‘d b. Ayyūb b. Wāriṯ al-Tuŷībī al-Bāŷī al-Qurṭubī al-Ḏahabī. Badajoz, 28.V.1013 – Almería, 21.XII.1081. Alfaquí, teólogo y poeta, uno de los sabios musulmanes más destacados de al‑Andalus, cuya labor fue decisiva en la renovación del malikismo andalusí que tuvo lugar a partir del siglo XI.
Su familia era originaria de Badajoz. Uno de sus antepasados marchó a Beja (Algarve) y de allí, la familia pasó a Córdoba, donde emparentó con una familia de alfaquíes, los Banū Mawhab al-Tuŷībī.
Entre los maestros que Abū l-Walīd al-Baŷī tuvo en al-Andalus se cuentan Abū l-Aṣbag b. Abī Dirham, Abū Muḥammad Makkī, Muḥammad b. Ismā‘īl b. Fūrtiš y el cadí Yūnus b. Mugīṯ. Abū l-Walīd al-Baŷī había empezado dedicándose a las bellas letras y fue tras su viaje a Oriente cuando se dedicó a los estudios teológicos. Inició ese viaje hacia el año 1034 y no regresó a al-Andalus hasta pasados trece años.
Tenía pocos medios económicos y durante el viaje recurrió a componer poemas para ganar dinero.
En el Ḥiŷāz (Península Arábiga) estudió con varios maestros, destacando especialmente su aprendizaje con el famoso tradicionista Abū Ḏarr al-Harawī. Vivió con él, sirviéndole, durante tres años e hicieron juntos cuatro peregrinaciones. Viajó luego a Bagdad, ciudad en la que residió tres años estudiando Derecho y la Tradición del Profeta. Durante su estancia allí se empleó para la vigilancia de un adarve. Con el salario que ganaba tenía suficiente para comer y vestirse, y con la luz del callejón aprovechaba para estudiar. En Bagdad coincidió con los alfaquíes más importantes de las distintas escuelas jurídicas (malikíes, šafi‘íes, ḥanafíes) y con destacados tradicionistas, recibiendo de ellos una sólida formación.
De Bagdad marchó a Damasco, donde también tomó lecciones. En Mosul permaneció un año, dedicándose al estudio de los fundamentos jurídicos y teológicos con Abū Ŷa‘far al-Sumnanī (m. 1052), alfaquí de la escuela teológica aš‘arí y compañero del famoso teólogo al-Baqillanī. Durante su estancia en Oriente, Abū l-Walīd al-Baŷī llegó a tener discípulos y alcanzó gran fama.
Se dice que Abū l-Walīd al-Baŷī fue nombrado cadí en Alepo, permaneciendo en dicha ciudad cerca de un año. A pesar del estatus allí obtenido, inició el viaje de regreso a al-Andalus, pues añoraba su tierra natal. Al llegar a ella, seguía sin disponer de medios económicos. Encontró trabajo preparando el pan de oro que se empleaba para la hilatura y la taracea, y redactando contratos. Enseñaba al tiempo y hubo discípulos que le recordaban saliendo a su encuentro con huellas en las manos del trabajo manual que había estado haciendo. Poco a poco, se fue divulgando el gran saber que había reunido durante su viaje a Oriente, sus obras se hicieron famosas y prosperó su situación. Los reyes de taifas buscaron atraérselo y le tuvieron en gran consideración. Lo emplearon en asuntos confidenciales y en el cadiazgo, recompensando generosamente sus intervenciones y mediaciones. A la hora de su muerte había acumulado una gran fortuna. Fue nombrado cadí en pequeños núcleos urbanos que no se correspondían a su rango como alfaquí: es el caso de Orihuela y otros lugares parecidos, adonde enviaba a sus delegados, sin visitarlos en persona más que muy de vez en cuando, actitud ésta que sus biógrafos registran criticándola implícitamente. También se le criticaron sus frecuentes tratos con los gobernantes y el hecho de dejarse utilizar en tanto que emisario entre ellos, recibiendo a cambio recompensas que contribuyeron a su fortuna. Hay que indicar que también se dice que esas relaciones con los gobernantes estuvieron motivadas tan sólo por su deseo de obtener la recompensa divina, no por afán de lucro. Mantuvo especial relación con al-Muqtadir bi-llāh, rey de Zaragoza, quien le tenía en altísima estima y para quien redactó su famosa respuesta a la “Carta del Monje de Francia”. Sus labores de intermediario le hicieron moverse entre Zaragoza, Valencia, Murcia y Denia.
