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Fernán López de Saldaña

Biografía

López de Saldaña, Fernán. Señor de Miranda del Castañar. ?, f. s. XIV – Bureta (Zaragoza), 1456. Contador mayor del rey Juan II de Castilla, camarero mayor de los paños, tenedor de las Atarazanas de Sevilla.

Fernando López de Saldaña era hijo del judío converso y arrendador de rentas Nuño López. Ejemplo de la nueva nobleza trastamarista, que hacía extensiva la condición noble a los que ostentaban cargos de servicio, Saldaña estaba emparentado, a través de su hermana Sancha, con Alonso de Silva, hijo de Juan Rodríguez Daza, alcaide de Ureña y guarda mayor del príncipe Don Enrique.

Él mismo emparentaría con un linaje cercano a la Corte al casarse con Elvira de Acebedo antes de 1428, ya que, de esa fecha, consta la escritura de compromiso para la división de la herencia del oidor de la Audiencia de Juan II, el doctor González de Acebedo; una herencia problemática que enfrentó a López de Saldaña con sus cuñados. Ese mismo año, por un privilegio rodado, Fernán aparece ya titulándose camarero de los paños del Rey, canciller y escribano de Cámara.

Las primeras noticias sobre López de Saldaña —también de 1428— remiten al maestre de Santiago, Álvaro de Luna, valido del rey Juan II. Fernán —“el qual era criado y fechura del condestable”— se había convertido, por mediación de aquél, en contador mayor del Monarca. Los cronistas relatan también su presencia en actividades militares acompañado por otros hombres del entorno del condestable, como Diego de Ribera o el I conde de Cifuentes, Juan de Silva. Así, guerreó en escaramuzas varias tomando parte en la batalla de La Higueruela (1431) e intervino también en justas, caso de la de 1432. Dos años antes, López de Saldaña entró en el reparto de los lugares del rey de Navarra. Pero su vida no estuvo exenta de sobresaltos, como el episodio de su prendimiento por orden del Rey, siendo entregado a Pedro de Luzón, alcaide del alcázar de Madrid. En aquella ocasión, Álvaro de Luna medió por él, un Álvaro de Luna que no dudaba en defenderle contra las insidias y que ensalzaba su lealtad y su discreción de forma que no perdiera el favor del Rey. Y no sólo lo consiguió, sino que el Monarca no dudó en favorecerle con mercedes como la concesión de la villa de la Aldehuela —también llamada Villanueva de la Torre—, de la que le hizo entrega en 1427. Cuatro años después, Juan II le concedía licencia para fundar mayorazgo en dicha villa para consolidación de sus estados y perpetuación de su linaje. De ese mismo año se conserva la escritura de venta de otro de sus bienes: el lugar de Morquera y tres años más tarde, en 1434, consta la toma de posesión de la aldea salmantina de Torrejón. Ese mismo año, Saldaña adquirió las atarazanas sevillanas, lo que le permitió relacionarse con el almirante don Fadrique Enríquez. También consta su actuación como embajador ante la reina madre de Portugal, Leonor de Aragón, junto a los obispos de Ávila y Burgos y el doctor Garci López de Trujillo.

Elvira de Acevedo falleció en abril de 1433 y el contador contrajo matrimonio el 20 de octubre de 1441 en Madrigal con Isabel de Guevara, hija de Pedro Vélez de Guevara, señor de Oñate, y de Constanza de Ayala, señora de Salinillas. Un mes después del casamiento, López de Saldaña donará a su segunda esposa el usufructo vitalicio de la aldea de Villanueva de la Torre, con su castillo, y no pocas aldeas de Salamanca, si bien muchas de esas propiedades pertenecían a los hijos nacidos del primer matrimonio.

La unión con la hija del señor de Oñate, también sobrina del adelantado Pedro Manrique, colocaba a Saldaña en la alta nobleza castellana emparentándole con los primeros linajes de Castilla, caso de los Enríquez o los citados Manrique. Esto provocó que el contador abandonara el partido del condestable Álvaro de Luna, su mentor, pasándose al de los infantes de Aragón, lo que, en poco tiempo, acabaría por causarle su ruina.

La merced más importante que recibió el contador fue la villa de Miranda del Castañar, que Juan II le entregó tras la victoria realista de Olmedo en 1445, si bien en pocos años sería entregada, con el título condal, a Diego López de Stúñiga. Esta noticia parece contradecirse con la actuación de López de Saldaña en la citada batalla de la que huyó como recogen diversas fuentes. Al apoyar a los infantes, perdedores en dicha contienda, el contador se convertiría en un traidor que sería destituido de su cargo, así como confiscados sus señoríos.

La caída en desgracia y posterior ejecución del maestre de Santiago, su antiguo protector, hizo que no pocas de las rentas de Álvaro de Luna pasaran a sus allegados. Así, de 1453 constan 50.000 maravedís de un ingreso recibido por López de Saldaña en concepto de la escribanía mayor en el Arzobispado de Sevilla y Obispado de Cádiz a repartir con el mariscal Payo de Ribera y Juana Pimentel. El mismo año, ingresó 26.000 maravedís del portazgo de Huete.

No consta que Fernán López de Saldaña volviera a Castilla después de su actuación en Olmedo y sus intentos fallidos de reconciliarse con el Rey, lo que parece indicar que se ocupó de sus bienes a través de intermediarios.

Fernán López de Saldaña probablemente falleció en su villa aragonesa de Bureta, en 1456, teniendo descendencia de sus dos matrimonios. De la primera unión sobrevivieron cuatro hijos, un varón que llevaba su mismo nombre, señor de Villanueva de la Torre, que sucedió en el mayorazgo –desde 1435–, y tres hijas: Elvira, María, y Leonor. Ninguna de las tres tuvo hijos, aunque la última sí se casó constando su dote en 1428.

Enrique IV confirmó al heredero del contador —que se titulaba repostero de camas del Rey— el lugar de La Aldehuela. Si bien de 1459 consta que los hermanos López de Saldaña vendieron lugares de su patrimonio a Diego Arias Dávila, en 1464 hay noticias de la confirmación, por parte del rey Enrique IV de los lugares de Villanueva de las Torres y la villa de La Aldehuela a Fernando López de Saldaña, personaje del que, en ningún caso, puede afirmarse que continuó la magnífica carrera política desempeñada por su padre.

Del segundo matrimonio, Fernán tuvo dos hijos, Pedro Vélez de Guevara, maestresala del Rey que recuperaría parte de los bienes confiscados a su padre y entregados al marqués de Villena, y su hermana Constanza de Guevara, doncella de la reina Juana.

Pero de toda la descendencia solo se perpetuó, durante generaciones, la prole natural de Fernán García de Saldaña, aunque parece que Pedro Vélez también pudo tener hijos naturales. Así el nieto mayorazgo del contador, Nuño López de Saldaña, aparece citado, a principios del XVI, como vecino en Salamanca y en Valladolid y parece que recuperó la herencia que su padre había dilapidado

El auge y la caída del contador Fernán López de Saldaña ha sido interpretada por los especialistas dentro del contexto de personalidades individuales no pertenecientes a linajes fuertes que les permitían sobrevivir ante las adversidades. En este caso, como en el de otros casos, como el del condestable Álvaro de Luna o el contador Pérez de Vivero, dependían del favor regio que, si perdían, les llevaba a la ruina.

Aun así, como muestra de su linaje y casa, Saldaña emuló los símbolos identificativos del poder de la nobleza –armerías, solar…– y particularmente los funerarios como se demuestra en la fundación de una capilla bajo la advocación de Santa María, y denominada con su nombre en el convento de Santa Clara de Tordesillas, en cuyo retablo se encuentran dos representaciones suyas.

 

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Dolores Carmen Morales Muñiz

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