Cuando regresó a al-Andalus, se encontró con que las enseñanzas de Ibn Ḥazm habían obtenido gran resonancia, a pesar de (o tal vez precisamente por) haberse decidido a abandonar la escuela malikí. Los malikíes de la época consideraban que Ibn Ḥazm propagaba doctrinas y prácticas reprobables, pero cuando polemizaban con él salían derrotados, dado que Ibn Ḥazm dominaba como nadie el arte de la polémica y del razonamiento especulativo. Abū l-Walīd al-Baŷī había adquirido en Oriente notables conocimientos en polémica y disputa y por ello los malikíes de al-Andalus le encargaron que se enfrentase a Ibn Ḥazm, entablándose entre ambos un debate del que al parecer al-Baŷī salió victorioso.
A raíz de esta disputa, Ibn Ḥazm fue expulsado de Mallorca, donde hasta ese momento había gozado del favor del gobernante local. Al-Baŷī sufrió él también la enemiga de algunos ulemas (sabios religiosos) andalusíes, al mantener una doctrina, relativa a si el Profeta era o no analfabeto, que no se correspondía con la predominante en al-Andalus.
Decidió por ello escribir una epístola en la que justificaba su postura doctrinal, detallando los fundamentos en los que se apoyaba. Esa epístola dio lugar a su vez a escritos, unos de refutación y otros de apoyo, participando en la polémica ulemas de al-Andalus, Ifrīqiya (actual Túnez y Sicilia). Los ulemas no andalusíes respaldaron todos ellos la interpretación de al-Baŷī.
Abū l-Walīd al-Baŷī fue ensalzado no sólo por sus biógrafos y autores posteriores a él, sino incluso por sus contemporáneos. Dentro del malikismo, la obra y la doctrina de Abū l-Walīd al-Baŷī se caracterizaron por su enfoque renovador. Fue un alfaquí que, junto a un buen conocimiento de la Tradición del Profeta, recurrió a la especulación racional y se ocupó de teología dogmática y racional, dedicándose a los fundamentos del derecho. Se recuerda su elocuencia y sus dotes innatas para la poesía. Fue autor de obras excelentes en todos los campos a los que se dedicó. Pero destacó sobre todo en las ciencias jurídicas, siguiendo la metodología que había aprendido en Oriente (especialmente en Bagdad).
Aparte de su extraordinario talento, poseía una hermosa apariencia física. Tuvo numerosos discípulos, entre los que se cuentan algunos de los ulemas más destacados de la generación siguiente a la suya, tales como Abū ‘Alī al-Gassanī, Abū ‘Alī al-Ṣadafī, al-Ṭurṭūšī y al-Ḥumaydī. A pesar de estos discípulos, sus enseñanzas más novedosas no encontraron demasiado eco en el contexto intelectual andalusí y así Abū Bakr b. al-‘Arabī contaba cómo pudo comprar las obras de al-Sumnanī que habían pertenecido a Abū l-Walīd al-Bayī y a las que nadie en su época (primera mitad del siglo XII) prestaba atención por versar sobre fundamentos del derecho y teología.
Falleció en Almería el 21 de diciembre de 1081. Fue enterrado en el convento-fortaleza (ribāṭ) que estaba a la orilla del mar, rezando la oración por él su hijo Abū l-Qasim Aḥmad, quien sucedió a su padre en el círculo de estudios en el que enseñaba en Zaragoza.
Obras de ~: Su obra más conocida en España es Ŷawāb li-Risālat al-rāhib min Afransa (Respuesta a la “Carta del Monje de Francia”), obra de polémica religiosa, editada y traducida por D. M. Dunlop, “A Christian Mission to Muslim Spain in the 11th Century”, en Al-Andalus, XVII (1952), págs. 259-310 y por A. M. Turki, “La lettre du ‘Moine de France’ à al‑Muqtadir billah, roi de Saragosse, et la réponse d’al-Bayi, faqih andalou”, en Al-Andalus, XXXI (1966), págs. 73-153. En el mundo islámico se le conoce sobre todo por sus obras jurídicas, como el Kitāb al-istīfā’ fī šarḥ al-Muwaṭṭa’, obra de derecho, consistente en un voluminoso comentario del Muwaṭṭa’ de Malik b. Anas, de la que sólo pudo terminar la parte relativa a la pureza ritual; versiones reducidas de esta magna obra fueron al-Muntaqà fī šarḥ al-Muwaṭṭa’, de la que hay varias ediciones, entre ellas una de 7 vols. en 4, Beirut, 1983, y el Kitāb al-īmā’ (obra perdida); Fusūl al-aḥkām wa-bayān mā maḍā bi-hi l-‘amal ‘inda l-fuqahā’ wa-l-ḥukkām, obra de derecho, de la que existen dos ediciones: la de Muḥammad Abū l-Aŷfan, Libia/Túnez, 1985, y la de al-Batūl Bin-‘Alī, Rabat, 1990. Compuso también varias obras de metodología jurídica como Kitāb al-ḥudūd fī uṣūl al-fiqh, editada por ‘Abd al-Raḥman Hilal en Revista del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos II (1954), págs. 1-37 y III (1955), págs. 17-46, así como por Nazīh Ḥammad, Beirut, 1973 (reed. El Cairo, 2000); Kitāb iḥkām al-fuṣūl fī aḥkām al-uṣūl, editada por ‘Abd al-Maŷīd Turkī, Beirut, 1986 (2.ª ed., 2 vols., Beirut, 1995) y por ‘Abd Allāh Muḥammad al-Ŷabūrī, Beirut, 1989; Kitāb al-išāra fī uṣūl al-fiqh, obra de la que existen numerosas ediciones; Kitāb al-minhāŷ fī tartīb al-hiŷāŷ, editada por ‘Abd al-Maŷīd Turkī, París, 1976 (2.ª ed., Beirut, 1987). Destacan asimismo dos obras sobre la Tradición del Profeta: Risāla fī ḥadīṯ al-kitāba yawm al-Ḥudaybiyya, editada por Abū ‘Abd al-Raḥmān b. ‘Aqīl al-Ẓahirī, Riad, 1983, y el Kitāb al-ta’dīl wa-l-taŷrīḥ li-man jarraŷa ‘an-hu al-Bujārī fī l-Ṣaḥīḥ, editada por Abū Lubaba Ḥusayn, 3 vols., Riad, 1986, así como por Aḥmad Labzar, 3 vols., al-Muḥammadiyya (Marruecos), 1991. Su Waṣiyya li-waladay-hi (Testamento a sus dos hijos), obra de contenido ascético-moral, fue editada por Ŷūda ‘Abd al-Raḥmān, en Revista del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, III (1955), págs. 30-46, y por Ŷalal ‘Alī al-Ŷihanī, Beirut, 1996. Entre sus obras perdidas, destacan obras relacionadas con las ciencias del Corán; una obra sobre la Tradición del Profeta, el Mujtaṣar li-Muškil al-āṯār li-Abī Ŷa‘far Aḥmad al-Ṭaḥāwī; varias obras de derecho en las que comenta o resume obras fundamentales del malikismo como el Kitāb ijtilāf al-Muwaṭṭa’āt y el Kitāb mujtaṣar al-Mujtaṣar fī masā’il al-Mudawwana; una obra de gramática, el Kitāb tahḏīb al-Ẓāhir li-bn al-Anbārī; una obra de teología, el Kitāb al-tasdīd ilà ma‘rifat ṭuruq al-tawḥīd; obras de ascetismo y máximas morales como el Kitāb al-intiṣār li-a‘rāḍ al-a’imma al-ajŷār; una Fahrasa o repertorio bibliográfico, así como su Dīwān, recopilación de sus poesías, de la que sólo se conservan fragmentos.
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Maribel Fierro